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Rodrigo Lara Sánchez: «La solución al conflicto armado está en las manos de los presidentes Santos y Uribe»

El alcalde de la ciudad colombiana de Neiva asegura que la sociedad de su país está «polarizada» por el acuerdo de paz

Rodrigo Lara Sánchez, durante su visita a Madrid
Rodrigo Lara Sánchez, durante su visita a Madridlarazon

Rodrigo Lara Sánchez es el alcalde verde de la ciudad colombiana de Neiva, de 350.000 habitantes, al sur del país, una de las más castigadas por el conflicto con las FARC durante décadas. Este médico llegó a la política hace cinco años, pero nunca fue algo nuevo para él. Es hijo de Rodrigo Lara Bonilla, que fue congresista, alcalde de Neiva y ministro de Justicia de Belisario Betancur. Su padre fue tristemente asesinado por orden del capo de la droga Pablo Escobar en 1984. En una entrevista con LA RAZÓN, Lara Sánchez, del Partido Alianza Verde, explica cuál es su visión de Colombia y de la paz firmada el año pasado con la guerrilla de las FARC.

-Su ciudad, Neiva, ha sido una de las más castigadas de Colombia por las FARC. Tras el logro de la paz, ¿cuáles son las prioridades?

-Neiva ha sido una ciudad muy afectada por el conflicto armado. Las zona de actuación de las FARC han estado muy cerca durante los más de cincuenta años de conflicto, lo que ha dejado 80.000 víctimas en Neiva en todo este tiempo. Uno de cada cuatro de nuestros habitantes ha sido víctima. Muchos llegaron a nuestra ciudad buscando una oportunidad y huyendo de la pobreza. En todo este tiempo ha habido gobiernos que han estado manchados por asuntos de corrupción. Nosotros llegamos encarnando un movimiento diferente, que buscaba reivindicar la política y hablar de transparencia a la hora de gestionar los recursos públicos. Esa ha sido la bandera de nuestro movimiento. Nuestro programa está basado en el desarrollo del campo y de las industrias, en la educación y la parte social, que es fundamental, para disminuir las brechas que existen, y en un buen gobierno que construye con la ciudadanía y permite la participación del sector privado. También buscamos la cultura de la legalidad. En Colombia, históricamente somos muy dados a no respetar las normas y las leyes, ha sido una constante. Y hemos querido cambiar eso.

-¿Qué cosas buenas tiene el acuerdo de paz firmado con las FARC?

-Ha ofrecido que en el último año no hayamos tenido secuestros ni ataques terroristas de las FARC. Eso ha cambiado y ha generado un optimismo ante la posibilidad de generar más desarrollo, con más inversiones que ya no piensan en el conflicto. Eso es lo que esperamos, más inversión y desarrollo para nuestras ciudades.

-¿Está el país más dividido?

-La polarización es una realidad, hay personas que no consideran que esta negociación contribuya al logro de la paz, especialmente entre los afectados por el conflicto, pero también hay empresarios, trabajadores, es un sector muy diverso. Yo sí que pienso que ha contribuido. Por lo menos, ahora vemos los centros de urgencias despejados de heridos y de muertos, que antes era una realidad. Se pueden cometer errores, pero sí que creo que la salida debe ser concertada. Ahora bien, qué tanto se llegue a negociar es lo que definirá finalmente el éxito del proceso. Pero nadie duda de que todos los colombianos queremos la paz y acabar con un conflicto, porque dejamos atrás un conflicto, pero quedan atrás otros muchos conflictos como la desigualdad, la corrupción, la pobreza... Para poder pensar en cómo resolver todo esto hay que consolidar al menos el fin del conflicto armado. Y para eso las dos partes tienen que escucharse más. La solución está en las manos del presidente Uribe y del presidente Santos.

-¿El narcotráfico sigue creciendo en Colombia?

-Colombia sigue siendo el principal productor de cocaína en el mundo a pesar de la cantidad de víctimas que hemos puesto. Es un fenómeno que sigue debilitando los valores de la sociedad. Es muy difícil acabar con la droga cuando existe una demanda tan grande. Pero hay que seguir luchando contra ella.

-Su padre fue una personalidad destacada en la lucha contra el narco, ¿qué enseñanzas extrajo de él?

-La enseñanza de la búsqueda de la verdad y la lucha contra el narcotráfico. Nosotros hemos trabajado mucho este año en el combate al microtráfico -que promueve el consumo de narcóticos entre los jóvenes-, y en desarticular las bandas y mejorar lo entornos.

-¿Confía en que todos los guerrilleros abandonen las armas y el narcotráfico?

-En Colombia hay 50.000 guerrilleros desmovilizados, y ahora quedaban 7.000 guerrilleros en activo, pero no creo que sea un mayor problema desmovilizar a estas personas y ofrecerles una oportunidad de vida distinta. Hay gente, desde luego, que no se ha acogido a este proceso de paz y que van a seguir viviendo del narcotráfico. Con ellos el Estado debe ser implacable.