Estados Unidos

Warren recibe todos los golpes, Biden pierde fuelle y Sanders reaparece tras su infarto

Debate de los candidatos demócratas para elegir al adversario de Trump en 2020

Debate de los candidatos demócratas que se presentan a las primarias del partido
Debate de los candidatos demócratas que se presentan a las primarias del partidolarazon

En el debate demócrata, cada vez más acuciados los candidatos por disponer un cortafuegos frente a Trump, había interés por saber si los veteranos aguantarían el tirón y sí alguno de los aspirantes todavía tiene posibilidades. Bernie Sanders, recuperado del infarto, estuvo contundente y ágil, Joe Biden ensayó sus mejores inflexiones senatoriales y Elizabeth Warren, cada vez más fuerte en las encuestas, sufrió las acometidas del fuego amigo. Brillante y peleona, se sabía el objeto de todas las miradas. Respondió con entereza. Pero fue incapaz de responder sí o no a la pregunta de si cree que la sanidad gratuita y universal que defiende provocará una subida de impuestos para la clase media.

El debate dejó muy claro que Biden necesita espabilar si todavía aspira a liderar la carrera. No le saldrán gratis los golpes propinados por Trump a cuenta de las actividades económicas en el extranjero de su hijo Hunter, por mucho que resulte cuestionable la ya célebre llamada al presidente de Ucrania. O explica mejor lo sucedido, los 50.000 dólares que cobraba Hunter de una empresa del gas ucraniana mientras Joe ejercía de vicepresidente en la Casa Blanca, o las sospechas de nepotismo podrían liquidar su candidatura. Warren, igual que Sanders, tendrá que sortear la paradójica maldición de seducir a los ya seducidos, a los más radicales y movilizados, si es que realmente aspiran a competir en los caladeros del voto menos dogmático. Pero el Washington Post anuncia que Sanders recibirá el apoyo de Alexandra Ocasio-Cortez. Y CNN, que organizaba el debate junto al New York Times, añade que el senador por Vermont también será bendecido por las congresistas Ilhan Omar y Rashida Tlaib. Tres mascarones de proa del progresismo estadounidense... aunque no está nada claro que se trate de los mejores nombres para convencer a los moderados.

Los dos asuntos estrellas de las últimas semanas, el impeachment y la retirada de las tropas de EEUU del norte de Siria, y los lamentos por el comportamiento errático e imprevisible del presidente, dominaron parte de la conversación. Entre los aspirantes más rezagados destacó el alcalde Pete Buttigieg, que demostró tener posibilidades reales de sustituir a Biden como candidato del sector más moderado del partido. Kamala Harris y Beto O´Rourke se mostraron efectistas y posiblemente inofensivos. Tulsi Gabbard, congresista por Hawai, veterana de guerra y comandante, y Amy Klobuchar, senadora por Minesota, lograron hacerse un hueco, pero siguen demasiado lejos en las encuestas como para aspirar a algo más que a la condición de figurantes.

Cuando al final de la noche los moderadores preguntaron a todos por alguna amistad insospechada, algún amigo inopinado o imprevisto, varios de los candidatos mencionaron a John McCain. El republicano que en 2008 se antojaba el demonio para muchos demócratas, a lo que contribuyó en no poca medida que acudiera a las urnas junto a la ex gobernadora de Alaska, Sarah Palin, hoy sobresale como un ejemplo de honestidad, inteligencia y clase. A finales de septiembre, entrevistada por Político, su viuda, Cindy McCain, aseguró que no reconoce al actual partido republicano. La tragedia de los demócratas es que en la carrera por detener a un populista desatado como Trump ganan peso los populistas de signo contrario.