Unión Europea

Un salto al vacío

La Razón
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La activación del artículo 50 ha sido un anuncio muy esperado. Dicho esto, los mercados pueden reaccionar y la libra podría caer más, ya que el Brexit es la culminación del resultado del referéndum de junio. El proceso del Brexit desde entonces ha sido lento debido a que las profundas implicaciones que conlleva salirse de la UE se han hecho evidentes. Para muchos que pensaban que el referéndum era un voto sobre inmigración o que el resultado no supondría un gran cambio, los últimos nueve meses han demostrado lo erróneo de esa fantasía. Para la primera ministra Theresa May, la lógica del Brexit significa no sólo abandonar las instituciones de la UE, sino también dejar el mercado único y la unión aduanera. Ella ha optado por rechazar la relación comercial, mediante la cual Gran Bretaña ha construido su prosperidad en los últimos 43 años, en favor de una quimera sobre su protagonismo en el comercio mundial con socios que aún no han sido identificados y sobre unas condiciones que aún no se han negociado. Es un salto enorme de fe hacia un futuro económico, financiero y comercial desconocido. Que este salto venga impulsado por un Gobierno conservador es otra de las muchas contradicciones y paradojas del Brexit.

Aunque a menudo se presentan como un conjunto de negociaciones, el Brexit contiene distintas dimensiones. El primer conjunto de conversaciones gira en torno a los costes y obligaciones que posee sobre proyectos en la UE entendida como un todo. Algunas estimaciones sugieren que Reino Unido debe unos 60.000 millones de euros a la UE, pero los abogados británicos van a pelear las cuestiones técnicas para no tener que pagar un solo centavo. También es necesario negociar el estatus de los británicos que residen en otros países de la UE y de los muchos residentes europeos en Reino Unido. Con España, por ejemplo, no permite tener una doble nacionalidad. Así que los muchos pensionistas británicos que disfrutan de su jubilación en la soleada España podrían enfrentarse a la disyuntiva de tener que elegir entre volver a la fría Gran Bretaña o adoptar la nacionalidad española.

De largo, el set más difícil concernirá al comercio y la relación con el mercado único. La posición declarada es que quiere un tratado de libre comercio con la UE. Es decir, quiere tener el mismo acceso al mercado único que se otorga por ser miembro de la UE y gozar del derecho a acuerdos comerciales libres a escala global. Con esto último en curso, se creará una puerta trasera de acceso al mercado europeo. Existen muy pocas expectativas de que esto esté garantizado, pues hacerlo significará no ofrecer ningún incentivo para permanecer en la UE para otros estados que también demandan el «modelo británico».

Incluso si Reino Unido ofrece pagar por el mercado único, su negativa para aceptar la libre circulación de personas es un obstáculo conel que se topa la UE. Con el reloj avanzando ya en Reino Unido para salir de la UE en dos años hay mucho que hacer mientras que Reino Unido necesita un acuerdo con toda la UE, todos sus 27 estados miembros y el Parlamento Europeo, antes de que pueda acordar los nuevos términos comerciales. La mayoría de expertos ven complicado concluirlo en 24 meses. La ausencia de un acuerdo puede ser catastrófico para Reino Unido y para las cadenas de suministros integrados europeas en sectores como la industria automovilística pues requerirán tarifas en todos los movimientos de sus componentes y sus bienes terminados. Como resultado, un acuerdo interino o transicional es más probable al final de estos dos años de proceso. Exactamente lo que parece, no obstante, es difícil de predecir desde este punto de observación.

Mientras tanto, aun así, como si el proceso del Brexit no fuera suficientemente difícil y desestabilizador para Londres, el futuro de la ruptura con Europa ha reabierto la cuestión de la independencia de Escocia con la demanda de otro referéndum, y también el futuro estatus de Irlanda del Norte. Como resultado, se ha abierto a la especulación si Escocia dejará Reino Unido antes de que Reino Unido abandone la UE. Para los muchos votantes del “remain” y para los que ahora se arrepienten de la decisión de su “leave”, la pregunta es si son y cómo serán capaces de concebir un segundo punto de decisión antes de que Reino Unido se vea perdiendo sus sentidos.