Belleza

«Prima más la belleza que la experiencia»

Javier de Benito, cirujano plástico
Javier de Benito, cirujano plásticolarazon

Muchas horas de quirófano y un trato cercano con el paciente. Un binomio que garantiza el éxito y que responde a un nombre y a un apellido: Javier de Benito. Director del instituto que lleva su nombre, siempre ha estado a la vanguardia de la cirugía plástica y fue uno de los primeros en apostar por nuevos tratamientos quirúrgicos menos agresivos.

-La prestigiosa Editorial Taschen, en su libro de cirugía estética, le califica como un mago del bisturí. ¿Puede hacer milagros?

-No. El único milagro que ha hecho, que fuera posible un «cambio radical» en relación con la estética y el ser humano, es haber pasado, gracias al doctor Naturaleza, del aspecto del mono al del hombre actual.

-En tantos años de especialidad habrá visto «de todo». ¿Se sigue sorprendiendo con las expectativas de los pacientes?

-El paciente tiene mucha información y nosotros los médicos hemos aprendido también a explicar mejor las cosas, entender mejor qué busca el paciente con la cirugía, qué pretende conseguir, si escucha tus comentarios, si te ha entendido bien. Lo mismo sucede con nosotros, es decir, si hemos entendido que el defecto que quiere corregir esta en él, no todo en su cerebro. El profesor Ivo Pitanguy decía: «El resultado de una operación de cirugía estética no depende de lo que hagamos ni de lo que salga, sino de cómo lo usa el paciente después».

-¿Es necesario parecer más joven que la edad que marca el DNI?

-Hay una gráfica creada hace años por el célebre profesor Niehens de Suiza que dice que «a partir de los cincuenta años todas nuestras capacidades comienzan a menguar. La capacidad de recuperación, la capacidad muscular, la de reproducción en la mujer, la capacidad de retención, el sistema inmunitario, etc. Pero es en esta franja de población después de los cincuenta, en la que aparece una fuerza increíble que es la capacidad de responsabilidad social y laboral. Es lógico que intentemos darle un aspecto mas joven, una revitalización orgánica precisamente, porque es cuando más se le exigirá al político que debe tomar decisiones y no puede dar aspecto de agotado o enfermo.

-¿Hasta qué punto condiciona la sociedad tener un rostro bonito y un cuerpo casi perfecto? ¿No cree que existe un poco de obsesión?

-Sí. Ha habido un culto al cuerpo muy importante donde ha primado más la belleza y la juventud que la experiencia. Y sigue existiendo.

-¿Cuál es el límite en su especialidad?

-En lo que pide el paciente, en nuestra capacidad y conocimientos para saber resolverlo, así como en comprender la interpretación del defecto, cuánto hay de real y cuánto de imaginario.

-¿Su especialidad va más de la mano de la medicina reconstructiva en lugar de la puramente estética?

-La especialidad se denomina «cirugía plástica, reparadora y estética». Sin duda alguna, la evolución de la cirugía plástica en su rama reconstructiva fue y ha sido la base que nos ha dado los conocimientos para poder aplicarlos a la cirugía estética. Dentro de la cirugía plástica se encuentra la cirugía oncológica, la de deformidad congénita, la traumatológica, cirugía de la mano y la estética.

-¿Cómo maneja las emociones ante una operación de una paciente que acude por una cuestión estética frente a una con un cáncer de mama?

-La paciente que acude para un aumento de mama sabe lo que desea, se ha informado mucho y te exige que le hagas lo que quiere. La que tiene un tumor está asustada, necesita ayuda, protección y un alivio distinto de la que va por estética. Se entrega y se pone en tus manos pidiéndote, no exigiendo, que primero le salves la vida, luego que intentes reconstruirla lo mejor posible, pero sin exigencias. Y tú te conviertes en su salvaguardian.

A vuela pluma

Es pionero en implantes mamarios y apuesta por técnicas poco agresivas. Desde el año 2006 el Instituto que lleva su nombre está reconocido por la Prensa internacional como uno de los diez mejores centros del mundo en su especialidad. Las cifras no dejan lugar a dudas: el 72 por ciento de los pacientes viene de fuera de Barcelona y un 28 por ciento de fuera de España.