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Sólo inmigrantes cualificados y con seguro médico

Nigel Farage, líder del Partido por la Independencia de Reino Unido (UKIP)
Nigel Farage, líder del Partido por la Independencia de Reino Unido (UKIP)larazon

Farange propone una moratoria de cinco años para los extranjeros sin estudios.

Nigel Farage, líder del eurófobo UKIP, prometió ayer devolver la «cordura» a la política migratoria de Reino Unido con un sistema que sólo permitiría la entrada a inmigrantes cualificados, que tendrían además que pagarse un seguro médico durante sus primeros cinco años de residencia. En circunstancias normales, una formación con tan sólo dos escaños en la Cámara de los Comunes no acapararía todos los titulares en la antesala de las elecciones generales del próximo 7 de mayo. Sin embargo, el UKIP –cuya principal promesa es sacar al país de la Unión Europea– ha puesto en jaque al bipartidismo de Westminster, convirtiendo la inmigración en el tema estrella y obligando a los candidatos a radicalizar su discurso ante Bruselas. Su intervención era, por tanto, de lo más esperado. Y ésta vino con sorpresas y cambios de última hora. Farage abandonó su gran plan de limitar la inmigración laboral en Reino Unido a 50.000 llegadas al año, una propuesta que se había convertido en la punta de lanza del partido y cuyo portavoz en dicha materia había defendido hasta el pasado viernes. En su lugar, el líder eurófobo señaló que había que volver «a la normalidad» y recuperar las cotas vistas entre 1950 y el año 2000, con una horquilla de entre 27.000 y 50.000 contratos a extranjeros por año. Por otra parte, pese a que la formación había defendido en los últimos meses una moratoria de cinco años para todos los inmigrantes, la propuesta final cierra sólo las puertas a los trabajadores no cualificados. Y esto implica tanto a extracomunitarios como a europeos. Con respecto a los cualificados, Farage propone un sistema de puntos similar al que ya existe en Australia. Los aspirantes a un visado de trabajo temporal de cinco años deberían tener un contrato con ingresos superiores a las 27.000 libras anuales (35.000 euros), con excepciones, como las enfermeras. Durante este periodo de tiempo, no podrían pedir ayudas sociales ni usar el sistema público de salud, por lo que tendrían que sacarse un seguro médico privado. Si cumplen la ley, luego podrían solicitar la residencia permanente. «Como partido, no tenemos ningún prejuicio por nacionalidad, religión o raza, pero pedimos un retorno a la cordura. Reino Unido tiene que recuperar el control de sus fronteras y de su política migratoria», aseguró. Su discurso llegó tan sólo días después de que las estadísticas hayan puesto contra las cuerdas al «premier» David Cameron por haber roto su promesa de reducir por debajo de 100.000 personas la inmigración anual neta. La diferencia entre los que entran al país y los que salen ha ascendido a 298.000 personas.

El último sondeo realizado por ComRes y ITV mostró que el UKIP es el partido que genera más confianza en inmigración. Sin embargo, el 44% de los encuestados considera que es racista y el 47% asegura que no es una formación creíble. La formación se sitúa como tercera fuerza del país en número de votos, por detrás de laboristas y conservadores, pero es improbable que en mayo saque un alto número de escaños debido a las peculiaridades del sistema electoral británico mayoritario uninominal. Sí puede aspirar a ser un partido bisagra. La presión que ejerce el UKIP con su monodiscurso sobre inmigración amenaza con modular el programa del partido de Cameron.