Represión en Venezuela

Sin víveres en los mercados chavistas

La apertura electoralista de puestos solidarios aprobada por Maduro provoca el efecto contrario en los venezolanos: miles de ellos se vuelven a casa con las manos vacías y protestan en las calles.

El Palacio de Miraflores difundió ayer esta imagen de Maduro aclamado por una multitud en Maracaibo, en el estado de Zulia
El Palacio de Miraflores difundió ayer esta imagen de Maduro aclamado por una multitud en Maracaibo, en el estado de Zulialarazon

La apertura electoralista de puestos solidarios aprobada por Maduro provoca el efecto contrario en los venezolanos: miles de ellos se vuelven a casa con las manos vacías y protestan en las calles.

A una semana de las elecciones venezolanas, el Gobierno de Nicolás Maduro multiplica sus esfuerzos para acortar la amplia ventaja respecto a la oposición, según recogen los sondeos. Las principales maniobras electoralistas, sin embargo, han tenido resultados nefastos. La última iniciativa: abrir mercados con productos a precio solidario, que terminó en enfado de miles de personas que esperaban para recoger su cesta de comida y tuvieron que marcharse a casa con las manos vacías. Las habituales colas que voltean las esquinas de la capital se multiplicaron durante el fin de semana con la apertura de los mercales –mercados a cielo abierto con precios bajos–. En la plaza Caracas la fila se alargaba 300 metros con personas que llegaron al lugar de madrugada y se fueron por la tarde sin recibir nada. Durante la espera de más de ocho horas la multitud reclamó a gritos «queremos comida», así como la presencia de las televisiones nacionales para reportar la «estafa» del Gobierno. En otras regiones del país se repitieron esos incidentes, algunos con barricadas.

El propio ministro de Alimentación, Carlos Osorio, reconoció el fracaso de la iniciativa: «Sabemos que hay zonas donde no estamos llegando con el operativo, pero vamos a llegar el miércoles y el sábado, y así, sucesivamente, vamos a ir peinando a toda Venezuela para llegar a todas las comunidades». El Gobierno venderá en Caracas un promedio de 27.000 toneladas de alimentos para llegar a 894.000 familias, es decir, a 3,57 millones de personas, según prometió el ministro. Los mercados permanecerán abiertos hasta el 26 de diciembre, pero la oposición ya ha avisado de que eso es «totalmente falso» y que se acabarán el día después de los comicios, mientras que los oficialistas responden que ésa no es una iniciativa «electorera» y culpan a los opositores de informar por las redes sociales de supuestos mercales para confundir a la población.

No es la primera ocasión que una decisión electoralista de Maduro provoca el efecto contrario. A mediados de noviembre, el Gobierno impulsó a través de su política de Precios Justos una rebaja considerable en determinados productos. Los huevos se venden a 420 bolívares un cartón de 30 unidades, mientras que antes costaban 1.500, tras haberse encarecido un 500% en el último año. La población se echó a la calle en busca de huevos. Productores y vendedores dejaron de ofrecer los porque no les salía rentable. Lo mismo sucedió con el pernil, un jamón típico para Navidad. En el mercado caraqueño de Chacao las tres puestos de huevos están cerradas. En una de ellas cuelga un cartel donde se lee: «No coma huevos, coma cuento. No coma huevo, coma aguacate Maduro». Un enojo que se ha extendido a una población que quiere «cocinar los platos típicos navideños», como reclama Yimara Subero, de 62 años. A pocos metros, varias mujeres caminan orgullosas cargadas de huevos y varias personas las paran para preguntarles dónde los compraron. Al llegar al supermercado, a dos manzanas, ya se han agotado. «Cuando nos llegan huevos o pernil, la gente se abalanza como tiburones», cuenta uno de los dependientes del supermercado Excelsior Gama, quien asegura que llevan una semana sin recibir pernil.

Esa suerte de «alimentos para todos» se ha complementado con políticas estructurales de «regalos para todos». Maduro anunció el reforzamiento de la misión Mi Casa Bien Equipada con una mayor distribución de muebles. En un acto electoral envuelto en la habitual oratoria asamblearia popular, el presidente venezolano pidió encontrar a todos los fabricantes de muebles e inspeccionar el correcto funcionamiento de las fábricas Haier, compañía dedicada a la venta de electrodomésticos. La promesa airea los temores a un nuevo Dakazo como el de noviembre de 2013, cuando Maduro decretó una fuerte rebaja del precio de los electrodomésticos y miles de vendedores y fabricantes se arruinaron. La decisión tan sólo sirvió para que el líder chavista recuperara su deteriorada popularidad. Las últimas medidas han agravado escasez y han disparado la bachaquería –venta ilegal de productos a un precio más elevado–, un lastre que arrastra el país y que Maduro considera una «guerra económica» instigada por la oposición.

El Gobierno se afana desde hace tiempo en recortar la distancia respecto a la oposición, que, según indica la mayoría de encuestas, aventaja en un 30% al gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Otra de las estrategias consistió en establecer varios incrementos salariales, dirigidos especialmente a fortalecer sus bases. En octubre el Gobierno anunció un aumento del 30% en el sueldo de los trabajadores de la Administración Pública y los militares de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, así como una ligera subida del salario mínimo. El chavismo engrana su maquinaria a golpe de decreto y gasto para ganar «como sea», tal y como reza su lema.