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Los 8 apellidos de Dani

Los 8 apellidos de Dani
Los 8 apellidos de Danilarazon

Año y medio después del estreno de la comedia de mayor éxito del cine español, el malagueño vuelve con «Ocho apellidos catalanes» y presenta «Agujetas en las alas», 88 microcuentos sobre el amor, la nostalgia y la ilusión.

Los 996 kilómetros que hay entre Málaga y Barcelona los recorrerá el malagueño Dani Rovira el próximo viernes, cuando «Ocho apellidos catalanes», la secuela de la taquillera «Ocho apellidos vascos», llegue a los cines. Antes, el monologuista ya había recorrido los 921 que separan su tierra del País Vasco, donde se rodó la película que le dio fama en todo el país. De aquello hace más de un año y medio, un tiempo en el que nadie se había preguntado el gran enigma de este licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte: ¿cuáles son sus ocho apellidos regados por la playa de La Malagueta? Muy fácil: Daniel Rovira de Rivas Caro Lobato Núñez Acevedo Ordóñez Campos. Un nombre completo para un guión que al artista le dio dos cosas: fama nacional y una novia, Clara Lago, que según confirman integrantes de la película a este periódico, no tiene un papel tan protagonista en el nuevo largometraje. Además, el humorista ha publicado estos días «Agujetas en las alas», un volumen en el que recopila 88 microcuentos escritos en los últimos tres años y con el que intenta regresar a sus orígenes, puesto que la narración oral fue el «pistoletazo» de salida a su carrera artística, que creció en el teatro y alcanzó la fama en el cine. Rovira es vivo ejemplo de quien ha desgastado las suelas de sus zapatillas por los escenarios de todo el país con sus monólogos, mucho más estudiados e inteligentes que aquellos «chistecitos» que se disponía a contar su personaje en la comedia ambientada en el País Vasco. Dirigida por Emilio Martínez-Lázaro, que se arriesgó a meter humor en algo tan negro como el terrorismo que ha padecido durante décadas, logró una recaudación de más de 77 millones de euros, mientras que el presupuesto para su rodaje había sido de tres millones.

En un estado de gracia donde todo salió ocurrió que a la comedia más exitosa de la historia del cine patrio le sucedió una historia de amor que salió de la gran pantalla para hacerse realidad. Aquello convirtió durante unos meses a Rovira en el objetivo preferido de los paparazzi: sacar del anonimato al tipo que, de repente, le caía bien a todo el país. Bien es cierto que aquella situación agobió en exceso al cómico, que, sin dedicar una mala palabra a quienes le perseguían, sí utilizó las redes sociales para retratarles en un juego del cazador cazado que hasta la presión convertía en anécdota.

Casi dos años después y con un elenco al que se suman Rosa María Sardá y Berto Romero, este malagueño que carga con la fama tratará de repetir la gloria de aquellos nueve millones y medio de espectadores que pasaron por las salas. La máquina de la sátira sobre el disparate nacionalista se vuelve a poner en marcha para explicar que hasta lo más triste puede parecer una magnífica broma en la que el humor pasea con disimulo efectista. Y Rovira y sus otros siete apellidos lo han aprendido a la perfección.