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Diana Vishneva: ¿La nueva primera dama del Chelsea?

Tiene 41 años, es bailarina de ballet y, aunque está casada, para la Prensa rusa es la llamada a ocupar el lugar de Zhukova en el corazón de Abramóvich

La bailarina y el magnate se conocieron en 2014, en un festival de ballet que organizaba ella en San Petersburgo
La bailarina y el magnate se conocieron en 2014, en un festival de ballet que organizaba ella en San Petersburgolarazon

Tiene 41 años, es bailarina de ballet y, aunque está casada, para la Prensa rusa es la llamada a ocupar el lugar de Zhukova en el corazón de Abramóvich.

No ha pasado ni una semana desde que anunciara su divorcio de Dasha Zhukova cuando ya se habla de la nueva conquista de Román Abramóvich. De confirmarse, sería la cuarta pareja (conocida) del dueño del Chelsea. Por el momento, ni él ni la supuesta pretendiente, que responde al nombre de Diana Vishneva, se han pronunciado al respecto, aunque los medios rusos ya hablan de ella como la culpable de la ruptura del magnate de 50 años con la modelo rusa de 36, que dejan atrás un matrimonio de diez años y dos hijos en común: Aarón (7) y Lea (4).

La asistencia de Vishneva el pasado domingo a un partido del Chelsea (ataviada, además, con la bufanda y la gorra del equipo, como la más forofa) desató «ipso facto» los rumores de una posible relación con el millonario, ya que, sabiéndose que ambos se conocían desde hacía tres años, nunca antes ella había mostrado ni el más mínimo interés por el club inglés.

Y es que no fue el fútbol lo que les unió, sino el ballet, danza a la que esta rusa de 41 años se dedica profesionalmente, encabezando algunos de los teatros más reputados del mundo, entre ellos, el American Ballet Theatre de Nueva York. En 2014 ambos coincidieron durante la cena del Festival de Coreografía Contemporánea organizado en San Petersburgo por la propia Vishneva y al que Abramóvich acudió, sin su mujer, como invitado. Conversaron y compartieron un par de copas. Se cayeron bien. Él, como buen hombre de negocios (antes de adquirir el Chelsea en 2003 había regentado desde una fábrica de muñecas hasta una granja de cerdos), quiso interesarse por los planes de futuro de la bailarina, que no dudó en trasladarle su inquietud por un nuevo proyecto que implicaba, por supuesto, el ballet. Él vio negocio y acabó por financiárselo. Se entendieron y nada más que hablar. Su amistad no había hecho mas que empezar.

Los rumores de que entre ellos existe algo más no han cesado desde entonces, aunque ha sido ahora, después de que Abramóvich haya confirmado su divorcio y que Vishneva se haya dejado ver por primera vez apoyando al Chelsea, cuando han cobrado fuerza. Los más escépticos sostienen que es bastante improbable que mantengan un romance, ya que, de ser así, se trataría de una infidelidad por parte de la artista, ya que ella sí continúa casada con el productor ruso Konstantin Selinevich, con quien residirá en Londres hasta concluir su participación en «Anna Karenina», obra que interpreta en el Royal Opera House junto al Mariinsky Ballet.

Pero lo cierto es que una fortuna valorada entre 10 y 17 millones de euros (la que «Forbes» calcula que posee el magnate de ascendencia judía, que lo ubica como el duodécimo hombre más rico de Rusia) bien podría hacer cambiar de opinión a la bailarina y empresaria. Un patrimonio que, si bien vuelve a convertir a Abramóvich en uno de los solteros de oro más codiciados del planeta, pronto podría causarle (por tercera vez) más de un quebradero de cabeza, teniendo en cuenta que por su último divorcio, el de su segunda mujer, Irina Malandina (con la que tuvo sus cinco hijos mayores) desembolsó más de 8.000 millones de euros. Ahora con Zhukova, pese a que en el comunicado enviado el lunes aseguraban que se separaban de mutuo acuerdo y amistosamente, su patrimonio volverá a estar en el punto de mira.

Amantes

Pero para uno de los abogados que lleva el divorcio «en esta ocasión no creo que la cantidad sea tan desorbitada», asegura al diario «Daily Mail», el mismo que informa de que la ex pareja comparte varias casas en Londres, Moscú, el Caribe y Francia, así como una mansión en Nueva York. También el avión privado donde solían viajar (de 46 millones de euros) y su mascota, un Corgi valorado en 800 euros. En caso de que el divorcio se resuelva en su país natal, poco tendrá que temer Abramóvich por su fortuna, ya que, según afirma el abogado, la legislación rusa no prevé manutención alguna para la esposa (solo para los niños) si la separación ha sido de mutuo acuerdo.

Hasta entonces el foco mediático estará puesto sobre Vishneva, a la que algunos ya se refieren como la nueva (y cuarta) primera dama del Chelsea. También sobre Zhukova, a la que ahora la Prensa no solo le atribuye amantes durante su matrimonio (entre ellos, DiCaprio), sino que además la relacionan con el círculo de Trump, llegándola a señalar como la encargada de organizar encuentros entre el presidente y las autoridades rusas. No sorprendería, dada su conocida amistad con el cuñado de Ivanka. Por boca de Abramóvich, llamado el «multimillonario silencioso», poco sabremos. Él y su afán por defender su intimidad permanecerá vigente.