Reino Unido

May sacrificará a Johnson por su supervivencia

En un intento de recuperar su autoridad, la «premier» planea remodelar su Gobierno

La primera ministra británica, Theresa May
La primera ministra británica, Theresa Maylarazon

En un intento de recuperar su autoridad, la «premier» planea remodelar su Gobierno.

La premier Theresa May atraviesa su peor momento. Tras el varapalo electoral del pasado mes de junio, su desastroso discurso ante el congreso anual del Partido Conservador y el complot que estaban preparando 30 tories para pedir su dimisión, hay muchas voces en Westminster que no le auguran tomar si siquiera el turrón en Downing Street. Sin embargo, ella no está dispuesta a tirar la toalla y, en el enésimo intento de recuperar la autoridad perdida, estaría preparando una reestructuración de su Ejecutivo para eliminar a los supuestos conspiradores.

Entre estos figura supuestamente el ministro de Asuntos Exteriores, Boris Johnson, a quien la premier podría destinar a un ministerio menor. Según The Sunday Times, la dirigente conservadora tiene previsto reformar su Gobierno después de la próxima reunión del Consejo Europeo, que tendrá lugar el próximo 19 y 20 de octubre.

Precisamente, a fin de desbloquear las conversaciones del Brexit, May había dulcificado su tono considerablemente en sus últimas intervenciones. Sin embargo, cada una de ellas estuvo boicoteada por Johnson, a quien muchos acusan de querer iniciar formalmente la batalla por el liderazgo de la formación.

"Nunca he rehuido un desafío. Ese es mi estilo y no voy a cambiarlo ahora. Soy la primera ministra y mi trabajo me obliga a tener siempre a los mejores en mi gabinete, a aprovechar al máximo el gran talento disponible en mi partido", respondió May al ser preguntada por el futuro del responsable de la diplomacia británica en una entrevista publicada ayer por el dominical, donde la líder conservadora recalcó que no se metió en política “para tener una vida fácil”.

Se trataba de la primera entrevista concedida tras el bochornoso discurso del pasado miércoles con el que clausuró el congreso anual de la formación. Sabía que había mucho en juego. Tras perder la mayoría absoluta en las generales de junio que ella misma adelantó, debía dar un mitin con el que recuperar la confianza. Pero nada más lejos de la realidad. Aparte de quedarse literalmente sin voz por un fuerte catarro, las letras del eslogan que protagonizaba el escenario comenzaron a caerse y, en un alarmante fallo de seguridad, un espontáneo fue capaz de acercarse hasta ella para entregarle en mano una falsa carta de despido “firmada” por Johnson, su enemigo acérrimo. En definitiva, fue la viva imagen de un líder a la deriva. Y aunque el público se puso en pie en varias ocasiones para aplaudirla, daba la sensación que lo hacían más por compasión que por apoyo.

Según The Sunday Times, el mismo jueves, tres ministros abordaron la posibilidad de forzar la dimisión de la premier antes de las próximas navidades, aunque otros miembros del Gobierno quieren una "transición ordenada".

Respecto a la imagen de debilidad que proyectó tras su accidentado mitin, May negó en su entrevista que llorara al abandonar el escenario y criticó el retrato que algunos medios proyectan de ella. "Un día los periodistas me acusan de estar hecha de hielo o de ser un robot y otro dicen que soy una mujer llorona que necesita una buena noche de sueño reparador", dijo May, quien confesó que, "como todo el mundo", puede "sufrir", aunque recalcó ser "muy resistente".

Sin embargo, lo que parece cada día más claro es que May no tiene futuro dentro de la formación más allá de marzo de 2019, cuando está previsto que el Reino Unido salga oficialmente del bloque. Según el dominical, una vez hayan finalizado las negociaciones del Brexit, en torno a la mitad del Ejecutivo quiere que deje su puesto para poner a un nuevo líder de cara a las próximas elecciones.

Varios ministros de peso han mostrado en los últimos días su apoyo a May, incluido el propio Johnson, quien ha pedido a sus colegas unidad para parar el avance de los laboristas en las encuestas. Pero la guerra civil en las filas tories es ya un secreto a voces y la preocupación ha llegado hasta Bruselas donde, según The Times, altos cargos diplomáticos cuestionan la autoridad de la premier para continuar las conversaciones de Brexit, a día de hoy, completamente estancadas.

En este sentido, el Partido Conservador de May anunció ayer la expulsión de dos de sus eurodiputados - Julie Girling y Richard Ashworth- por romper la disciplina de voto y apoyar en el Parlamento Europeo la moción en la que se insta a Londres a hacer más por acercarse a la postura de Bruselas.

Cuando el mes pasado terminó la cuarta ronda de conversaciones, el ministro británico del Brexit, David Davis, señaló que se habían hechos progresos “considerables”. Sin embargo, el representante del bloque, Michel Barnier, recalcó que podrían quedar en un punto muerto durante meses, a menos que Reino Unido acepte cumplir todos sus compromisos financieros.

La factura de salida sigue siendo el gran punto de fricción entre ambas partes. Mientras la Comisión Europea baraja un número que ronda los 60.000 millones de euros, según la prensa británica, Londres estaría pensando más una cifra en torno a los 22.000 millones de euros.

Y aunque se han acercado posturas sobre los derechos de los ciudadanos y la frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte, parece que Bruselas no está aún por la labor de comenzar la segunda fase de las negociaciones, centrada en la futura relación con el Reino Unido tras el divorcio.