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Los hijos de José Bono: «A nuestro padre le duele que hayamos votado a Ciudadanos»

Los hijos del ex presidente de Castilla-La Mancha, Ana y José, opinan en la estación de Grandvalira sobre el momento político actual, que creen «un desastre que no se pueda llegar a un acuerdo».

Ana y José Bono, en el circuito Grandvalira Jaguar Land Rover en Andorra
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Los hijos del ex presidente de Castilla-La Mancha, Ana y José, opinan en la estación de Grandvalira sobre el momento político actual, que creen «un desastre que no se pueda llegar a un acuerdo», dicen

Ana y Jose Bono han estado aprendiendo a conducir sobre nieve en la escuela que Land Rover tiene en la estación de Grandvalira, Andorra, y menos mal que los Jaguar XE y XF llevan tracción AWD, que se anticipan y reaccionan antes de que las ruedas puedan irse por donde no deben, porque ambos hermanos son muy arriesgados conduciendo, esquiando y hablando. Por ellos, hemos sabido que su padre, el ex presidente de Castilla-La Mancha José Bono, es «bastante payaso: en las reuniones familiares hacemos imitaciones y nos salen bastante bien las de Julio Iglesias y Raphael», afirman. Y añade que le suelen confundir con el cantante de U2; que tienen un chat con su padre que se llama «Los Bonitos»; que la pequeña Sofía, una vez que regrese del internado suizo en el que estudia este año, se irá a vivir con el padre a Toledo «porque le gustan mucho los caballos, es su pasión, y así podrá estar más cerca de la hípica», y que un día estaban «en La Coruña, saltando en casa de Amancio Ortega, y avisaron que iba a ir Bono a ver la fábrica; cuando llegaron, había un montón de niñas con carteles esperando. Naturalmente no era el cantante» y, aun no siendo especialmente coqueto, seguiría el paso de su padre: «El día que me falte pelo, me lo pondré. Me haré un Bono». Curiosamente, los dos hijos de uno de los barones históricos del PSOE han votado a Ciudadanos, algo que al padre no le ha gustado.

Ana y Jose tratan de normalizar su atípica vida porque se han criado en el Palacio de Fuensalida en Toledo: «Nací en el 82 y mi padre fue presidente en el 83», cuenta Ana, «con lo cual no conozco otra vida. Del 84 al 96 vivimos en un palacio, pero era mi casa y la recuerdo sencilla, castellana y castiza. Nunca he tenido llaves porque había policía en casa que me abría. Cuando me fui a vivir sola siempre se me olvidaba coger las llaves». Para Jose, el recuerdo es diferente: «Cuando nací mi padre era presidente. Yo quería ser normal. Me acuerdo más de las cosas malas; no tienes intimidad, estás siempre sometido al juicio de los demás, era siempre Bono, hijo de». Si a Ana le impresionó haber visto en su «casa» al presidente francés Mitterrand, a Jose le sorprendió «Julio Iglesias, que es muy amigo de mis padres. En la televisión me parecía un poco chulo y es al revés, un tipo encantador».

Sobre el momento político que vivimos, Ana lo ve con tristeza: «Es un desastre que no puedan llegar a un acuerdo. Me gustaría que quien quiera estar ahí sea por vocación de servicio, pero con el panorama actual lo veo complicado. A mí, Pedro Sánchez no es el que más me gusta. Debería formarse gobierno cuanto antes, se está alargando mucho y eso afecta a la economía y a la vida cotidiana. La política ha sido nuestra vida y me encanta, pero el haberlo vivido tanto tiempo y tan de cerca me hace que no quiera ningún papel activo, con uno en casa es suficiente».

«No me gusta sánchez»

Su hermano tampoco es más optimista: «A mí no me gusta la política ni tampoco Pedro Sánchez, no le quise votar. Mi padre intentó convencerme. Si en los mítines pide los votos para el PSOE, era normal que lo hiciera con su hijo. Le sentó mal que votase a Ciudadanos, aunque él conoce personalmente a Albert Rivera, se han reunido y le cae muy bien, y a mí me parece un político excepcional. A mi padre, el PSOE actual le da tristeza porque es un partido por el que ha luchado mucho, ha sido su vida, y le apena ver la situación como está, la deriva que está tomando, el tema de la soberanía, de la unidad nacional... Lo de perder votos es triste pero comprensible al haber entrado nuevos partidos, pero no se pueden perder determinados principios, entre ellos, el de la unidad nacional. De hecho, mi padre dimitió por el tema del estatuto catalán, pero antes de que deje su carné del PSOE, le enterramos».