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Una profesión de riesgo: aumenta un 35% el secuestro de periodistas

Triste balance anual de Reporteros Sin Fronteras

Balence de Reporteros sin Fronteras
Balence de Reporteros sin Fronteraslarazon

El año 2015 termina con más periodistas secuestrados que durante el año pasado

El año 2015 termina con más periodistas secuestrados que durante el año pasado. Un triste balance para los 54 reporteros a los que se ha privado de su libertad por el mero hecho de hacer su trabajo. Muchos de ellos ya hacen frente a situaciones laborales precarias como para que encima grupos armados los capturen durante meses. Algunos periodistas arriesgan su vida viajando a zonas peligrosas porque es allí donde más falta hace su labor. De hecho, hay lugares en el mundo que según la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) se han convertido “en agujeros de la información”. Es decir, realmente en el siglo XXI y en plena era de la globalización desconocemos lo que ocurre en algunos puntos del planeta porque los reporteros no son bienvenidos. Es muy simple: sin periodistas no hay testigos de las atrocidades, algo muy cercano a no haber ocurrido.

El primer país que se viene a la cabeza es, sin duda, Siria. Sólo allí han sido secuestrados 26 periodistas, de los que 17 están en manos del grupo yihadista autodenominado como Estado Islámico. Ante el vacío de poder y el caos general que reina en el país árabe, son muchos los que se lanzan al negocio del secuestro. También el Frente al Nusra, filial de Al Qaeda en Siria, mantiene a cuatro periodistas capturados, mientras que el Ejército Libre Sirio ha secuestrado a otro reportero. Además, muchos grupos sin una afiliación clara “venden” directamente al periodista al mejor postor, por lo que en ocasiones, empiezan siendo secuestrados por un grupo de encapuchados armados a quienes se les ha dado el chivatazo y terminan en manos de un peligroso grupo terrorista.

“En ciertas zonas de conflicto se ha desarrollado una verdadera industria del secuestro”, explicó el secretario general de RSF, Christophe Deloire, a través de un comunicado internacional. “No podemos sino alarmarnos por el aumento del número de periodistas secuestrados este año”, aseveró Deloire.

Otro país en el que el secuestro de profesionales de los medios de comunicación se ha vuelto tendencia es Yemen. El país más pobre de la Península Arábiga se ha sumido en una guerra civil. En 2015, 33 periodistas fueron capturados por las milicias hutíes y Al Qaeda, una cifra desgarradora en comparación con los dos casos registrados durante el año anterior. En la actualidad, 13 de ellos aún siguen siendo rehenes (nueve de ellos en manos de los hutíes), una cifra que convierte a Yemen en el segundo país que más reporteros se secuestran.

El bronce se lo lleva Irak, país de Oriente Medio donde también en el norte, el Estado Islámico controla parte del territorio. Diez periodistas continúan retenidos contra su voluntad, algunos como Zakir Khalil, RSF no sabe nada sobre su paradero. Según la ONG, desde junio de 2014 el Estado Islámico ha secuestrado a al menos 48 profesionales de los medios y ha llegado a ejecutar a trece. De la ciudad de Mosul, sitiada por sus milicianos, han huido sesenta periodistas, según las cifras de RSF. Tras Irak, es en Libia donde más reporteros se encuentran capturados (5). Es decir, el 100% de los periodistas han sido secuestrados en zonas de conflicto, un 91% de ellos en Oriente Medio (el resto en el norte de África).

En comparación con 2014, que cerró diciembre con 40 periodistas rehenes, este año han aumentado un 35% reporteros capturados. A pesar de que en España se tenga muy presente el secuestro en verano de tres valientes compatriotas en Siria, sólo el 19% de los profesionales de los rehenes son extranjeros, pues la mayoría son profesionales locales (81%).

Cuando un reportero desaparece y ningún grupo difunde una reivindicación creíble, se considera que el periodista está desaparecido. Se desconoce si ha sido asesinado o ha sido capturado. Hay ocho periodistas bajo esta categoría, algo desesperante para sus familias y seres queridos. Las desapariciones han sido constantes en Iberoamérica, África y Asia, aunque en 2015, la región que más ha registrado es Oriente Medio-Norte de África, con Libia a la cabeza. “Cada vez es más difícil obtener información confiable, es el país más afectado por ello”, explican en RSF.