Libros

Libros

La novia espistolar de JFK: Las cartas secretas que ilustran la relación de Inga Arvad con John F. Kennedy

Inga Arvad fue una mujer fundamental en la vida de un jovencísimo John F. Kennedy durante los años de la Segunda Guerra Mundial. Las cartas de ella ilustran cómo fue aquella relación

El joven John F. Kennedy conservó siempre las cartas que recibió de Inga
El joven John F. Kennedy conservó siempre las cartas que recibió de Ingalarazon

Inga Arvad fue una mujer fundamental en la vida de un jovencísimo John F. Kennedy durante los años de la Segunda Guerra Mundial. Las cartas de ella ilustran cómo fue aquella relación

Más de medio siglo después de su asesinato, seguimos fascinados por la figura de John F. Kennedy. Aún existen aspectos de su biografía que merecen ser estudiados, especialmente sus años de juventud, la época en la que se inició la que sería una triunfal carrera política trágicamente truncada en Dallas el 22 de noviembre de 1963. Ahora se presenta una biografía sobre Kathleen Kennedy, conocida como Kick, la hermana favorita de JFK. El volumen está escrito por una de las maestras de este género, Barbara Leaming, autora de estudios sobre Orson Welles, Winston Churchill o Jackie y el propio John F. Kennedy. Una de las virtudes de esta nueva obra es que profundiza en un capítulo en la juventud de Jack: su relación con la periodista Inga Arvad, una atractiva danesa, cuatro años mayor que él, a la que el FBI investigó por sospechas de que era una espía de la Alemania nazi.

- Inga Binga

LA RAZÓN ha tenido acceso a una documentación muy interesante sobre aquel noviazgo. Son las cartas enviadas por la joven y que quien fuera su pareja conservó toda su vida, hasta el punto de que hoy se guardan en su biblioteca presidencial de Boston. Inga Binga, como le gustaba burlonamente llamarla a JFK, era compañera de Kathleen en el diario conservador «Times-Herald», en Washington. Casada en dos ocasiones, Kennedy quería que aquello fuera una aventura pasajera, pero el periodista sensacionalista Walter Winchell se preocupó de airear todo eso el 12 de enero de 1942 en un artículo en el que hablaba de que uno de los hijos del embajador Kennedy «es el objetivo de los afectos de una columnista de Washington».

Las siguientes cartas nos permiten visualizar las luces y las sombras de esa historia de amor. Es el caso, por ejemplo, de una escrita la madrugada del 11 al 12 de marzo de 1942, cuando el futuro presidente está enfermo a consecuencia de sus demasiado frecuentes dolores de espalda. «¡Jack querido! En este momento tengo un encendido deseo: hacer algo por ti». Ese encabezamiento corresponde al deseo de JFK de poder pasar el fin de semana con ella. «Mi impulso es tirarlo todo y alejarme. No porque quiero que me hagas el amor y decirnos cosas encantadoras. Es sólo que deseo más que nada estar contigo cuando estás enfermo. Tú sabes, querido, que todo el mundo quiere estar a tu lado cuando te sientes al 100 por 100». Inga, pese a los ruegos de Jack, reconoce que «hay algo que no quiero hacer y es herirte. Perteneces incondicionalmente al clan Kennedy y no quiero que tengas problemas con tu padre por mi culpa».

En la misma nota, Arvad demuestra su entrega hacia el joven: «Esto es porque tú eres para mí más querido que nadie y querría estar contigo cuando estás enfermo. Tal vez es el instinto maternal». John F. Kennedy conoció a Inga Arvad cuando ella lo entrevistó para «Times-Herald». Tras de sí tenía una vida que había aprovechado al máximo. Había sido proclamada miss Dinamarca y miss Europa –coronada por Maurice Chevalier–; se había casado y divorciado de un aristócrata egipcio; se había buscado la vida convirtiéndose en la corresponsal de un diario de Copenhague en Berlín. En la capital alemana entrevistó a uno de los hombres fuertes del nazismo: Hermann Göring. Inga asistió a la boda de este último, quien le presentó a su padrino: Adolf Hitler. El dictador le concedió tres entrevistas en exclusiva y la hizo su invitada especial durante los Juegos Olímpicos de Berlín, en 1936. De vuelta a Dinamarca, apareció en una película y contrajo matrimonio con el realizador Paul Fejos –del que también se divorció–, además de ser la amante de un empresario sueco.

