Relaciones internacionales

Un mensaje para China

La Razón
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El nuevo Secretario de Estado norteamericano Tillerson acaba de emplear un lenguaje extremadamente duro al referirse a Corea del Norte, a su líder Kim Jon-un y a sus continuas amenazas de utilizar armas nucleares y misiles con capacidad de alcanzar el continente americano. Hay algo de bravata norcoreana en todo esto aunque sus progresos son -desgraciadamente- innegables. Hasta ahora Tillerson había guardado un llamativo silencio público -no sobre esto- sino sobre cualquier otro de los múltiples asuntos candentes para la diplomacia norteamericana. Silencio que contrasta con la locuacidad incontrolada del Presidente Trump y resto de su administración.

Lo declarado ahora por el Secretario Tillerson pudiera resumirse en que los EEUU no descarta la utilización de la fuerza si Corea del Norte sigue por el mal camino. Hay cerca de 30000 efectivos norteamericanos estacionados permanentemente en Corea del Sur y además estos días se está empezando a desplegar un sistema de misiles con cierta capacidad antibalística (los THAAD) con lo que la amenaza norteamericana no deja de estar respaldada por respetables capacidades. China ha reaccionado negativamente al despliegue de los THAAD que estima pueden afectar a su capacidad de disuasión al poder derribar –adicionalmente a los de Jon-un - los relativamente pocos misiles intercontinentales chinos.

Esta fuerte advertencia norteamericana surge tras una indudablemente larga historia de frustraciones en las negociaciones con el régimen de Pyongyang, en las que ni la zanahoria, ni la amenaza de palo han surtido ningún efecto. Mi interpretación personal –intuitiva- es que debe entenderse en relación a la inminente visita de Tillerson a China. Si hay alguien capaz de hacer entrar en razón al régimen de Jon-un, es China. No desplegar los THAAD a cambio de controlar armas y amenazas nucleares norcoreanas pudiera ser pues la base de un posible acuerdo indirecto en el que la intermediación de China tuviera –naturalmente- una cierta recompensa. Especialmente en un delicado momento en que Corea del Sur atraviesa una gran incertidumbre política con su Presidenta destituida por corrupción y el candidato con más posibilidades de sucederla, partidario de un apaciguamiento con Jon-un.

También Japón-que se encuentra entre los amenazados- estará siguiendo estas posibles negociaciones con cierta ansiedad, ya que de tener éxito, podría reforzarse el deteriorado papel de los norteamericanos como garantes de la seguridad del área Asia- Pacifico.

Por último expresar el convencimiento de que sean ciertas las anteriores hipótesis o bien otras las intenciones, el jugar con fuego –nuclear en este caso- siempre es muy peligroso para todos.