Estados Unidos

Trump tienta a un tiburón de las finanzas para su equipo

El presidente electo de EE UU quiere a Wilbur Ross, un multimillonario que compra empresas en bancarrota, como secretario de Comercio.

«Tater», el último pavo indultado. En su último Día de Acción de Gracias como presidente de Estados Unidos, Barack Obama cumplió ayer con la tradición de indultar un pavo en los jardines de la Casa Blanca
«Tater», el último pavo indultado. En su último Día de Acción de Gracias como presidente de Estados Unidos, Barack Obama cumplió ayer con la tradición de indultar un pavo en los jardines de la Casa Blancalarazon

El presidente electo de EE UU quiere a Wilbur Ross, un multimillonario que compra empresas en bancarrota, como secretario de Comercio.

Le llaman el «rey de las bancarrotas». Wilbur Ross compra empresas que vende después de reestructurarlas. Ya sean de la industria de acero, el carbón, los tejidos, las telecomunicaciones o la inversión extranjera. Y en las operaciones suele ganar cientos de millones de dólares. Así es como Ross, de 78 años, se ha convertido en uno de los hombres más ricos de Estados Unidos, con una fortuna de 2.900 millones de dólares. Ahora es el hombre que el presidente electo, Donald Trump, quiere al frente del Departamento de Comercio. A Ross le debe las ideas de sus iniciativas económicas durante la campaña de volver a negociar los acuerdos comerciales, que calaron entre la clase media blanca, fundamental para su victoria contra Hillary Clinton.

Trump no sólo le premia su lealtad durante la carrera presidencial, sino que le pone al frente del Departamento de Comercio porque ha demostrado saber cómo sacar rendimiento a la industria manufacturera estadounidense, incluso cuando está en sus peores momentos. Ross estuvo detrás de dos de las mayores operaciones de compra de empresas de acero en Ohio hace casi 20 años, que luego vendió por 4.500 millones de dólares. Años más tarde, hizo algo parecido con una empresa metalúrgica en Virginia Occidental, que compró después de que un accidente terminase con la vida de 12 trabajadores. En 2011, se deshizo de ella por 3.400 millones de dólares. Hizo algo similar en el sector de la inversión en 2008, cuando adquirió varios bancos estadounidenses y europeos golpeados por la crisis financiera.

El futuro presidente necesita a alguien agresivo en cuestiones comerciales si va a cumplir su promesa de acusar a China de manipular su moneda y abandonar el NAFTA (acuerdo comercial con México y Canadá). Ya lo dijo Trump hace unos días en un vídeo: «Ya sea con la producción de acero o la construcción de coches o la cura de enfermedades, quiero que la próxima generación de producción e innovación esté aquí en nuestro gran país, en Estados Unidos».

El hombre de negocios aprovechó la fiesta de Acción de Gracias, la más familiar en EE UU, para emitir un vídeo de poco menos de un minuto y medio de duración en el que llamó a la unidad. Trump, que prefirió colocarlo de forma directa en la página de Youtube, indicó que «rezo porque empecemos a curar nuestras divisiones y sigamos hacia adelante como un solo país, fortalecido por un propósito compartido y resolución común. Acabamos de terminar una campaña política con muchas heridas».

«Las heridas no desaparecen de forma rápida, desafortunadamente, pero tenemos que aprovechar que está ante nosotros la oportunidad de hacer historia juntos y traer un cambio real a Washington, seguridad real a nuestras ciudades y prosperidad real a nuestras comunidades», explicó el futuro presidente.