Podemos

El juego del despiste de Pablo y Tania

El juego del despiste de Pablo y Tania
El juego del despiste de Pablo y Tanialarazon

Los periodistas que cubren la información política de Podemos han bautizado al grupo de jóvenes que salieron de la universidad «Al salir de clase», como aquella serie en la que lo menos importante era lo que se estudiaba.

Las formas de Podemos han sido rompedoras dentro de la política española. Pero el partido de Pablo Iglesias es algo más que una formación política. Y es que para algunos de sus integrantes se trata de una prolongación de su vida universitaria. Un grupo de jóvenes fuma ante la puerta de un edificio de la madrileña calle Princesa, a la sombra del Edificio España y de la Torre Madrid, a un paso de la Plaza de España. Su estética es variada, pero predominan los pantalones vaqueros y las zapatillas –incluyendo las New Balance de última moda–. Algunos portan piercings y entre los que echan un pitillo, con un café de una conocida franquicia en la mano, lo más común es el tabaco de liar. Para un observador poco avezado no se distinguirían mucho de otros jóvenes que pululan por academias de la zona o que hacen sus primeros pinitos en el mundo laboral. Sin embargo, la mayoría integra la fontanería de Podemos y hace una pausa para el cigarrillo en una larga jornada de trabajo militante en el partido que pilota Pablo Iglesias. Aunque hay algunos mayores, el grueso de los trabajadores del estado mayor podemita oscila entre los veintitantos y los treinta y tantos años de edad.

La procedencia es diversa, pero para muchos su militancia es la continuidad de otra desarrollada en las aulas de las facultades en las que han estudiado, o estudian, sus carreras. Es por eso que algunos conocen al cuartel general podemita como «la Facultad» y operan como el que va a clase. Es normal que muchos de los trabajadores de Podemos se desparramen por los bares y restaurantes de la zona que ofrecen menú de diez euros. La mayoría acude a su puesto, en jornadas que pueden llegar a ser de doce horas, en transporte público. El trasiego de enviados de las provinciales y regionales tirando de la maleta con ruedas es habitual. Una mayoría de ellos ha militado en organizaciones que sirvieron como cantera a Podemos: las asociaciones universitarias de la Complutense Contrapoder (en la Facultad de Políticas) y La Caverna (Filosofía) o el colectivo Juventud Sin Futuro, del que han salido cuadros como el jefe de prensa del partido, Jesús Gil; el diputado autonómico Eduardo Fernández Rubiños, encargado de redes sociales o la actual portavoz del Ayuntamiento de Madrid. Otros mantienen una larga amistad con dirigentes del partido, como sucede con Sergio Illanes, más conocido como «El Manzanas», que ya era citado en los agradecimientos de la tesis doctoral de Íñigo Errejón, y ejerce como responsable de la célula de seguridad del partido, encargada de dar escolta a algunos de sus primeros espadas.

Transversalidad y endogamia

Desde las movilizaciones contra Bolonia en el campo universitario al 15-M y otras actividades, la transversalidad ha unido a muchos de ellos. Pero eso también conlleva la endogamia. Por eso algunos de los periodistas que cubren la información de Podemos denominan a su sede, con ironía, el instituto de «Al salir la clase», aquella serie de televisión de los años noventa que arrasó porque presentaba las vicisitudes de todo tipo de alumnos de un centro de educación media.

El «Al salir de clase» podemita se ha hecho más evidente para la Prensa desde que Podemos ha cambiado sus convocatorias en el Cïrculo de Bellas Artes o en un local de Lavapiés –el barrio fundacional del partido– por el edificio de la calle Princesa. En realidad, se trata de la sede del grupo parlamentario europeo de Podemos, pero todos los servicios centrales de la formación se ubican allí: un edificio de oficinas aséptico y funcional, sin adornos ni alharacas, donde lo más destacado es la figura de Tyrion Lannister, personaje de «Juego de Tronos», que preside la mesa del líder del partido. Por lo demás, el ambiente es espartano en un lugar donde los lunes puede escucharse a las huestes de Iglesias comentar las vicisitudes del ocio del fin de semana, si ha habido la suerte de no tener que prestar servicio por exigencias del partido.

Esta dinámica genera un mundo muy endogámico, como ya se ha mencionado, cuajado a base de horas de trabajo y de militancia en común. Es algo habitual en los partidos políticos, pero en Podemos se resalta más por la juventud de la mayor parte de sus militantes. Y que también, para qué negarlo, cuaja en relaciones sentimentales. El roce hace el cariño y todo eso. Al fin y al cabo ya lo dijo el secretario político, Íñigo Errejón, en una entrevista: «En Podemos hay tanto sexo como en la serie fetiche del líder Iglesias. Cosas de la edad». Precisamente en el campo de lo sentimental los dos principales dirigentes del partido han vivido momentos intensos derivados de su actividad política. Errejón ha vuelto con su novia «de toda la vida», Rita Maestre, compañera en lo político y en lo amoroso durante varios años, tras romper una breve relación con la periodista de laSexta, Gloria Mena, que años atrás mantuvo un «affaire» con el dirigente de Izquierda Unida, Alberto Garzón. Recientemente se ha visto a los «querubines» de Podemos, como los conocen algunos, juntos en los dominios municipales donde ella ejerce la portavocía y en otros actos de la agenda del partido. Por cierto, que algunos han señalado a Maestre como la mujer que llevó a Errejón al activismo político. Nada de eso. Fue el activismo el que unió a ambos porque Errejón, en lo político, ya venía programado de un hogar en el que su padre hacía gala de izquierdismo ortodoxo.

Otro tanto ha sucedido con Iglesias, cuya ruptura con Tania Sánchez, ex IU e inspiradora de Convocatoria por Madrid y las candidaturas municipales de «unidad popular», fue más sonada todavía. Y lo fue porque durante varios meses el propio Iglesias había negado que la relación se hubiera resquebrajado. Las informaciones sobre la cuestión sacaron de quicio al líder de Podemos, que no entendía por qué su vida personal tenía que estar bajo los focos. No se sabe si habrá sido por esto, por cuestiones políticas, por el asunto de la cooperativa de su hermano o por todas esas cosas y más, lo cierto es que la ruptura llegó, de manera sorprendente, en la noche electoral andaluza con un comunicado conjunto publicado en los perfiles de Facebook de ambos.

Desde entonces, a Iglesias le han colgado relaciones sin saber cuánto hay de realidad y cuánto de cotilleo. Al número uno de Podemos se le han achacado amistades «fuertes» con su asistente parlamentaria en Bruselas, Dina Bousselham, o con la secretaria del Consejo de Coordinación, Irene Montero, una de las mujeres que ha cobrado mayor peso específico dentro del partido en los últimos meses. Es difícil saber hasta dónde llegan esas amistades y si hay algo más que eso. Y más ahora que Sánchez va a ir en la lista del secretario general para las primarias y va a trabajar codo con codo con él. ¿Volverá a surgir la chispa?