Una catástrofe que volverá a repetirse

–¿Cuáles han sido las causas de este nuevo terremoto?

–La zona en la que ha sucedido es común al contexto geológico del terremoto de L’Aquila en 2009. Se trata de un enclave geológicamente complejo porque estamos en el área de los Apeninos centrales, que se generaron por una subducción de placas, y tenemos también el empuje entre dos grandes placas que repercuten en esta zona. Sobre todo, lo que predomina en estos terremotos es una extensión que viene por un movimiento de apertura en el Tirreno y que les afecta. A ello se le suma un desplazamiento existente en la zona del Adriático de una pequeña microplaca. De todo esto resultan tensiones importantes y movimientos de fallas como el de esta ocasión. Sería, en definitiva, como un puzle con diferentes piezas en un continuo movimiento.

–¿Es Italia una zona caliente a nivel sismológico?

–Sí, es una zona activa, en la que habrá otros terremotos en el futuro, aunque no es comparable al cinturón de fuego del Pacífico.

–¿Las réplicas podrían haber alcanzado la costa española?

–En España tenemos en el sureste una zona bastante activa. Casi cada día se producen terremotos y hay fallas conocidas activas en Alicante, Murcia, Almería o Granada. Por ello, se han podido notar temblores, pero no tendrían relación con el de Italia.

–¿Aumenta esto el riesgo sísmico para nuestro país?

–El contexto geológico es diferente al de Italia, pero sí tenemos el empuje de las placas de África y Eurasia y fallas activas, por lo que podríamos tener terremotos de magnitud 6.

–¿Hay vías suficientes para evitar estos desastres?

–Es necesario instalar redes de observatorios en estas fallas ya conocidas. Al hacer los sondeos, instalar los instrumentos en el subsuelo nos permitiría obtener una información directa y limpia, que no tiene todo el ruido que se genera en la superficie. Hay bastantes países que ya están instalando estos observatorios, pero aún queda trabajo por hacer. Si logramos tener puntos en el subsuelo, la precisión e investigación mejora. A medida que tengamos más control de lo que ocurre ahí, estaremos en condiciones de avanzar en la predicción y en la mitigación de los riesgos.

*Geóloga e investigadora del CSIC en el Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera