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Las células que atentaron en París atacan el corazón de Europa

Dos kamikazes se inmolan en nombre del Estado Islámico en el aeropuerto belga y un tercero lo hace en un metro cercano a las instituciones europeas.. El atentado yihadista se produce cuatro días después de la detención de Salah Abdeslam, quien podría haber gestado este ataque desde su escondite de Molenbeek

Las células que atentaron en París atacan el corazón de Europa
Las células que atentaron en París atacan el corazón de Europalarazon

Dos kamikazes se inmolan en nombre del Estado Islámico en el aeropuerto belga y un tercero lo hace en un metro cercano a las instituciones europeas.

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El terror volvió ayer a apoderarse de Europa y de la ciudad que mejor ejemplifica sus valores de libertad, respeto y democracia al albergar las instituciones comunitarias: Bruselas. La yihad golpeó la capital de la UE en el ataque terrorista más sangriento vivido nunca en el país. A primera hora de la mañana, dos explosiones rompían la rutina del concurrido aeropuerto Zaventem-Bruselas, ubicado a 14 kilómetros de la capital, dejando 14 muertos y 106 heridos, según la información aportada por las autoridades belgas. Una hora después, la misma escena de terror se repetía en la estación de metro de Maelbeek, en el barrio que alberga a las instituciones europeas, que se saldó con un balance provisional de 20 muertos y 130 heridos.

Tanto el aeropuerto como el metro se encontraban especialmente abarrotados, ya que se trataba de la hora punta de desplazamientos diarios, a los que se sumaban los propios de las fechas vacacionales de Semana Santa. Signos inequívocos de que los terroristas querían sembrar el pánico de manera indiscriminada y aterrorizar a todas las capas de la población. El nivel de alerta en la totalidad del país ascendió ayer del tres al cuatro, el máximo posible, lo que significa que el riesgo de otro nuevo ataque es «inminente». El país ha decretado duelo nacional hasta el jueves y todas las banderas de los edificios oficiales permanecerán a media asta. A pesar del dolor, Bélgica quiere también mirar hacia delante. El primer ministro, Jean Michel, en una comparecencia apeló ayer a «volver todos a nuestra vida normal» y el rey Felipe de Bélgica, en una breve alocución emitida por televisión, insufló ánimos al asegurar que «frente a la amenaza continuaremos respondiendo con calma y dignidad y sin perder la confianza en nosotros».

Las cámaras de seguridad del aeropuerto captaron imágenes de los que pueden ser los tres terroristas implicados en las dos explosiones registradas en la terminal de salidas, en la tercera plana. Se trata de hombres jóvenes, dos de ellos empujan cada uno el habitual carrito de maletas de los aeródromos. Ayer, las últimas pesquisas de la Policía apuntaban a que dos de estos sospechosos habrían muerto, al ser el atentado obra de kamikazes,y que el tercero, cuya identidad estaba camuflada por un sombrero, se habría dado a la fuga. De hecho, el diario francófono «La Libre Belgique» apuntaba una hipótesis tras analizar pormenorizadamente las imágenes: dos de los hombres llevaban cada uno sendos guantes negros cubriendo una de sus manos, la izquierda, dejando la otra libre, lo que daría pie a pensar que este guante servía para cubrir el dispositivo que habría activado los cinturones explosivos que llevaban adheridos al cuerpo y escondidos bajo una cazadora negra. El mismo rotativo también aseguraba que la Policía había encontrado nuevos explosivos en el aeropuerto de Zaventem, así como un Kalashnikov. Una información que confirmaría la versión de algunos viajeros presentes en el ataque que aseguraron que antes de la explosión se produjo un tiroteo al tiempo que los terroristas gritaban en árabe.

La Policía lanzó ayer una orden de busca y captura sobre el hombre del sombrero y difundió las imágenes tomadas en el aeropuerto, aunque no dieron ninguna información sobre la identidad de este presunto yihadista ni de sus dos compañeros. Al cierre de esta edición, diferentes medios belgas informaban de una operación en marcha en el barrio de Schaerbeek (donde se vio a Salah Abdeslam tras los atentados del 13-N) que podía tener como objeto la captura del tercer hombre del aeropuerto. La Fiscalía y las fuerzas policiales no confirmaron esta hipótesis para no entorpecer las investigaciones y se limitaron a señalar que en los registros de este barrio, separado del famoso Molenbeek tan sólo por un canal, se encontraron ayer artefactos explosivos, productos químicos y una bandera del Estado Islámico. La Fiscalía también confirmó que varias personas estaban ayer siendo interrogadas y que otros puntos de la ciudad estaban siendo resgistrados.

Este mismo lunes medios belgas alertaron sobre el hallazgo de dos detonadores en la última guarida de Salah Abdeslam, el único de los autores materiales del atentado de París que sigue vivo tras ser capturado el pasado viernes. El propio ministro de Asuntos Exteriores belga alertó el pasado domingo sobre la posibilidad de que Abdeslam estuviera reconstruyendo una nueva red de colaboradores y que, por lo tanto, estuviera preparando un nuevo atentado en suelo belga. «Combatientes extranjeros con armas en una casa no creo que sea para irse de picnic», apuntó el domingo de manera irónica el Fiscal Federal Belga, Van Leeuw, en unas palabras que han resultado tristemente premonitorias. A su vez, la Fiscalía Federal también reconocía que faltaban muchas piezas del puzle a la hora de desenredar la madeja de contactos y colaboradores de Abdeslam. El hasta el viernes terrorista más buscado, tuvo hasta el último momento de su detención una red de apoyos en su barrio natal de Molenbeek que le prestaron ayuda e incluso llegaron a alojarle. Una intrincada amalgama de contactos relacionada con delitos menores de tenencia de drogas que hasta ahora había resultado opaca para las Fuerzas de Seguridad belgas y que resultan de gran utilidad a la hora de dar cobijo a presuntos yihadistas.

A pesar de esto, ayer la Fiscalía Federal reconocía que «aún es muy pronto» para relacionar los atentados del 13-N en París con lo sucedido ayer. Sin embargo, las filtraciones iniciales de la investigación que publicaron ayer varios medios belgas, apuntaban a que Abdeslam en estos cuatro meses prófugo, habría desarrollado y liderado una nueva célula yihadista que estaba lista para atentar.

Las Fuerzas de Seguridad belgas, muy cuestionadas en el pasado por su falta de coordinación se enfrentar a un trabajo ingente con más de 300 sospechosos que entran dentro de la categoría de combatientes retornados al haber vuelto a suelo europeo tras formarse en Siria. Van Leeuw ha reconocido estos últimos días que la Fiscalía ha abierto 60 nuevos expedientes desde comienzos de 2016. Una lista que se va actualizando diario. El lunes, la Fiscalía Federal identificó a un nuevo sospechoso, cómplice directo de Abdeslam, Najim Laachraoui, sobre el que se emitió una nueva orden de búsqueda tras cuatro infructuosos meses de pesquisas. Él podría haber sido otro de los cómplices o autores de la masacre de ayer.