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El artículo de Lomana: Amistades que sanan

Junto a Alejandro Gómez Palomo
Junto a Alejandro Gómez Palomolarazon

Cuando estoy con Paco Arango siempre siento tranquilidad, alegría y la sensación de que a su lado nada malo puede pasarme. Esa sensación la producen las personas buenas y Paco es alguien tan generoso, tan entregado a su lucha por hacer la vida mucho más fácil y alegre a todos los niños enfermos de cáncer que nos contagia su entusiasmo, de la misma forma que es un bálsamo para los niños y sus familias en un proceso tan doloroso. Es terrible e injusto ver sufrir a un niño con cáncer, no podía imaginarlo hasta que lo viví cuando fui al Hospital del Niño Jesús para entregarles un dinero que había ganado en el programa «Mira quién baila». Paco Arango me acompañó por todas las dependencias enseñándome las obras de reforma que habían convertido esa unidad en un espacio alegre y luminoso, con preciosos dibujos en las paredes que hacían olvidar la tristeza y el dolor de un hospital. Visitamos varias habitaciones donde estaban los niños con sus familias –muchos de ellos hinchados por la cortisona, soportando la caída del pelo y el trauma de la quimioterapia–, pero cuando entraba Paco en su habitación sus caritas se iluminaban, transformándose. Él les hacía todo tipo de juegos imitando voces, con guiñol, magia y sobre todo su presencia les transmitía un cariño y alegría maravillosos. Estaba emocionada ante esa fantástica entrega y desde entonces le admiro profundamente. Uno se siente reconciliado con la vida y reconfortado pensando que ante tantas barbaridades como escuchamos y leemos en los periódicos también hay seres humanos dignos de admiración que dedican parte de su vida a ayudar a los que más sufren.

El miércoles fui al estreno de la película «Lo que de verdad importa» producida por él, cuya recaudación en taquilla irá íntegra para los campamentos de verano de niños enfermos en los que puedan pasar unos días en contacto con la naturaleza y disfrutando de la vida fuera del hospital. Éste es un motivo más que suficiente para ir a ver este precioso filme que les hará soñar, sonreír y creer en la magia de la vida. Necesitamos llenar todos los cines donde se proyecte y por eso desde aquí les hago un llamamiento al que estoy segura que acudirán.

Esta semana ha estado llena de acontecimientos de actualidad, desde el comienzo de la pasarela de Moda de Madrid, hasta el tema de las cloacas de Interior. Por fin parece que tenemos un ministro que está tirando de la manta y da vértigo pensar todo lo que está saliendo: jueces, fiscales, villarejos hasta las cejas de corrupción y, en medio, siempre los Pujol con algún corrupto como ellos tapándoles toda la porquería.

En España se han cometido muchos errores pero quizá el más grave fue entregar a los políticos el control de las entidades de ahorro. Las consecuencias han sido letales porque a la codicia se unió la incompetencia. Ineptos y rapaces con acceso al dinero. Todos conocemos, sufrimos y pagamos cómo términó el asunto. No sólo se hundió el sistema de crédito y se desplomó la confianza, sino que también se arraigó en los ciudadanos la idea difícilmente rebatible de que los políticos son impresentables y nos robaron la prosperidad a base de su vulgar mangoneo. Esperemos tiempos mejores y que, al menos, nunca perdamos la capacidad de sonreír.