México

Roberta Lajous: «México no es un país de machos»

Roberta Lajous: «México no es un país de machos»
Roberta Lajous: «México no es un país de machos»larazon

La embajadora mexicana en España asegura que las relaciones de su país con España se encuentran en el mejor momento de su historia.

Con Roberta Lajous la Embajada mexicana en España está ocupada por primera vez por un diplomático de carrera. Hasta ahora, todos sus antecesores en Madrid habían sido políticos. Su vinculación con nuestro país viene de lejos. Lajous se formó con los exiliados republicanos españoles en el Colegio de México, la antigua Casa de España. Es una persona culta y refinada, y tiene a gala ser la primera mujer que ocupa la legación diplomática en Madrid, lo que «demuestra que México no es un país de machos». Dice que admira el «tejido social español» y «el sentido de comunidad» que ha encontrado en «las solidarias familias españolas» durante el año y medio que lleva en Madrid. Hoy estará en México para recibir a los Reyes en su primera visita de Estado a un país americano.

–¿Qué México se van a encontrar los Reyes?

–Van a encontrar un país en pleno cambio en el que se acaban de aprobar reformas constitucionales de gran envergadura que transforman aspectos muy importantes de México; reformas que habíamos estado deseando los mexicanos desde hace más de 20 años y que el presidente Enrique Peña Nieto ha tenido la capacidad política de llevar a término. Además, México acaba de renovar la totalidad de la Cámara de Diputados en unas elecciones que han dado el apoyo al mandato para el cambio.

¿Cuál es la reforma más importante aprobada en estos dos años?

–La educativa, y por eso tal vez ha sido la más controvertida, la que ha despertado mayores resistencias. Sin embargo, no hay nada más importante que la juventud mexicana. Nuestro capital más importante son los mexicanos y la elevación de su educación es capital para el país. Muchas inversiones extranjeras se han instalado en México en función de la capacidad que tiene el país. México es ahorita el país que más ingenieros está graduando.

¿Qué le falta a México para convertirse en la locomotora de América Latina?

–Justamente esta reforma. Y también la apertura del sector energético con la inversión privada, la apertura a la competencia en el ámbito de las comunicaciones, que rompe con monopolios y que persigue dar banda ancha para todos. Ha habido reformas también en el ámbito político que han dado muestras muy importantes del cambio. Por primera vez ganó un candidato independiente y eso es resultado de la última reforma política. También hay algo que para mí es muy sentido, y es que el presidente Peña Nieto ha firmado una ley que exige que la mitad de los candidatos de los partidos sean mujeres.

–México tiene tasas de pobreza y de desigualdad muy altas. ¿Cómo pueden resolverse estos problemas?

–Lo primero que tiene que haber es un crecimiento mayor que el que hemos tenido en las últimas décadas. Pero también tiene que haber políticas redistributivas. Hemos tenido una reforma fiscal que recauda más impuestos pero que también da más servicios en la cobertura médica universal y otra serie de programas de impacto social.

–¿Ha logrado el presidente Peña Nieto reducir la violencia?

–Sí, estamos en ese proceso. Las cifras de violencia han descendido, los asesinatos per cápita han bajado, igual que el número de secuestros. Hay políticas específicas destinadas a reducir la violencia que inciden en distintas áreas de gobierno, que son complejas y que tardan tiempo en implementarse. No se puede acabar con la violencia con una varita mágica. Con respecto al Gobierno anterior, donde había una guerra declarada a las drogas y un enfrentamiento directo, este Gobierno ha buscado incidir en la prevención y en las políticas de integración de las comunidades para reducir la violencia.

–¿Fue un error declarar la guerra al narcotráfico?

–Pues mire, es muy difícil juzgar a toro pasado. En ese momento, la situación se consideraba grave y había un consenso en México de que algo había que hacer. Tal vez hubo un énfasis demasiado fuerte, pero hoy en día se ha cambiado completamente de estrategia, que va más hacia la prevención y a la integración social que hacia la confrontación directa. Aunque esto no significa que se haya dejado de luchar.

–¿Cómo calificaría la relación entre EE UU y México?

–En las encuestas de preferencias en política exterior que se hacen en México, España siempre sale calificada en los primeros lugares. Pero hay cada vez una actitud más favorable hacia Estados Unidos. El recelo tradicional mexicano hacia el vecino poderoso ha ido cediendo en la medida en que hay tanta migración mexicana en Estados Unidos. Cerca de 12 millones de mexicanos están viviendo allí, y tal vez 30 millones si contamos la población de origen mexicano.

–¿Y la relación con España?

–Con España hay una identidad muy grande. Es una relación que trasciende la importancia política, económica y cultural. Es un tema casi afectivo. En cuanto a las relaciones diplomáticas, son relaciones jóvenes, que comenzaron en todo su vigor a partir de 1977. El siglo XX fue difícil y el XIX todavía más. Hemos ido construyendo esa relación paso a paso, de manera muy sólida. El presidente Peña Nieto dijo en su discurso en el Palacio Real el año pasado que éste era el mejor momento en las relaciones entre los dos países. Esa frase lo dice todo. Las relaciones políticas son más cercanas que nunca. Así lo prueba el hecho de que el jefe del Estado español ha elegido México como primera visita del continente americano.

–¿Qué le ha sorprendido de España?

–La calidad de vida que tienen los españoles. Sé que es un momento difícil para ustedes y que hay insatisfacción con la crisis económica que ha durado varios años. Pero como mexicana, ya quisiera tener el nivel de vida que tienen ustedes en mi país. Tenemos casi el mismo PIB, pero ustedes son la tercera parte de nosotros. Me admira este tejido social que yo advierto en España, en donde, a pesar de la crisis, la familia ha sido tan solidaria y hay este sentido de comunidad.