Toda esta información aparece en el abultado expediente que el FBI dedicó a John F. Kennedy, abierto tras saberse de su íntima vinculación con la chica. La pareja no sabía nada de eso y en su epistolario no hay palabra que invite a sospecharlo. Por ejemplo, el 25 de mayo de 1942 le explica que «anoche se oyó un golpe duro en mi puerta. El conserje entró y dijo que alguien quería hablar con una persona llamada Inga-Binga.“¿Es éste su nombre de casada?” La miré desconcertada, fui al teléfono y una optimista voz dijo: “¿Pagará una llamada de John F. Kennedy en Chelsea Mass?”». Aquellas llamadas fueron grabadas por el FBI, tal y como demuestra el expediente oficial y confidencial que guardaba J. Edgar Hoover, el todopoderoso director de este organismo.

Las aspiraciones políticas del joven Jack tampoco se escapan a los comentarios de Inga en sus cartas. No deja de ser interesante este aspecto porque en ese momento, hacia 1942, la familia Kennedy piensa en el hijo mayor, Joe, como futuro aspirante a la presidencia. Será tras su muerte el 12 de agosto de 1944, pilotando un avión durante una misión militar, cuando John tome el relevo en su carrera hacia la Casa Blanca. «Prende una cerilla en la ardiente ambición y marcharás como un fuego salvaje. (Esto va contra los ranchos del Oeste, pero es también una autopista sin igual hacia la Casa Blanca). Y si encuentras algo en lo que puedas creer, entonces, querido mío, habrás pescado el más grande de los peces del océano. (...) ¿No tiene sentido? Tal vez esté mal expresado, pero es correcto, perfecto y poderoso como el joven Kennedy en persona».

- Boda frustrada

Robert Dalleck, el biógrafo del trigésimo quinto presidente de Estados Unidos, cree que JFK nunca pensó en casarse con Inga, aunque si en alguna ocasión esa posibilidad rondó su cabeza fue el patriarca de los Kennedy quien frenó la idea. Joseph Kennedy creía que esa boda podría arruinar cualquier aspiración política y, de rebote, al propio clan. De común acuerdo, Inga y John rompieron la relación. Lo que sucedió después con John F. Kennedy tras aquella historia de amor es muy conocido, convirtiéndose durante mil días en el líder del mundo libre. Pero, ¿qué ocurrió con Inga Arvad? En 1946 se casó con el actor Tim McCoy, conocido por sus películas de vaqueros para toda la familia. Cuando JFK supo de la boda le comentó a su amigo Lem Billings que, «como probablemente no habrás oído, Inga Binga se casó y no conmigo. Evidentemente, quiso dejar Washington y llegar a Nueva York».

La hermana favorita de JFK

Fue Kathleen Kennedy (en la imagen) quien propició que Inga Arvad conociera a su hermano, al joven Jack. Kathleen, llamada Kick, es una de las menos conocidas integrantes de la célebre familia. Tres años menor que el futuro presidente, fue una rebelde que trató de construirse una carrera al margen de los dictados de su padre. Buena prueba de ello es que en 1941 decidió dejar el colegio para empezar a trabajar en el periódico «Times-Herald», donde coincidió con Inga. Colaboró con la Cruz Roja, haciendo labores de voluntaria durante la Segunda Guerra Mundial. El 6 de mayo de 1944 se casó con el británico William «Billy» Cavendish, marqués de Hartington, pero el matrimonio no duró mucho. Su marido murió en combate el 10 de septiembre de ese mismo año. Tiempo después de aquel golpe, Kathleen inició una relación con Peter Wentworth-Fitzwilliam, vizconde de Milton, algo que no gustó a los padres de la muchacha. No llegaron a contraer matrimonio. Los dos murieron en un accidente de avión en mayo de 1948.

Amor a distancia

- Tesoro nacional

La Biblioteca Presidencial de John F. Kennedy de Boston guarda las misivas que Inga Arvad envió a su pareja desde Washington. Algunas están escritas con papel de carta del «Times-Herald», el diario en el que trabajaban Inga y la hermana de JFK.

- Sobre literatura

La correspondencia permite conocer de primera mano el tipo de relación que tenían. En esta nota, ella le pregunta: «Dime qué opinas del libro del que habló la señora Guggenheim». Se refería seguramente a la coleccionista de arte Peggy Guggenheim.

- «Cabeza imprudente pero guapa»

«Cuéntame de tu vida. Alguna vez, cuando te apetezca, dime qué pasa por esa cabeza imprudente pero guapa», le pide Arvad a Kennedy en su carta. Y también: «Hay algunas ilusiones en la vida que insistimos en mantener y tú eres una de las mías o, más bien, lo que representas (...) Jamás pienses que podrías decepcionarme».