Crítica

Jaroussky, de paseo con Verlaine

XXI Ciclo de Lied. Obras de autores franceses sobre poemas de Verlaine. Contratenor: Philippe Jaroussky. Piano: Jérôme Ducros. Teatro de la Zarzuela. Madrid, 23-III-2015.

La Razón
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Confieso que los contratenores me suelen aburrir tanto como me entusiasman las contraltos. Dicho lo cual he de reconocer que Jaroussky no me aburrió a pesar de que el programa parecía pecar de cierta monotonía, ya que el contratenor logró extraer toda la poesía y la música de estas melodías de Fauré, Hahn, Poldowski, Bordes, Debussy, Séverac, Chausson, Saint-Saëns, etc. Jaroussky (Yvelines, 1978) es sin duda un artista mediático con el que promoción y publicidad tienen mucho que ver, pero también un magnífico cantante, poseedor de una voz de oro, angelical, preciosa, homogénea, lejos de la fealdad tímbrica de la mayoría de sus colegas. Se adentró en las finas melodías francesas con esos textos de Paul Verlaine que tan bien retratan la naturaleza. Algunas de las canciones, entonadas unas tras otras sin pausa, incluso compartían título, como «Mandoline» o «Chanson d’automme», pero todas el mismo espíritu. Hasta las dos más contemporáneas de Léo Ferré o la de Georges Brassens en el turno de propinas. Especialmente afortunadas fueron las versiones de la «Chanson d’automme» o «D’une prison», de Hahno, y «Apaisement», de Chausson. Sólo hubo quizá un momento en el que la voz perdió su bellísimo color para recordarnos a otros contratenores a quienes, alguna vez, parece que les pisen un callo. Fue en la frase «Û bien-aimée» de «La lune Blanche», de Poldowski. Estuvo muy bien acompañado por el pianista Jérôme Ducros, que incluso se atrevió a solas con la difícil «L’île joyeuse» de Debussy. Un recital, recibido con franco entusiasmo, cuyo programa se salía de lo habitual en el ciclo.