Historia

Armenia

Turquía se sitúa ante el espejo del mal

Manifestantes reclaman ante la Asamblea Nacional de París en 2006 que Turquía se una a esta lista
Manifestantes reclaman ante la Asamblea Nacional de París en 2006 que Turquía se una a esta listalarazon

El empleo del término «genocidio» por parte del Pontífice ha desatado la ira del presidente turco, Recep Tayip Erdogan, que se ha mostrado ofendido ante las acusaciones de asesinato masivo contra sus predecesores del Imperio Otomano.

El empleo del término «genocidio» por parte del Pontífice ha desatado la ira del presidente turco, Recep Tayip Erdogan, que se ha mostrado ofendido ante las acusaciones de asesinato masivo contra sus predecesores del Imperio Otomano. El moderno «sultán» de Turquía, que busca revivir las glorias imperialistas pasadas, ha criticado duramente al Papa y le ha advertido de que no vuelva a cometer el mismo error. «No permitiré que los eventos históricos sean sacados de contexto y empleados en una campaña en contra de nuestro país y de nuestra nación», aseguró Erdogan en uno de los muchos ataques lanzados por miembros de su Gobierno, desde el ministro de Asuntos Exteriores, hasta el primer ministro, Ahmet Davutoglu, el cual acusó a Francisco de haberse unido al «eje del mal» que conspira contra Turquía.

Ankara reaccionó de forma rápida y contundente retirando a su embajador ante el Vaticano pocas horas después de que el Papa se atreviera a nombrar el genocidio armenio. Asimismo, ha prometido que tomará más medidas, con su ya habitual actitud desafiante que ha caracterizado al Gobierno de Erdogan, a medio camino entre el orgullo y la propaganda patriótica. En esta ocasión, la disputa con la Santa Sede es especialmente sensible, no sólo porque coincide con el aniversario de la matanza, sino porque la simbólica fecha llega a dos meses de las elecciones parlamentarias en las que el partido de Erdogan busca revalidar su poder. Con su dura respuesta ante las palabras de Francisco, «el AKP (partido islamista que gobierna Turquía) busca atraer el voto nacionalista, de los sectores más laicos y de las minorías como los kurdos», explica a LA RAZÓN Cinar Kiper, periodista independiente turco. Al mismo tiempo, según Kiper, «el Gobierno intenta mandar un mensaje de advertencia a Occidente» de cara a la conmemoración del centenario del genocidio la próxima semana, cuando Turquía se verá sometida a muchas críticas y presión internacionales.

La oposición, también molesta

Respecto al genocidio armenio, existen pocas voces disidentes en Turquía y también los partidos opositores y los movimientos no islamistas se han mostrado molestos por la toma de posición del Pontífice. Tal y como escribió el periodista Mustafa Akyol en una «carta abierta al Papa Francisco», publicada por el diario turco «Hurriyet» esta semana, muchos en Turquía se sienten atacados e indignados porque no se hable y no se reconozca también el sufrimiento de algunas comunidades musulmanas en el marco de las atrocidades cometidas antes y durante la I Guerra Mundial. Eso es también lo que destacó el Gobierno turco en un comunicado oficial emitido tras las palabras del Santo Padre, dándole un matiz abiertamente religioso a la cuestión y planteándola como un «choque de civilizaciones» entre cristianos y musulmanes, entre Oriente y Occidente. Asimismo, el Ministerio de Asuntos Exteriores denunció el «fanatismo religioso y cultural» que motivó la resolución adoptada por el Parlamento Europeo esta semana, en la que pide a Turquía que reconozca el genocidio y se reconcilie con Armenia. En este caso, Turquía acusó a la UE de ver sólo «una versión de la Historia» y «excluir a las religiones y culturas diferentes».

La explotación por parte de Ankara del aspecto religioso hace temer que este incidente entre Turquía y la Santa Sede inflame una vez más los odios sectarios en Oriente Medio, donde a día de hoy sigue habiendo comunidades armenias herederas de aquellos que tuvieron que huir hace un siglo, perseguidos y deportados por los otomanos. Según Georges Fahmi, experto del Centro Carnegie para Oriente Medio, la actual crisis podría añadir tensión en países donde ya la hay, como en el caso de Líbano. En esta nación, la comunidad armenia tiene unos 150.000 miembros y detenta una destacada presencia en la economía e incluso una cuota en el Parlamento y en el Gobierno. Hace poco, un grupo de manifestantes armenios atacó al embajador turco en Beirut y, coincidiendo con el aniversario del genocidio, se esperan más manifestaciones y protestas en contra de Turquía, con la que Líbano tiene importantes relaciones políticas y comerciales. Fahmi explica a LA RAZÓN que, más allá de ese país, las comunidades armenias u otras minorías cristianas están ahora mismo más preocupadas por otros problemas y se sienten ante todo amenazadas por el grupo radical Estado Islámico, especialmente en Irak y Siria, donde los armenios forman parte de las minorías religiosas y étnicas que han sido blanco de ataque por parte de los yihadistas. Asimismo, Fahmi considera que esta crisis diplomática no afectará a las relaciones entre el mundo musulmán y el Vaticano –o, de forma más amplia, los países cristianos– porque existen muchos otros intereses y vínculos que pesan más. Pero desde la propia Turquía se teme que el incidente pueda afectar a las relaciones del país con la comunidad internacional, y no sólo en el plano diplomático. Muchos analistas y periodistas turcos se preguntan estos días si EEUU será el siguiente país en reconocer el genocidio, lo cual podría suponer, por ejemplo, un cambio en la cooperación militar entre Washington y Ankara. Animados por el Papa, otros líderes mundiales podrían seguir su ejemplo esta semana, coincidiendo con el centenario, y desde la Casa Blanca ya se ha apuntado a ello.

Más de 20 países lo reconocen oficialmente, así como otras comunidades e instituciones, incluida ahora la Iglesia de Roma. Pero en Oriente Medio, de los países árabes y musulmanes vecinos de Turquía sólo Líbano ha dado ese paso, a pesar de que muchos albergan a comunidades armenias sensibles hacia esta cuestión histórica. La comunidad de Egipto espera que El Cairo vaya a reconocer pronto el genocidio, abriendo así la puerta a que otros lo hagan, tal y como confiesa a nuestro diario el presidente del comité ejecutivo del Patriarcado Armenio de Egipto. Onik Belekdanian reconoce que los grandes intereses comerciales de Turquía y Egipto suponen un obstáculo, pero asegura que la sociedad y las autoridades egipcias están cada vez más concienciadas, gracias también a la campaña de información que está llevando a cabo el Patriarcado Armenio con ocasión del centenario de los hechos. «Estamos organizando muchas actividades y repartiendo material informativo para dar a conocer un hecho que la mayor parte de los egipcios desconocen», explica Belekdanian, a pesar de que Egipto siempre ha acogido y se ha solidarizado con los armenios desde principios delsiglo XX. Incluso Al Azhar –institución de referencia del islam suní con sede en El Cairo– prohibió en su momento el asesinato de armenios a manos de musulmanes. Belekdanian considera que la actual disputa con el Vaticano no va a afectar a las iglesias armenias de Oriente Medio, muy arraigadas y toleradas en los países musulmanes de la zona. «Muchos países musulmanes reconocen de hecho el genocidio, aunque no lo digan oficialmente» para no molestar a Turquía, explica este armenio que nació en Egipto en 1953 en una familia de refugiados. A día de hoy, en Egipto hay unos 7.000 armenios que, como todas las comunidades en la diáspora, recibieron con alegría las palabras del Papa y esperan el efecto dominó que podrían desencadenar.