Irak

Sobrevivir en el infierno de Mosul

Más de 600.000 niños viven asediados por los yihadistas, que les obligan a jugar en las calles para impedir los ataques del Ejército iraquí

Una niña enferma iraquí que ha logrado huir de Mosul, ayer, en el campamento de Debaka
Una niña enferma iraquí que ha logrado huir de Mosul, ayer, en el campamento de Debakalarazon

Más de 600.000 niños viven asediados por los yihadistas, que les obligan a jugar en las calles para impedir los ataques del Ejército iraquí

Una semana después de que comenzara la ofensiva sobre Mosul, más de un millón de personas permanecen aún en el interior de la ciudad, el último bastión del Estado Islámico (EI), Daesh. Entre ellos, tal y como confirma la organización humanitaria Save The Children, se encontrarían 600.000 niños. Los accesos de la ciudad permanecen bloqueados por los miembros del EI, que impiden la salida de miles de civiles a los que han comenzado a emplear como escudos humanos. Además, el empleo de minas, extendidas por todos los caminos de acceso a la ciudad, ha complicado la huida de la población, lo que deja como única vía de escape posible el desierto que comunica Irak y Siria.

«Tan sólo 5.000 personas han podido escapar de Mosul desde el lunes debido al grave riesgo que corren las familias. Por un lado, si se quedan en sus casas pueden ser víctimas del fuego cruzado o bombardeos, mientras que por otro lado, si intentan escapar pueden ser víctimas de los francotiradores del Daesh, minas trampa o bombardeos, por lo que pedimos que la coalición priorice las vías de escape seguras», explica a LA RAZÓN David Andrés Viñas, portavoz de Save the Children en Irak. Además, en las últimas horas, tal y como una fuente de la inteligencia iraquí habría confirmado a la cadena de televisión CNN, el EI habría ejecutado a 284 hombres y los niños habrían sido empleados como escudos humanos contra las fuerzas de la coalición. Según asegura Naciones Unidas, unas 550 familias podrían estar siendo utilizadas como escudos humanos en las aldeas alrededor de Mosul –Samalia y Najafia– mientras que las fuerzas iraquíes y los rebeldes kurdos luchan contra la organización terrorista por la toma de control de la segunda ciudad más grande de Irak.

Tal y como ha confirmado la ONU, se espera que en las primeras semanas unas 200.000 personas sean desplazadas, aunque en el peor de los escenarios se calcula que hasta un millón de personas puedan llegar a huir de Mosul. No obstante, solo en los últimos tres meses, desde que comenzara el avance hacia la parte interna de la ciudad, han sido desplazadas unas 150.000 personas de los caminos que van hacia Mosul, lo que representa un grave problema para la reubicación de todas esas familias. «La ONU calcula que dispone de unas 60.000 plazas en campos de desplazados internos y se está trabajando para tener preparadas unas 250.000 plazas más. Sin embargo, si se diera el peor de los escenarios, es decir, que se desplace ese millón de personas, los campos se desbordarán y ello se debe a la falta de financiación que no ha permitido a la ONU estar preparada a tiempo». Al inicio de la ofensiva Naciones Unidas tan sólo había recibido el 58% de la financiación solicitada, lo que ha originado que, «la respuesta a esta crisis humanitaria, incluyendo campamentos de emergencia, sea crítica e insuficiente», según ha reclamado la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA). No hay que olvidar que al millón y medio de personas que viven en Mosul y que podrían ser desplazadas, se suman los 3,3 millones de personas, desplazados internos, a los que ya atendía la ONU antes de que se iniciara la ofensiva sobre Mosul.

Además, tal y como explica a LA RAZÓN, la experta sobre Irak de la Universidad de Kingston Ruwayda Mustafah, «el Gobierno kurdo y el iraquí han establecido temporalmente tiendas de campaña donde se supone que las personas desplazadas han de permanecer, pero esto es después de un proceso de investigación tras asegurarse de que no están afiliados a Daesh. Hay un gran temor de que los terroristas puedan infiltrarse entre los desplazados internos con la esperanza de escapar».

Mientras, en el interior de la ciudad, el paso del tiempo juega a favor de las familias que permanecen bloqueadas. Según indica a LA RAZÓN el experto en seguridad para el Kurdistán iraquí, Amanj Shawkat, «realmente se teme que el Estado Islámico pueda emplear armas químicas en Mosul, que es el centro de producción de este tipo de armamento y que ocasionalmente han empleado ya contra el Ejército iraquí y los rebeldes ‘pesmerga’». Además, tal y como afirma el portavoz de Save the Children para Irak, se sabe que «el Daesh está forzando a los niños a jugar en las calles de Mosul para hacer más difícil a los operativos de la coalición internacional que bombardeen sus centros de comandamiento».

En estas condiciones, matiza Shawka, «será difícil liberar Mosul, será un proceso largo y costoso. Además, Daesh intentará asaltar otras zonas en el Kurdistán, tal y como ocurrió esta semana en la ciudad kurda de Kirkuk, algo que forma parte de una estrategia de confusión. Tanto en la zona de Kurdistán como en el resto del país, todo el mundo sabe que Daesh se ha convertido en una organización terrorista que lucha desesperadamente por permanecer en el territorio. Su problema real es que se están convirtiendo en una organización subterránea, una guerrilla que combate de forma asimétrica, como lo hizo anteriormente Al Qaeda».

La batalla por Mosul no ha hecho más que comenzar y tal y como indican los expertos desplegados en el área, será un conflicto costoso y largo, pese a las renovadas fuerzas y el propósito común de la coalición.

Erdogan divide a EE UU e Irak

El secretario de Defensa estadounidense, Ashton Carter, llegó ayer a Bagdad en una visita sorpresa para analizar con el primer ministro iraquí, Haidar al Abadi, y otros responsables y líderes de seguridad del país las últimas novedades en la guerra contra el EI y la actual ofensiva sobre Mosul. Las conversaciones entre ambos también giraron en torno al papel de Turquía en la batalla por arrebatar al EI su último gran bastión en Irak. Carter señaló que EE UU quiere contar con Turquía en las operaciones contra el EI, si bien aún se elaboran los detalles de esta participación. El punto más polémico en las relaciones turco-estadounidenses es el rol de las milicias kurdas YPG en Siria: para Washington son su más firme aliado en la lucha contra el EI, mientras que para Ankara se trata de una organización terrorista por sus vínculos con la guerrilla kurda de Turquía, el proscrito Partido de Trabajadores de Kurdistán (PKK).