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Asunción Balaguer: «Gano desnuda: A mis 89 no tengo celulitis»

Asunción Balaguer: «Gano desnuda: A mis 89 no tengo celulitis»
Asunción Balaguer: «Gano desnuda: A mis 89 no tengo celulitis»larazon

Entrañable y cariñosa. Me faltan palabras para describir a esta maravillosa actriz y extraordinaria persona. Tiene una ternura especial y la cabeza muy bien puesta a sus 89 años. Ya me gustaría a mí tener las cosas tan claras. Dan ganas de achucharla y de besarla todo el rato. Lo ha dado todo por Paco Rabal, su marido. Amor de mujer, a veces madre, siempre amiga. Fiel a su marido a pesar de todas las circunstancias, porque no podían vivir el uno sin el otro. A día de hoy, su pasión sigue siendo el teatro, donde Asunción es feliz y donde se le pasan todos los males. Me ha encantado compartir con ella este ratito de intimidad.

–Asunción, cuéntame, ¿qué tienes ahora entre manos?

–Tengo un recital, que lo haré en junio, acompañada de una cantante, dos guitarras y un chelo. Será en el Teatro de La Abadía, en Madrid.

–Nadie mejor que tú para contarme cómo hacer para llegar a tu edad así de bien...

– (Ríe) Pues mira, vivo en una casa muy bonita con jardín, flores y plantas.

–¿Cómo te has cuidado para tener esa salud de hierro?

–Nunca he fumado ni me ha gustado el alcohol porque no me sentaba bien. Siempre he intentado acostarme pronto y ahora que soy más mayor, también. Duermo bastantes horas, en cuanto tengo sueño me voy a la cama. Luego no me despierto tarde, a las ocho o las nueve estoy en pie.

–Dicen que con la edad se duerme menos, pero en tu caso es al contrario...

–Hombre, yo me despierto de madrugada, la verdad, pero me quedo en la cama y entonces ya hago el sueño del cordero que decía mi marido: (ríe), me duermo, me despierto, me pongo la radio, me duermo con ella puesta...

–Has hablado de tu marido, Paco Rabal. Para estar al lado de un hombre tan guapo, tendrías que estar siempre arreglada...

–Pues sí, a mí me ha gustado siempre estar coqueta. Yo esas mujeres que se levantan y se ponen el chándal... Uy, a Paco no le gustaba nada que me lo pusiera. Y luego siempre he ido a la peluquería, no me gustaba verme fea.

–O sea, que Paco te veía siempre arreglada y con el rímel puesto...

–No, rímel no me he puesto nunca porque me molestaba. Tengo los párpados un poco enfermos y no me venía bien. Me gusta la cara limpia por las mañanas y un poquito de labios. Mi punto fuerte es la boca.

–¿Cómo competías con todas esas mujeres que iban detrás de tu marido?

–Yo sabía que pasaban por detrás y le daban papelitos, a alguna le he dado yo pataditas cuando subían las escaleras (ríe). Yo sabía que el hombre fiel no existe, e incluso a veces él medio me lo contaba. Hubo una vez, viajando en coche, que es cuando te sinceras más con las personas y con la pareja, que yo le dije: «Paco, yo soy como tu hermana, tu amiga, tu amante, tu madre, todo... y me duele que mucha gente sabe muchas cosas tuyas que yo no sé. Sé que te comparto con otras». Y entonces él se sinceró conmigo y me dijo: «No quiero hacerte daño y tú eres la que estás dentro de mi corazón. Tú siempre estarás conmigo».

–¿Alguna vez te ha visto tu marido con una mascarilla o con los rulos puestos?

–No, eso sí que no. No soy mujer de rulos, no, qué horror. Eso en la peluquería.

–¿Qué cara hay que poner cuando una mujer dice «yo por mi marido pongo la mano en el fuego y no me quemo»...?

–Uy, eso no lo diría yo. Hay que decirles que se equivocan, que los hombres son infieles por naturaleza. Algunas mujeres también lo son. Pero yo sí pondría la mano por mí. Jamás le he sido infiel a mi marido. Si lo hubiera hecho le habría dejado.

–Voy a ser un poco indiscreta, cuando Paco tenía sus escarceos, ¿cumplía luego igual en casa?

–Yo creo que cumplía menos... ¡y me dolía, eh! Que si estoy cansado, que si tengo sueño... Al final ya cada uno dormía en una habitación porque se despertaba mucho por las noches, encendía la luz, iba al baño, me despertaba...Ya me acostumbré. Eso fue cuando ya éramos mayores y creo que él ya no estaba con nadie más.

–Dicen que la piel grasa es un seguro para no tener arrugas de mayor...

–Tengo 89 años, cómo no voy a tener arrugas. No me he querido operar porque luego te tira la nariz y te cambia la cara.

–Si te hicieses algo, ¿qué te gustaría?

–No quiero, mi cuerpo está muy bien. De verdad, estoy encantada con él.

–¿Ganas desnuda?

–Yo creo que sí, fíjate. No tengo celulitis, creo que para mi edad estoy bastante bien, sí (ríe).

–¿Qué talla usas?

–Ahora la 48-50.

–De la moda de mujer actual, ¿qué te gusta?

–La italiana y la francesa como Chanel o Valentino, lo que pasa es que a mi edad, pues ya no merece la pena, pero me ha gustado la ropa buena. He preferido tener menos, pero buena.

–¿Cada cuánto pasas tus revisiones de salud?

–Ahora me tengo que revisar más a menudo por el corazón, cada mes o dos meses. Es un corazón fuerte, pero de 89 años.

–¿Te asusta la muerte?

–No, nada, al contrario. Uno se cansa un poco ya de vivir cuando tiene muchos años. Mis hijos se enfadan cuando digo esto. Soy feliz y no puedo quejarme de nada. Pero cuando te levantas piensas, ¡otro día más! Luego se te pasa.

–¿A dónde esperas ir? ¿Qué esperas que haya en el otro lado?

–Nada. Ojalá me pudiera encontrar con Paco. Pero no creo que haya nada. Por eso cuando se fue sufrí un dolor grandísimo, porque sabía que no lo iba a volver a ver y yo le amaba.