Lifestyle

Bertín Osborne: «Estoy intentando que el Rey emérito venga a mi casa o yo a la suya»

Es el hombre del momento. Presentador y empresario, está de gira musical y también teatral. Por fin, y después de un pasado azaroso, el padre de Bertín Osborne puede sentirse orgulloso de su hijo. Ni uno ni otro podrían haber imaginado que a los 61 años llevaría una vida estresante y normalizada

Bertín Osborne reconoce que nunca ha tenido tanto trabajo como ahora
Bertín Osborne reconoce que nunca ha tenido tanto trabajo como ahoralarazon

Es el hombre del momento. Presentador y empresario, está de gira musical y también teatral. Por fin, y después de un pasado azaroso, el padre de Bertín Osborne puede sentirse orgulloso de su hijo.

La aparición de Bertín Osborne los miércoles por la noche en TVE ha conseguido que la cadena pública tenga unos índices de audiencia entre un 23 y un 24 por ciento, que no se recordaban, con un coste por programa de 110.000 euros que, salvando las distancias, comparados con los 600.000 de una serie, no está nada mal. Dos veces hemos quedado con Bertín Osborne en su casa de Madrid, que no en la nuestra, y al final la cita es en un concesionario de coches Lexus porque le han contratado como imagen, a él que ha sido un apasionado de los coches. «Soy, inevitablemente, de coches grandes porque soy muy grande y la persona que trabaja conmigo, que también es mi conductor, es como yo de grande, así que si viene alguien más y el coche es mediano, no cabe. Hubo una época en la que me volvían loco tonterías como los coches, vivía en Miami, quise comprar uno que me apasionaba y no pude porque no entraba en él». El conductor de Bertín es tan parecido en corpulencia a él, que cuando el presentador necesita algo de ropa le pide que se la pruebe y que la compre.

En algunos coches no cabe, pero en los que sí entra y se pone al volante, hay que agarrarse bien porque he vivido la experiencia de ir con Bertín de conductor y en vez del «arráncalo, Carlos» hay que decirle: «para, Bertín, para». «Y eso que cuando has venido conmigo en el coche me has pillado en una época muy tranquila. Sí, sí, tuve una etapa muy loca, en la que corría mucho al volante, pero ya no. Es más, el 80 por ciento de las veces no conduzco, me llevan». Le apunto que hay gente que ya liga con la frase «en tu casa o en la mía» y no le sorprende: «Seguro que hay chavales que para quedar lo usan, pero hay que ser justos; sólo soy el presentador que pone su granito de arena, a lo mejor es más grande que un granito, pero la idea y el programa son de Pablo Carrasco y de su productora».

Para quien no lo sepa hay que aclarar que la casa madrileña que vemos en el programa, cuando Bertín no acude al terreno de sus invitados, es donde vive con su familia, pero es alquilada; la que siente como su casa es otra y está en venta. «Mi casa es la de Sevilla, pero la tengo que vender. Es verdad que no estoy poniendo mucho empeño en deshacerme de ella, pero sigo con interés de venderla porque no la disfruto nada y eso que no veas el valor que ha cogido la parra».

Por fin y después de un pasado azaroso, el padre de Bertín puede sentirse orgulloso de su hijo. Ese Bertín que no cantaba especialmente bien, que tenía novias sin parar, que fue un zascandil, no podría imaginar que a los 61 llevaría una vida estresante y normalizada: «Es la rebelión de los abuelos. Nunca he tenido tanto trabajo como ahora, el año pasado hice 147 días de teatro. Hasta Navidades tengo fechas todas las semanas. Voy a hacer 50 conciertos, este año serán 180 días de trabajo firmados. Ahora mi padre me dice: “Por fin hice carrera de mi hijo”».

Es empresario, presentador, juega al squash casi todos los días, está de gira musical y haciendo el espectáculo «Dos mellizos» con el humorista Arévalo y encima concilia porque ejerce de marido y de padre: «Hago muchas cosas, más que en toda mi vida, pero creo que es el momento. Físicamente estoy fenomenal aunque a veces me siento un poco cansado, pero mentalmente no, así que puedo compaginarlo todo». Lo que él no dirá es que puedes llegar un día a su casa y encontrártelo sentado en el sofá enfrente del televisor viendo «National Geographic» con su hijo Carlos bajo su brazo derecho y a Kike bajo el izquierdo, y que una hora antes de encontrarnos con él acababa de hartarse de llorar al ver a su hijo Kike ponerse de rodillas él solito por primera vez en su vida. «No he podido aguantarme las lágrimas; eso que cualquier niño hace con meses y con normalidad, para Kike es una proeza».

Ejerce de padre, es hiperpuntual, muy observador, ordenado y nació para las relaciones públicas. «Soy germánico y muy disciplinado. Si a mí me dicen tienes que hacer esto, lo hago a rajatabla». Ni siquiera la dieta estricta que hace le pone de mal genio. «Es que me estoy encontrando tan bien que estoy encantado. Ya no me aprietan los pantalones e incluso se me caen, las chaquetas que me quedaban justas ahora las llevo holgadas. No sabes qué felicidad».

