Zurich

Joseph Blatter: «Disfruten de la vida»

Joseph Blatter celebra su reelección durante el 65º Congreso de la institución, en Zúrich (Suiza).
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En medio del escándalo de corrupción por presuntos sobornos millonarios, la FIFA reelige al presidente Blatter para su quinto mandato como si nada hubiera pasado.

Ni una amenaza de bomba durante la mañana en el Hallenstadion de Zúrich ni el reciente estallido de varios casos de corrupción hacen inmutarse a Joseph Blatter, reelegido ayer presidente de la FIFA para cuatro años más. «Este es mi congreso, soy el presidente de todos», decía en medio de un ambiente casi festivo, en el que los miembros del Comité Ejecutivo hacían cola para abrazar y felicitar al «dueño de todo». Como si nada pasara, Blatter volvió a presumir de su versión más histriónica, parecida a aquella en la que imitaba al «comandante» Cristiano Ronaldo. «¡Vamos FIFA, vamos FIFA! Me gusta mi trabajo, y me gustan ustedes. No soy perfecto, nadie lo es, pero gracias por la confianza», insistía, feliz de haber ganado otra batalla y de seguir al mando de todo el poder económico y político que representa su organización.

Pocas sorpresas hubo en el proceso de votación, un trámite parecido al que le supone a Ángel María Villar renovar sus legislaturas al frente de la Federación. El príncipe jordano Al Hussein consiguió 73 votos en la primera vuelta y los 133 de Blatter no llegaban a los dos tercios requeridos para evitar la segunda. Allí le bastaba al suizo con la mitad más uno de los apoyos, así que su contrincante decidió tirar la toalla y confirmar que el presidente seguiría siendo el mismo que gobierna desde 1998. «Gracias a todos, incluso a los que han votado a mi contrincante, que ha sido un buen competidor», comentaba Blatter, ya en su salsa, bromeando con su secretario general y hasta con la edad de los asistentes. «La edad no importa, mírenme a mí. Muchos de ustedes tienen 50 años y parecen viejos... Y no me malinterpreten, no quiero decir que muchos de ustedes tengan esa edad», continuaba ante el jolgorio general. Aplausos, silbidos y hasta algún «oé» que chirriaba con los siete miembros detenidos por presuntos sobornos millonarios en la elección de la sede de los dos próximos Mundiales y para la adjudicación de sabrosos contratos televisivos. Como si nada pasara, los hombres que mandan en el planeta fútbol estaban felices de seguir manteniendo al hombre que, a su vez, les garantiza un cargo en Zúrich y todo lo que eso conlleva. Son presidentes y directivos de las distintas federaciones nacionales, que a su vez tienen mesa en la UEFA y en la FIFA, lo que les comporta dobles y triples beneficios mensuales, además de las dietas, los viajes y los hoteles de todas las estrellas posibles.

Mientras las obras de los estadios de Qatar 2022 engullen obreros como la peor de las bestias, en Zúrich todo está bien y nada va a cambiar. «Dios, Alá o quien sea nos va a ayudar a devolver a la FIFA a lo que debe ser. Les prometo que al final de mi mandato va a estar en una posición fuerte y exitosa. Me ven de buen humor y es normal, ha sido un día largo y antes estaba un poco nervioso, lo admito», continuaba Blatter con su monólogo. Habló tras ser reelegido y cinco minutos después tenía que volver a hacerlo para cerrar el 65º Congreso. «Siento volver a molestarles», dijo al retomar el micrófono, pero nadie protestó. El objetivo era saludar al «jefe»: abrazos, besos, palmadas... Y lo mismo para el candidato derrotado, no vaya a ser que dentro de cuatro años haya que colocarse.

«Les felicito por su disciplina, respeto y “fair play”. FIFA es una gran organización que mira por el fútbol, que es muy importante, pero lo es más disfrutar de la vida, gracias», cerró con el pulgar en alto sintiéndose poderoso frente a la justicias estadounidenses y suizas. «Nos hacen responsables de la tormenta, pero los culpables son individuos y no el conjunto de la organización», aseguraba. Tras su victoria, aparecieron las voces críticas. «Fue otro día negro para el fútbol», afirmó Figo, que intentó la carrera a la presidencia. «La reacción de Blatter es lamentable y cínica, ofende a la inteligencia», añadió el portugués. «Cuando una organización se desvincula de la realidad corre el riesgo de reventar», avisaba la Federación Portuguesa. Blatter no lo teme, parece la mar de tranquilo.