Famosos

La alegría de sentirse querida

Junto a Eugenia Martínez de Irujo, Lucas Arraut y Mario Vaquerizo, en la exposición en la Fundación Mapfre
Junto a Eugenia Martínez de Irujo, Lucas Arraut y Mario Vaquerizo, en la exposición en la Fundación Mapfrelarazon

Estas fechas me producen desasosiego y confusión. Siempre tengo ganas de desaparecer y, sin embargo, me quedo.

Estas fechas me producen desasosiego y confusión. Siempre tengo ganas de desaparecer y, sin embargo, me quedo. Es un contrapunto entre: «No puedo más de tantos eventos, compromisos y fiestas», y pensar que me encanta la idea de celebrar con tantos amigos, que parecen querernos mucho más con la llegada de la Navidad. Los días previos a Nochebuena siento como si tuviese que superar una carrera de obstáculos hasta llegar a esa fecha. Soy de las que dejo todo para el último momento, especialmente el tema de regalos. Admiro a esas personas que un mes antes ya están preparando paquetes y siempre aciertan con el regalo adecuado, por pequeño que sea. Cada año pienso: «El próximo yo seré así y tendré todo a punto una semana antes». Todavía no lo he logrado.

Por otro lado, tengo la suerte de vivir sola y hacer lo que quiera con mi vida. Estas Navidades he decidido no adornar mi casa. Sí, como lo oyen, sólo un belén que monto en un plis-plas, unas flores de Pascua en las chimeneas y nada más, sobre todo porque a Sandra le hace ilusión. Sandra lleva catorce años conmigo, siendo mis manos, mi cabeza, mi ayuda inestimable en la casa; sin ella mi vida sería mucho más caótica y, desde luego, no le ha hecho ninguna gracia que no montase mi precioso árbol de Navidad, acompañado por lazos y adornos. Esta decisión ha sido motivada porque 2016, en general, ha sido una pesadilla. Tuve problemas familiares con un hermano que nos ha dado bastantes disgustos; una de mis amigas más queridas atravesó un tremendo drama que, gracias a Dios, ha superado. Mi casa se inundó por una vecina que no ha hecho más que barbaridades en un maravilloso edificio histórico y que me obligó a abandonar durante tres meses mi hogar, pues la tromba hizo que fuese invivible. Hoy, precisamente, hemos terminado de ordenar todo y sólo quiero descansar y olvidarme de tanta locura. Como se pueden imaginar, la sola idea de montar árboles y adornos me sobrepasa...

Creo que soy necia quejándome, pues cada día recibo infinitas muestras de cariño en forma de felicitaciones, regalos y mensajes. Sobre todo cuando, paseando por la calle, me paran muchas personas para decirme que me siguen, me leen o me escuchan en la radio. La satisfacción de sentirse querida y reconocida es lo mejor que puede darte la popularidad, que compensa el a veces deseado anonimato. Cuando me preguntan si me gusta ser mediática,contesto que sí. Personalmente, me ha dado y sigue dando muchas satisfacciones, incluso me facilita la vida en algunas gestiones, como encontrar siempre mesa en el restaurante de moda. El peor enemigo: Hacienda, que te persigue incansablemente. Nada mejor ante la voracidad recaudadora que el anonimato.

En los días de fiesta les recomiendo ver la interesantísima exposición sobre la obra más desconocida de Joan Miró en la Fundación Mapfre. Se trata de sesenta cuadros que el pintor regaló a su hija y a sus nietos que en un acto de generosidad y reivindicación de españolidad han querido que viniese a Madrid. Su nieto Joan Punyet nos explicó la historia de las pinturas de una forma preciosa y con enorme humor. Es de una simpatía y personalidad extraordinarias, con esa cara de eterno adolescente heredada de su abuelo que hace empatizar rápidamente con él. Ahí me encontré con la Infanta Elena, encantadora siempre, con un saber estar y un porte que admiro mucho. Camina como una reina, su talante es cercano y, desde luego, es la más Borbón de toda la familia en cuanto a simpatía y naturalidad que recuerdan a nuestro Rey Emérito. ¡Ah! Y me dijo que me escuchaba los domingos en Onda Cero. Gracias, Señora. Nada más íntimo y cercano que la radio.