Pintura

Los Alba venden un Renoir por 10 millones para concluir el reparto de la herencia

Un lienzo, «Busto de mujer con sombrero de cerezas», lleno de color que Pierre Auguste Renoir pintó al poco de cumplir los cuarenta.

«Busto de mujer con sombrero de cerezas», de Renoir, uno de los grandes del impresionismo
«Busto de mujer con sombrero de cerezas», de Renoir, uno de los grandes del impresionismolarazon

«Busto de mujer con sombrero de cerezas» era una de las debilidades de Cayetana de Alba y fue comprado por ella en su juventud.

Sentía verdadera fascinación por el arte.La primera vez que Cayetana de Alba pisó un museo tenía seis años. Era El Prado y lo recorrió de la mano de su padre, Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó. Fue musa de pintores como Zuloaga, que la retrató a los cinco años a lomos de su poni Tommy y años después de jovencita. La corriente artística que verdaderamente le fascinaba era el impresionismo y se declaraba admiradora confesa de uno de sus grandes maestros, Pierre-Auguste Renoir. No es extraño, pues, que en su juventud la Duquesa comprara una de sus obras, «Busto de mujer con sombrero de cerezas», pintada por el artista en 1880, en un estupendo estado de conservación y que tenía su lugar en el Palacio de Liria. La obra acaba de estar expuesta en el Museo Meadows de Dallas (conocido como «el pequeño Prado»), a donde llegó en septiembre y que ha abandonado el pasado 3 de enero dentro de la exposición «El legado de la Casa de Alba». En ella se muestra a una joven de perfil con gesto melancólico y la mirada perdida. Lo que más llama la atención, y que da nombre a la obra, es el tocado que luce, repleto de cerezas en su base. Gauguin también era otra de sus debilidades, lo mismo que Van Gogh. De ambos le hubiera gustado tener obra pero no pudo ser. Conservó la Duquesa su afición por los pinceles hasta 2001 y dicen que una de sus nietas, Amina, hija de su hijo Cayetano, ha heredado esa facilidad para pintar.

Mayor precisión

El lienzo de Renoir que ahora abandonará la Casa de Alba es una obra de medio formato que pintó en 1880. Tenía entonces cuarenta años y parece que había conocido a Aline Charigot, la mujer de su vida y a la que convertiría en su esposa en 1890. Es durante la década de los 80 cuando Renoir conoce el éxito, aunque también le asaltan las dudas y confiesa al marchante Ambroise Vollard su hastío por la manera de pintar impresionista: ya no le satisface como antes. La pintura de la Casa de Alba pertenecería al periodo denominado «ingresco», caracterizado por un dibujo más limpio y de mayor precisión. Las obras de Renoir salen al mercado con asiduidad. China, Tokio, Zurich y Londres fueron algunas de las ciudades que pusieron a la venta obras suyas, aunque la subasta más importante se celebró en Nueva York el pasado mes de junio, donde un «paisaje» fechado en 1917 de 46 x 55 se remató en 1.196.130 euros. Renoir sigue siendo un nombre de referencia en las sesiones de maestros impresionistas, aunque no hay un consenso unánime sobre cómo ha afectado el tiempo a la obra del artista. Según registra «ArtPrize», en las próximas semanas habrá al menos 25 obras del maestro a la venta en sesiones en Estados Unidos, Alemania y Gran Bretaña, siendo la más numerosa la que se celebrará en febrero y que reunirá once. En los dos primeros países saldrán al martillo sobre todo grabados. Pero la jornada importante será la que se celebre el 2 de febrero en Christie’s de Londres, donde será interesante ver el precio final por el que se rematan dos obras, que podrían coincidir en periodo y tamaño con la de la Casa de Alba: Se trata de un «Búcaro de crisantemos» (de entre 1876 y 1880), de 65,5 x 50, con una estimación mínima de 1.569.360 euros y máxima de 2.354.000, y otro de bellísima factura, que recoge lo más significativo de la producción del pintor, «Mujer sentada en una toilette», un lienzo de 92,1 x 73, con una estimación mínima de 2.354.040 y máxima de 2.877.160 euros; según los expertos consultados, una pieza importante, espectacular, en la mejor línea de su universo pictórico y que será muy interesante comprobar en cuánto se remata. Recordemos que en mayo de 1990 el japonés Ryoei Saito se hizo en una diferencia de apenas dos días con dos récords que sacudieron el mercado: «El retrato del doctor Gatchet» (82,5 millones de dólares, 76.271.250 euros) y «Au Moulin de la galette» (78,1 millones de dólares, 72.203.450 de euros). De ahí que el cuadro del artista esté entre los veinte más caros de la historia.