Artistas

Beyoncé: luces y sombras de una reina

La diva norteamericana aterriza en Barcelona con el reto de llenar el Estadio Olímpico Lluís Companys. Repasamos algunos de los hitos de su carrera, sus puntos fuertes y sus debilidades

Beyoncé es la artista afroamericana más influyente y poderosa del momento, pero ¿es todo oro, éxito y glamour lo que reluce?
Beyoncé es la artista afroamericana más influyente y poderosa del momento, pero ¿es todo oro, éxito y glamour lo que reluce?larazon

La diva norteamericana aterriza en Barcelona con el reto de llenar el Estadio Olímpico Lluís Companys. Repasamos algunos de los hitos de su carrera, sus puntos fuertes y sus debilidades

Dos años después de conseguir –al fin– su primer «sold out» en nuestro país, Beyoncé regresa a Barcelona para presentar su último disco, «Lemonade». Lo hace imponiéndose el reto de llenar, o al menos conseguir una buena entrada, en el Estadio Olímpico Lluís Companys; recinto que permite la asistencia de 55.000 personas. Un espacio que hace un par de meses Coldplay abarrotó con dos conciertos multitudinarios con todo vendido. La estadounidense se encuentra en un momento dulce, pero, ¿es todo oro, éxito y glamour lo que reluce? Se trata de la artista afroamericana más influyente y poderosa del momento. Ahora bien, como en todos los reinados y vidas de figuras aparentemente impolutas, la carrera de Beyoncé está llena de luces y sombras. Lo analizamos a continuación.

El viejo Hollywood

Beyoncé Knowles es el glamour personificado al estilo del Hollywood clásico, las buenas formas y un blindaje total de su vida privada que solo ha peligrado en la desagradable pelea de ascensor mantenida por su hermana Solange y Jay-Z (marido de Beyoncé) que dio la vuelta al mundo. De hecho, no es de las que bajan a buscar el pan con el chándal puesto. O, por ejemplo, aún no ha tenido su etapa díscola. Esa en la que todas las artistas «mainstream» (como Miley Cyrus, Britney Spears y Rihanna) pierden la cabeza y se pasean por el lado malo de la vida con una intención clara: demostrar que son humanas. La corrección política de la Knowles y ese saber estar tan perfectos son, claro está, totalmente respetables, pero revelan una frialdad propia de un ciborg. ¿Será humana?

Hits Vs. Baladas

Beyoncé inició su carrera en solitario tras el final de Destiny’s Child en 2003 con «Crazy In Love», uno de los «hit singles» más celebrados de la pasada década. Ahora bien, tras ese sencillo, la norteamericana sólo se ha acercado otra vez al rompepistas definitivo con la festiva «Single Ladies (Put a Ring on It)». Y es que dejando de lado esas canciones, la texana se siente más cómoda en las baladas y en los medio tiempos («Halo», «Sorry», «Drunk in Love» e «Irreplaceable») que en los rompepistas desatados. Buena prueba de ello es su último disco, poblado en su mayoría por canciones reposadas. La autora de «Dangerously in Love» sigue en lo más alto a escala comercial, pero no ocurre lo mismo en el terreno creativo, donde ha perdido parte de la pegada de sus primeros trabajos.

Feminismo y compromiso

Es uno de sus puntos fuertes. En temas de compromiso político pocas artistas «mainstream» pueden competir con ella. Es una feminista militante que aprovecha su posición de poder en el mundo del pop para visibilizar las desigualdades de género (en sus conciertos proyecta vídeos que animan a las mujeres a liberarse del yugo del patriarcado). Es más, también denuncia el racismo que aún impera en la sociedad americana, y no se anda con medias tintas: su actuación en la pasada Superbowl con decenas de bailarinas vestidas como panteras negras lanzaba un mensaje muy claro y fue todo un desafío para la corrección política que reina en los medios de masas estadounidenses. Otro «highlight» de esa actitud social combativa ha sido la película de sesenta minutos que acompañó la salida de «Lemonade». Un mediometraje que se alineaba de forma directa con el movimiento activista Black Lives Matter y su denuncia sobre la violencia que sufre actualmente la comunidad afroamericana en su país.

Matrimonio con Jay-Z

En 2008 Beyoncé se casó con Jay-Z, uno de los cantantes y empresarios del rap más poderosos del mundillo, doce años mayor que ella. Con esa unión entre iguales (aquí eso de que detrás de cada gran hombre hay una gran mujer habría que decirlo a la inversa), la carrera de ambos en solitario se ha ido consolidando y han llegado a las cotas más altas de popularidad. Es una de las parejas con más poder del negocio del pop, y en varias ocasiones la norteamericana se ha referido a su marido como su principal acicate a la hora de intentar superarse como artista.

Actriz medio truncada

Como todas las grandes divas de la canción pop, Beyoncé también probó en el cine. Una carrera paralela que empezó con buen pie como la «partenaire» femenina de Mike Myers en «Austin Powers en Miembro de Oro», demostrando unas dotes para la comedia inéditas hasta la fecha. Tras ese debut lo intentó con un par de cintas humorísticas más que pasaron sin pena ni gloria, «The Fighting Temptations» y el desafortunado «remake» de «La pantera rosa». Después de ese fogueo, la Knowles aceleró la marcha en busca de su primer Oscar como actriz con una serie de papeles hechos a su medida. Así fue en «Dreamgirls» y «Cadillac Records», un par de filmes que flirteaban con el «biopic» musical. El primero, sobre un grupo de soul de chicas que, ironías del destino, le acabó reportando una estatuilla a su compañera de reparto Jennifer Hudson. El segundo, la historia de un legendario sello de música negra en la que Beyoncé interpretaba a la cantante de jazz Etta James. Esas dos buenas interpretaciones sólo le reportaron una nominación importante en los Globos de Oro. De ahí que, hasta nueva fecha, haya bajado el ritmo de sus apariciones en la gran pantalla.

Dónde: Estadi Olímpic Lluís Companys. Barcelona.

Cuándo: 3 de agosto. 21:30 horas.

Cuánto: desde 73 euros.