–¿Es más de la línea ecológica de productos alimenticios dePaul Newman o de la gourmet del príncipe Carlos de Inglaterra?

–De Paul Newman, sin dudarlo. Cuando empecé con la idea de la empresa de alimentación fue a raíz de ser cliente de los productos suyos porque él también lo hizo para una fundación por un tema de uno de sus hijos. Entonces me dije que, pasando por algo similar, por qué no montaba yo también mi empresa de alimentación y así, de paso, generar ingresos para la fundación.

–O sea, que en lugar de elegir invertir en pisos para alquilarlos y vivir de las rentas cuando se retire, ha decidido apostar por una empresa familiar, que además dedica una parte de sus beneficios a la Fundación Bertín Osborne...

–Claro, yo lo invierto todo en esta empresa porque creo que es el verdadero futuro de mi familia. Cuento, además, con que tengo descendencia preparada para que se ocupen de llevarla. Ojalá también mi hija Claudia acabe trabajando conmigo en todo el tema jurídico. Y Fabiola se encarga del marketing y del diseño. Tenemos un catálogo con más de 80 productos, entre ibéricos, verduras y picos de pan.

–¿Como empresario nota que haya paralización ante la falta de acuerdo de Gobierno?

–La inseguridad y la intranquilidad que hay generan inestabilidad. Dentro del país se nota, pero se aprecia mucho más fuera. Claro que lo estamos notando, sobre todo en la indecisión de ciertos mercados, como en México, que acabo de empezar a vender allí y me preguntan qué va a pasar en España. No es fácil la situación.

–¿Se han planteado un encuentro Sánchez, Rajoy, Iglesias y Rivera en esa cocina con esa inducción tan compleja?

–No crea que no se me ha ocurrido. Sería una idea fantástica. Si ellos aceptaran, sería estupendo. No nos lo hemos planteado seriamente, pero no es ninguna mala idea. Y, por cierto, ya he dejado la inducción por imposible.

–¿Ha invitado a los Reyes o ellos a usted en su palacio?

–No, a los Reyes actuales, no. No se me ha ocurrido, ni hemos hecho ningún intento porque ellos están ahora en otra guerra y no creo que sea el momento, pero sí he hecho un pequeño amago con el Rey padre, que es mi entrevista soñada, me encantaría hacerla y no desisto. Algún día intentaré conseguirla porque cuando alguna vez hemos estado juntos es un placer escucharle hablar, las cosas que te cuenta, las anécdotas que son tan geniales... Creo que sería tan bonito que la gente en España supiera el Rey que hemos tenido, sería genial poder hacerlo. Además, podemos hablar de muchas cosas porque tenemos muchas aficiones comunes.

–¿Ha hecho yoga alguna vez?

–¿Yoga? No, sólo con Anita Obregón y fue un despelote general. Para eso del yoga tienes que tener paciencia, estar relajado, con la mente en blanco, y para mí eso es imposible.

–A veces, es bueno dejar la mente en reposo...

–La tengo en ebullición porque hago muchas cosas a lo largo del día. Lo que más me cuesta es el cambio de chip cada dos horas. Anoche en Lérida hice una ponencia hablando de jamones en un congreso de cárnicos, he desayunado pronto y ahora vengo de ensayar dos horas con mis músicos. Estoy haciendo ahora cosas que no he hecho en mi vida, como cocinar, y justo ahora me he puesto a régimen estricto y, claro, las cosas que he aprendido a cocinar no puedo comerlas. Ni paella, ni papas con chocos, ni unos huevos fritos con patatas a lo pobre, que es lo que ya sé hacer.

«No soy periodista»

«A mis invitados me cuesta hacerles preguntas incómodas con las que no se van a sentir bien, y como no soy periodista y no me gusta hacerlas, pues no las hago porque lo que quiero es mantener una conversación. No tengo guión y creo que, sin incomodar a nadie, te cuentan más cosas. A mí tampoco me gusta que me sometan a un tercer grado, sólo pretendo que se encuentren bien y que repitan. De hecho, ya hay uno que ha repetido. Carlos Herrera vuelve al programa con Bibiana Fernández. Será en casa de ella».

¿En tu tv pública o en tu tv privada?

La productora del programa «En tu casa o en la mía» tiene cinco ofertas, alguna de Miami y de México, encima de la mesa para negociar. «Nosotros no hemos pedido ningún euro más a TVE, eso que quede bien claro. Ahora lo estamos pensando seriamente y queremos que nos mantengan la idea que tenemos del programa sin tocar una coma. Queremos que se respete el formato y tener un mediano o largo plazo para planificar las entrevistas con tiempo porque Antonio Banderas me dice que lo hacemos en junio o Rafael Nadal o Eva Longoria, y les tengo que decir que no tengo contrato en junio. Si fuera un concurso no importa, pero este programa necesita continuidad y es lo que pedimos para hacerlo bien. En siete días se sabrá dónde vamos o si nos quedamos. Lo que es seguro es que hasta el 30 de marzo estamos en TVE. Quien negocia es la productora, yo no tengo capacidad para decidir. Está clarísimo que es un programa jugoso que le ha dado una audiencia a una cadena que no la tenía».