Casa Real

El emperador Akihito prepara su abdicación

El viaje de Estado de los Reyes a Japón se ha visto inmerso en la cuestión del relevo del actual emperador nipón, cuyo estado de salud le dificulta para continuar con sus funciones oficiales.

Cena de gala El emperador Akihito y su mujer, Michiko, ofrecieron a Don Felipe y Doña Letizia una cena de gala a su llegada a Japón
Cena de gala El emperador Akihito y su mujer, Michiko, ofrecieron a Don Felipe y Doña Letizia una cena de gala a su llegada a Japónlarazon

El viaje de Estado de los Reyes a Japón se ha visto inmerso en la cuestión del relevo del actual emperador nipón, cuyo estado de salud le dificulta para continuar con sus funciones oficiales.

Los trabajadores del Palacio Imperial piden silencio con el dedo: han llegado los emperadores desde sus dependencias al edificio central. Michiko, de 82 años, desciende con cuidado del coche y ayuda a bajar a su marido. Caminan muy juntos y ella se adapta a su paso. Él busca sutilmente la estabilidad en su esposa, pero, al detenerse, siempre quedará un ligero paso por detrás de él. En la monarquía más antigua del mundo las mujeres no tienen voz, al menos pública. Impera la ley sálica, por lo que no tienen derecho a reinar, aun cuando no se conciba un hijo varón. Bajo las sonrisas y una leve inclinación constante de cabeza para saludar de los emperadores, se percibe la tensión de un clima hermético en la tradición aceptado por algunos, pero asfixiante para otros, como Masako, la mujer del heredero Naruhito, en una constante de depresión hasta fraguarse el apodo de «la princesa de las alas quebradas».

Japón funciona a dos velocidades opuestas y quizá por eso sea la tercera potencia mundial: una mezcla entre modernidad tecnológica y trabajo sin descanso, y un anclaje en la tradición que les lleva a un sistema jerárquico en el que no hay planteamientos de cambio. «Cuando un emperador enferma me preocupa que, como ha sucedido en el pasado, la sociedad entre en punto muerto o que la situación pueda impactar en las vidas de la gente. A veces me planteo cómo sería posible evitar esta situación», fue lo máximo que llegó a insinuar Akihito sobre su deseo de abdicar durante un revolucionario mensaje en 2016 porque aquí el emperador es del todo independiente y manifestarse directamente al respecto se habría interpretado como una intromisión en asuntos legislativos. Diplomáticos explican a LA RAZÓN el estado actual del proceso. En ningún momento se llegó a plantear una reforma constitucional, sino que los cuatro partidos principales de Japón han llegado a un consenso para redactar una ley especial que establezca la vía para que un emperador pueda renunciar al trono en situación de emergencia. El texto podría redactarse en los próximos meses por estas fuerzas y vería la luz en 2018 o 2019. Un método mucho más largo que el «exprés» que vivió España con la abdicación de Don Juan Carlos. Lo que sí aseguran es que éste será el último viaje de Estado que realicen los Reyes con los emperadores, ya que la nación nipona sólo «acoge» dos viajes de estas características al año.

Durante la visita, los protagonistas del país del sol naciente –Akihito y Michiko, Naruhito y Masako y el primer ministro, Shinzo Abe– trataron a los Reyes con la solemnidad que impera en su tradición. El Trono del Crisantemo no es ostentoso y su austeridad se percibe en los muros del palacio, con una arquitectura de piedra fría, entre maderas y moquetas interiores que impiden cualquier alarde de poder. Hasta en el vestir la discreción manda: ellas siempre con el pelo recogido y vestidos en tonos neutros y que podrían encontrar su sitio en cualquier época. Llamativo fue el contraste en la cena de gala que se ofreció en honor a los Reyes a su llegada, en la que Michiko lució un conjunto blanco de falda larga y Doña Letizia un vestido azul marino con falda de capa y corpiño ajustado. Eso sí, las tiaras de las mujeres de la familia imperial, al igual que la de la Reina, brillaban a metros de distancia en el comedor. Una imagen ilustrativa del concepto de sumisión al emperador que mantiene Japón es la de las diez princesas que asistieron a la cena de gala con la cabeza inclinada mientras pronunciaban su discurso tanto Akihito como Don Felipe. Fue la paradoja de la mirada al frente de Doña Letizia, que, además de encarnar una monarquía muy distinta, tiene una fuerte personalidad, lo que provocó imágenes graciosas de Michiko indicándole discretamente cómo pararse detrás del Rey. Doña Letizia estuvo sentada al lado de Akihito y éste, pese a su enfermedad, estuvo muy comunicativo y sonriente con ella.

CON PLEBEYAS

En Japón las princesas que contraen matrimonio con pretendientes no pertenecientes a la familia imperial pierden su título, mientras que los hombres sí pueden casarse con plebeyas, como hicieron tanto el emperador actual como el sucesor Naruhito. Esta situación limita las posibilidades de sucesión. Así, cuando termine la actual «Era Heisei», Aiko, la hija de Naruhito y Masako –que no tienen ningún hijo varón– será desplazada por su primo Hisahito, hijo de Fumihito, el segundo vástago del emperador. La pregunta es saber si esto provoca roces entre las familias, pero la situación se acepta con normalidad porque para ellos primero están los intereses de la patria. Así, Masako estuvo en la cena sentada al lado de su cuñado, el príncipe Fumihito, con total normalidad, a pesar de que es el padre de quien ocupe el trono que pertenecería a su hija si no existiese la ley sálica. Esta discriminación hacia la mujer podría abordarse con la creación de una ley especial, aunque Shinzo Abe, de tendencia conservadora, no está por la labor.