Atentado en Londres

«Se veía venir, el ambiente estaba muy tenso»

La Razón
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Samila (nombre ficticio) nació en Londres y ha vivido en la ciudad toda su vida. «Éste es mi hogar, pero ha llegado un momento en el que no estoy cómoda aquí. Vivo en constante estado de paranoia por ver quién me dice algo o quién se retira de mi lado cuando entro en el metro. Y todo porque llevo velo», asegura. Tiene 17 años y aunque a sus padres, de origen marroquí, no les hizo gracia que ayer fuera a clase, ella pensó que quedarse en casa era aún peor. Su instituto se encuentra apenas a unos metros de la mezquita que fue atacada de madrugada. «Esto se veía venir. El ambiente estaba cada vez más tenso. La gente está nerviosa con todo lo que está pasando y cuando pasas por determinados sitios, notas que te miran como si fueras un terrorista», señala.

Por su parte, otro joven que ayer miraba todo lo que acontecía desde el otro lado del cordón policial, se mostró especialmente molesto con la presencia de los periodistas. «Han tardado horas en decir que era un ataque terrorista. Se llegó a decir primero colisión e incluso accidente provocado por una persona bebida. Pero la primera reacción nunca fue que era un ataque terrorista. Porque ha sido contra una mezquita y no contra una iglesia», recalca. «A los musulmanes nos pasan cosas todos los días, pero no se publican», denuncia. «El año pasado tiraron una bomba casera mientras la gente estaba rezando, pero nadie se enteró de nada porque no salió en ningún sitio», añade.

Según la organización Tell MAMA, una mezquita es atacada cada dos semanas en Reino Unido. Entre 2013 y 2016, se registraron cien ataques. El 58% de los asaltos reportados fueron contra mujeres. De ellos, en el 80% de los casos éstas llevaban ropa asociada con el islam, como el hiyab o niqab.

Con todo, los propios vecinos de Finsbury Park son los que más condenaban ayer el ataque. «Somos una comunidad muy unida, y una panda de degenerados, sean de la religión que sea, no nos va a separar», aseguraba una mujer con una camiseta que ponía «Stop racismo». La zona se llenó rápidamente de ramos de flores con mensajes de apoyo. «Nuestras oraciones para la comunidad musulmana. No dejaremos que el odio nos divida. Vuestros vecinos judíos», rezaba una de las notas.