Asia

Seúl

Trump ve progresos en la vía diplomática con Corea del Norte

El presidente surcoreano, Moon Jae In, y su mujer esperan mientras Trum y Melania participan en la ceremonia de firmas en el libro de invitados ilustres de la Casa Azul
El presidente surcoreano, Moon Jae In, y su mujer esperan mientras Trum y Melania participan en la ceremonia de firmas en el libro de invitados ilustres de la Casa Azullarazon

El presidente de EE UU visita Seúl y abandona por un día la guerra verbal con Kim Jong Un para pedirle que vuelva a la mesa de negociación y pacten una salida a la crisis nuclear.

Sin recurrir a la vía militar, pero armados hasta los dientes. El presidente norteamericano, Donald Trump, aseguró ayer en Seúl estar abierto a realizar esfuerzos diplomáticos para resolver el conflicto con Corea del Norte e instó a Pyongyang a sentarse en la mesa de negociaciones. No obstante, y pese a no priorizar la opción militar en su discurso, no dejó pasar la oportunidad de cerrar unos acuerdos comerciales con Corea del Sur que harán llegar al país grandes cantidades de equipamiento militar estadounidense con el fin de protegerse de su vecino del norte.

Lejos de sus incendiarios tuits y habituales salidas de tono, Trump empleó una sosegada retórica con la que aseguró que, aunque está dispuesto a utilizar todo su poderío militar para detener la amenaza nuclear del régimen de Kim Jong Un si fuera necesario, esperaba no tener que hacerlo. Aun con esas expectativas, el magnate prefirió prevenir y solicitó al Congreso de EE UU 4.000 millones de dólares (unos 3.500 millones de euros) adicionales «para detectar, derrotar y defender al país contra el uso de misiles balísticos por parte de Corea del Norte». Tras insistir en la fuerte relación que le une al presidente surcoreano, Moon Jae In, y el «gran progreso» logrado para contener a Pyongyang, ambos líderes llamaron a la desnuclearización del país comunista en la rueda de prensa conjunta que dieron en la Casa Azul, la residencia presidencial. «Tiene sentido que Corea del Norte se siente en la mesa» y que «haga lo correcto, no sólo por ellos mismos sino por la Humanidad», apuntó Trump en la primera jornada de su visita al país dentro de su gira por Asia. El «Air Force One» del presidente estadounidense aterrizó pasadas las doce de la mañana en la base aérea de Osan, a 64 kilómetros al sur de Seúl. Tras ser recibidos por la ministra de Asuntos Exteriores, Kang Kyung Wha, volaron en helicóptero al cuartel de Camp Humphreys. Allí –hogar de 28.500 militares americanos–, Trump compartió el almuerzo con la tropa y recibió la visita sorpresa de Moon, en un gesto que buscaba reforzar una alianza que se ha visto debilitada en los últimos tiempos por las diferencias entre ambos. «Hoy es un día histórico porque es la primera vez que los presidentes de Corea del Sur y EE UU se reúnen en una base militar surcoreana para animar a los soldados», presumió Moon.

La tensión en la región ha ido en aumento desde que el pasado 3 de septiembre Corea del Norte realizara un ensayo nuclear de gran potencia y recientemente disparara dos misiles que sobrevolaron territorio japonés. Desde entonces, Kim y Trump no han hecho más que avivar la llama de la que numerosos analistas consideran podría ser una guerra nuclear. A las continuas amenazas de Pyongyang, se ha sumado la beligerante actitud de Trump y las numerosas maniobras militares protagonizadas por Washington y Seúl que tanto enfurecen a Kim. Precisamente, ahora mismo en las inmediaciones de la península hay desplegados tres portaaviones y un submarino nuclear estadounidenses para realizar ejercicios en los próximos días, una acción que el periódico norcoreano «Rodong Sinmun» –altavoz del régimen– ya ha criticado. «Mientras Estados Unidos y sus seguidores continúen sus actos hostiles contra nosotros, reforzaremos aún más nuestra preciada y nuclear espada de la justicia», advertía en el editorial.

Para contrarrestar la amenaza norcoreana, Trump anunció que Seúl planea comprar un buen número de armas estadounidenses. «Corea del Sur va a pedir miles de millones de dólares de ese equipamiento, algo que para ellos tiene mucho sentido y para nosotros se traduce en empleos, reduciendo nuestro déficit comercial con Corea del Sur», explicó. Moon confirmó ese pacto, que calificó de «esencial», y afirmó que Seúl también iniciará conversaciones para comprar más activos estratégicos estadounidenses con el fin de mejorar las capacidades de defensa de Corea, como equipos de vigilancia militar o incluso submarinos de propulsión nuclear.

Como sucediera en Japón el lunes, los tratados comerciales ocuparon buena parte de las conversaciones. En esta ocasión, Trump reclamó un tratado de libre comercio «justo y recíproco» que sustituya al existente con el objetivo de acabar con el déficit de su relación comercial con Seúl.

Su visita, precedida por la parada en Japón y segunda escala del periplo que le va a llevar mañana a China y después a Vietnam y Filipinas, es una de las etapas de la gira más desafiante para el empresario reconvertido a político. No sólo por lidiar políticamente con el conflicto norcoreano, sino por mostrarse cauteloso en sus comentarios cuando está situado a menos de 60 kilómetros de una de las fronteras más peligrosas del mundo. Desde allí, Trump urgió a todos los países a implementar por completo las sanciones de Consejo de Seguridad y, mientras alabó los esfuerzos llevados a cabo por Pekín a la hora de colaborar para resolver el conflicto, se mostró esperanzado en la reunión que mantendrá con el presidente ruso, Vladimir Putin, en la próxima cumbre de la APEC.