Francia

Reino Unido y Francia refuerzan la seguridad en el paso de Calais

París envía a 120 gendarmes, mientras Londres construirá un área para los camiones que atraviesan el Eurotúnel

«Quiero ser profesor y casarme con una chica guapa», dice a LA RAZÓN, Izen Douglas, que espera cruzar la frontera por el Eurotúnel
«Quiero ser profesor y casarme con una chica guapa», dice a LA RAZÓN, Izen Douglas, que espera cruzar la frontera por el Eurotúnellarazon

París envía a 120 gendarmes, mientras Londres construirá un área para los camiones que atraviesan el Eurotúnel

Quiere ser profesor en la Universidad y casarse con una chica buena y guapa. Añade que británica porque su abuelo lo era. Él no, aunque confía en que le sirva para algo. Está esperando en medio de una rotonda en las inmediaciones del Eurotúnel para colarse como polizón en un camión y cumplir su sueño de llegar a Reino Unido. Se llama Izen Douglas y es el quinto día consecutivo en el que lo intenta. Cuándo caiga la noche, lo volverá a hacer. «¿Y qué importa que haya más policía?», responde cuándo se le interpela por los refuerzos incorporados estos días ante la avalancha y los titulares de periódico. Reconoce que ahora pasar de manera ilegal es «más difícil», pero no tiene otra opción. Nació en Palestina, pero ha vivido veinte años en Siria, de dónde huyó de la guerra civil que asola el país. ¿Por qué arriesgar la vida para ir a Inglaterra y no prefiere quedarse en Francia? «Lo primero es la lengua, además Reino Unido es un sitio seguro y bonito y mis orígenes son de allí», explica. A pesar de esto, reconoce que no se ha puesto en contacto con las autoridades para saber a ciencia cierta si ese Douglas heredado de su abuelo puede ser su varita mágica que le abra las puertas a la novia británica y el doctorado en una prestigiosa universidad.

«Tenemos amigos en Gran Bretaña», añade su compañero Ahmed. Es sirio y muestra su pasaporte con orgullo. Dice que en el campamento apodado «La Jungla», a cinco kilómetros aproximadamente del centro de Calais, hay personas de diferentes nacionalidades: eritreos, etíopes, sudaneses y afganos y que muchos de ellos dicen ser sirios, pero no es cierto. «Somos muy pocos», resalta. Ahmed cree que su origen sirio le puede abrir puertas. La UE divide en su política interior a aquellos inmigrantes considerados ilegales que huyen normalmente de la miseria de aquellos que se ven forzados en salir de su país por persecuciones políticas y religiosas y que pueden aspirar al estatuto de refugiado. El polvorín vivido en África y la grieta que supone Libia desde el derrocamiento del coronel Gadafi han aumentado los flujos y todo indica que va ser muy difícil pararlos.

Hace dos semanas, los Veintiocho no llegaron a un acuerdo para el reparto de 40.000 refugiados varados en Italia y Grecia de nacionalidad siria y eritrea. Alcanzaron la cifra más modesta de 35.000 y acordaron volver a reunirse a finales de año para volver a abordar la situación. Es la primera vez que se pone en marcha este procedimiento de urgencia con una duración de dos años para aliviar temporalmente la presión vivida por estos dos Estados. Este frágil acuerdo fue posible después de que los países europeos se negaran a la introducción por parte de la Comisión Europea de cuotas obligatorias y se decantaran por una fórmula que les permitiera llegar a este objetivo de manera voluntaria.

«No hay medicinas, ni mantas, ni tiendas», explica Douglas sobre la situación vivida en el Campamento. Sabe que hace días murió un chico, no le conocía personalmente pero ha oído hablar de él. A pesar de los pesares, su mirada resplandece cuándo habla de ese incierto futuro dorado. Y a eso se agarra para volver a jugarse la vida en el coladero del Eurotúnel.

Francia y Reino Unido mostraron ayer un frente común contra la presión migratoria en el puerto galo de Calais con el que dejaron claros sus esfuerzos para aplacarla, pero advirtieron de que la respuesta debe ser global y contar con el apoyo del resto de países. «Estamos haciendo frente a una crisis migratoria global que no afecta solamente a nuestros dos países. Responder a ella constituye una prioridad europea y una prioridad internacional», subrayaron en un comunicado conjunto sus respectivos titulares de Interior, Bernard Cazeneuve y Theresa May. La declaración conjunta, publicada por el diario «Le Journal du Dimanche», insistió en que París y Londres no pueden gestionar en solitario una problemática que comienza con la llegada a Europa de los clandestinos. «Muchos de los presentes en Calais para intentar llegar a Reino Unido han pasado por Italia, Grecia y otros países. Francia no es para ellos más que un país de tránsito, razón por la que trabajamos mano a mano con otros Estados de la UE para encontrar una solución satisfactoria», añadieron.

Ante los elevados intentos de intrusión desde hace una semana, que se situaron el martes en los 2.000 y el sábado se redujeron a los cerca de 400, sus gobiernos han puesto en marcha ya medidas de choque. París envió 120 agentes para reforzar la seguridad, mientras que Londres anunció la inversión de 7 millones de libras (unos 10 millones de euros) en la construcción de un área de protección para camiones con destino a Reino Unido y el levantamiento en la terminal de Coquelles de una valla más fuerte.

Ambos ministros reconocieron que ponerle fin implica ampliar el ámbito de actuación. «A largo plazo, toda respuesta perenne pasa por la reducción del número de personas que abandonan África para llegar a Europa por razones económicas», subrayaron en esa declaración, en la que matizaron que «las naciones europeas siempre ofrecerán protección a quienes huyen de los conflictos y de las persecuciones», pero recordaron que «las calles europeas no están hechas de oro». Desde Suecia, el ministro de Justicia, Morgan Johansson, acusó ayer al «premier» británico, David Cameron, de «hacer política» con la crisis migratoria y usar lenguaje divisorio y «poco constructivo». En declaraciones a la BBC, Johansson dijo que Reino Unido «puede hacer mucho más», como acoger a más solicitantes de asilo.

Italia rescata a 3.900 personas en los últimos cuatro días

En el mar Mediterráneo, el buen tiempo ha permitido que el éxodo desde el norte de África hacia Italia, país que sirve de puente con Europa, se haya intensificado y en las próximas horas los puertos italianos esperan recibir a más inmigrantes. Desde el jueves, la Guardia Costera italiana ha socorrido a 3.917 migrantes en el mar: 887 personas fueron auxiliadas el 30 de julio, 1.230 el 31 de julio y 1.800 el 1 de agosto, en distintas operaciones desplegadas en el Mediterráneo. El mar continúa siendo la vía más mortífera para llegar a la UE.