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Los 89 años de mi amiga Menchu

Siempre activa. Menchu Álvarez del Valle es feliz y defiende su independencia a capa y espada. Todavía conduce y participa en una tertulia
Siempre activa. Menchu Álvarez del Valle es feliz y defiende su independencia a capa y espada. Todavía conduce y participa en una tertulialarazon

Mi amiga Menchu Álvarez del Valle cumple el lunes 89 años. No es para mí, como tampoco para muchas otras personas, una celebración más, porque Menchu es querida por todos los que fuimos oyentes admirados de esta figura histórica de la radio española. Le debemos muchas horas de información, cultura y entretenimiento. Yo le debo más: su amistad, su confianza, su ayuda decidida y generosa cuando la necesité. La conocí hace más de 50 años, cuando daba mis primeros pasos en el periodismo y ella era una figura de las ondas. Desde aquellos días, nada fáciles, tuve siempre su apoyo.

Han pasado los años. El mundo ha cambiado mucho y hemos vivido tantas cosas, a veces tan sorprendentes, tan inesperadas, que parece imposible que hayan podido ocurrir. Ni la vejez es lo que era. Entonces eran ancianas las personas de 60 y pocos y España estaba secuestrada por una dictadura vengativa y mezquina, nacida de la errante sombra de Caín, que diría Machado. Hoy España es una democracia sólida y Menchu es la abuela de la Reina Letizia y bisabuela de Leonor, Princesa de Asturias, y de la Infanta Sofía. El gran poeta portugués Miguel Torga decía que los milagros existen. Hablo con Menchu muy frecuentemente, casi siempre por teléfono, y puedo decir que han pasado los años, pero su espíritu alegre y positivo se mantiene fresco y con vigor. No piensa en la vejez como en una época de decaimiento y de tristeza, sino de amor, creación y libertad. Vive esta etapa de forma serena, sabia y entregada, como siempre, a hacer el bien. Ve la vida sin muros, como el precioso paisaje, con el mar al fondo, desde la montaña en la que decidió hace ya tiempo vivir alejada, como el poeta, del mundanal ruido, aunque no aislada; cerca de Ribadesella, la hermosa villa de la costa del oriente asturiano. Menchu sabe que es muy importante para la felicidad saber que la vida nunca está conclusa, que es riesgo, horizonte y hacer. Una prueba de ese espíritu joven y emprendedor es que participa en una tertulia cultural creada no hace mucho por un grupo de mujeres del pueblo, de distintas ocupaciones y edades, a la que convocan cada mes a personas de profesiones diversas para escuchar y compartir conocimientos, ideas y opiniones sobre los más variados temas. A ella fui invitado hace meses a hablar acerca de cómo surgió mi idea de crear la Fundación y los Premios Príncipe de Asturias, así como de los nada fáciles primeros pasos del proyecto y su apoyo. Allí tuve también ocasión de rememorar muchas cosas que nos han unido y otras que hemos vivido. Recordé, por ejemplo, su respuesta a la pregunta que le hice cuando se anunció el noviazgo de su nieta con el entonces Príncipe de Asturias, a la que me contestó: «Letizia es inteligencia, fortaleza y bondad». Sé que Menchu va a celebrar esta cercanía a los 90 años en la intimidad, con serenidad y esperanza, sabiendo que no hay ningún tiempo malo, pues siempre la planta de la vida sabe florecer y fructificar. Desde nuestra profunda y antigua amistad, le mando mi más cariñosa y emocionada felicitación.