¿Sabes cuáles son los 7 estándares de la nueva cosmética verde?

Nos referimos a la auténticamente orgánica, no la que le pone la etiqueta sin más. ¿Sabes cómo tiene que ser para que sea de verdad?

La cosmética “sostenible” se valora un 15% más y sigue siendo una tendencia en crecimiento: se espera que las ventas se dupliquen para el año 2020, según la empresa de estudios de mercado Ainiaforward: no es agresiva, resulta apta para cualquier tipo de piel y respeta el pH natural. Pero a la hora de elegir qué productos utilizar hay que tener en cuenta que no todos los que dicen ser orgánicos lo son, aunque lo pregonen a los cuatro vientos.

¿Cómo distinguirla entonces?

Si hablamos de una línea de productos que no solo parece orgánica sino que también lo es, estas son las nuevas condiciones. Toma nota:

1- Sin química verde. Los sellos ecológicos exigen que el 95% de los ingredientes sean de origen natural, pero permiten modificaciones a través de procesos químicos. Esas sustancias modificadas son subproductos de las materias primas y se llaman química verde. Es lo mismo que pasa con la nutrición: Cuanto menos procesados sean los nutrientes, mejores son para nuestro organismo.

2- Biodisponible... ¡Incluso comestible! Puede que no hayas oído hablar de la cosmética comestible...Pues bien, son productos que (si quisieras) se pueden comer...¡como lo lees!, porque el organismo los puede reconocer. Esto los hace biodisponibles, lo que significa que la piel reconoce todas sus sustancias, y por lo tanto las puede absorber para transportar hasta sus capas más profundas y aprovechar todas sus propiedades. Los productos realmente orgánicos tienen “calidad de sérum”, es decir que todos, hasta las cremas, son absorbidos enseguida por la piel.

3- 100% de ingredientes activos. Solo utiliza ingredientes con un efecto beneficioso para la piel, sin espesantes (como la goma Xantana), conservantes o tensio-activos sintéticos. Al haber mayor concentración de nutrientes, los productos tienen la máxima efectividad antiaging. Por ejemplo, las materias primas de LE PURE provienen de la agricultura biodinámica, plantas silvestres, aceites vegetales de primera prensión en frío y la más alta calidad en los aceites esenciales biológicos.

4- Plantas adaptogénicas. La filosofía es la siguiente: La naturaleza le saca al ser humano millones de años de ventaja en cualquier campo, mejor aprender de ella que intentar superarla con artificios. Por eso las plantas adaptogénicas son las más adecuadas como punto de partida de las fórmulas green. Y es que producen los compuestos necesarios para su metabolismo, como clorofila, proteínas, vitaminas, azúcares simples y minerales, y micro-constituyentes químicos para protegerse de su entorno (de los parásitos, herbívoros o del exceso de sol). De estos principios naturales elaborados por las plantas se sirve la piel para reforzar su protección, resistencia y adaptación.

5- Los “sin”. La cosmética auténticamente “bio” no contiene grasas hidrogenadas o trans, aunque están permitidas en este tipo de fórmulas y muchas marcas las utilizan. Otras sustancias que también se usan en otras supuestamente “bio” y que no responden a los nuevos estándares de lo auténticamente verde (y que por supuesto LE PURE no incluye) son: Caprylic/Capric Triglycerides, Cetearyl Alcohol, Cetearyl Glucoside, Cetearyl Olivate, Cetyl Palmitate, Glycerin, Glyceryl Caprylate, Glyceryl Stearate Citrate, Polyglyceyl-3 Polyricinoleate, Sorbitan Olivate, Sucrose Polystearate y Xanthan Gum.

6- RAW. Ya has oído hablar de la tendencia RAW, pero ¿sabes qué es? En alimentación consiste en consumir los alimentos crudos o cocinados a temperaturas como máximo de 40ºC para preservar el máximo de nutrientes. En cosmética, tanto bio como convencional, es muy habitual calentar las cremas a temperaturas de 60ºC para que las grasas hidrogenadas o ceras queden líquidas. ¿La pega? Ocasiona una pérdida importante de nutrientes de las plantas; por eso LE PURE solo calienta sus emulsiones hasta 37ºC, asegurando la preservación del máximo de estos.

7- Vegano y ético. El bienestar animal tiene que estar en el centro de una cosmética eco y responsable. Prescindir de ingredientes de origen animal debería ser la norma, y también evitar ingredientes como la cera de abeja o de oveja. También se deberían dejar a un lado sustancias como el aceite de palma, que presenta un peligro para el hábitat natural de muchos animales, y por supuesto no se deben testar los productos en ellos. En la UE está prohibido, pero países como China exigen este tipo de test para permitir la venta en ese mercado; por eso las marcas verdaderamente éticas como LE PURE han decidido no vender en China.

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