Papel

No perder las formas

Carmen Lomana en la exposición de Hubertus Hohenlohe para Jaeger Lecoultre
Carmen Lomana en la exposición de Hubertus Hohenlohe para Jaeger Lecoultrelarazon

La educación, la cortesía, los buenos modales y el protocolo son el resultado de la evolución cultural del ser humano.

La educación, la cortesía, los buenos modales y el protocolo son el resultado de la evolución cultural del ser humano. Un compendio de pautas que articulan la convivencia entre la personas y hacen la vida más agradable. Son tan sabias, que se adaptan a todos los tiempos y circunstancias; tan útiles, que con ellas saldrás airoso de cualquier situación. La educación y la cortesía se valoran mucho en una persona cuando las tiene y se echa de menos cuando faltan, como está sucediendo a mucha gente en los últimos tiempos. Sin ir más lejos, el jueves vivimos un espectáculo bochornoso de mala educación en el acto de apertura de la legislatura con un interesante mensaje de Don Felipe a los representantes de ambas cámaras, de todos los colores y cataduras (también caraduras).

Mientras la mayoría se mostró respetuosa y entusiasmada con un largo aplauso, otros despreciaron con el silencio y los brazos cruzados a la hora de aplaudir. De Podemos cabía esperarlo. Es una ocasión muy hermosa para su «performance», que es lo que realmente les va. Ni una idea, pero sí mucho ruido y mucho espectáculo. Un senador con bandera republicana, otro con camiseta reivindicativa, Bescansa con tuit a la Reina Letizia por la presencia de sus hijas en un acto que les es propio, comparándolo con el «tute» al que sometió a su pequeño bebé ese desafortunado día en que lo llevó al Congreso. Imaginen ustedes lo que podría pasar si un senador despliega la bandera del régimen anterior con el Águila de San Juan. «El Águilucho», lo llaman despectivamente. Lo detendrían inmediatamente, pero a éste, no; lo dejaron hasta que se cansó de sostenerla.

Pero lo que me dejó sorprendida fueron los Diputados del PNV, que aplauden al Rey cuando va a las Vascongadas, pero se abstienen en Madrid. El PNV tiene mucho que agradecer a esta monarquía parlamentaria. La Corona ha garantizado el mayor autogobierno jamás vivido, ha amparado sus fueros medievales y protegido su identidad cultural como no lo ha hecho ningún régimen a través de los siglos. Especialmente los guipuzcoanos, que estaban sometidos a Navarra teniendo que ir a Nájera a rendir pleitesía y pagar impuestos a los reyes navarros en la iglesia de Santa María la Mayor. Mientras, Vizcaya y Álava vivían en perfecta armonía con Castilla siendo los marinos de su armada y, en un momento, luchando contra Navarra y Guipúzcoa con sus dos grandes santos: San Francisco Javier y San Ignacio de Loyola en diferentes bandos. Parece que hayan perdido su memoria histórica inventándose otra nueva a partir de Sabino Arana y su nacionalismo feroz y excluyente.

Otro maleducado es Bob Dylan, que se está dedicando a torear a los suecos desde que tuvieron la ocurrencia de ensalzarlo con el Nobel. Ocurrencia que yo apoyé y defendí. Primero, no se dio por aludido. Se hizo el sueco y ni siquiera recogió la noticia en su web. Después, declaró que estaba encantado, aunque no se ponía al teléfono. Finalmente comunicó que viajaría a Estocolmo a recoger la medalla y el opíparo cheque de 841.000 euros, pero ahora, en el súmmum de la mala educación, planta al rey Carlos Gustavo con el impresentable pretexto de «compromisos previos». No sabemos si con esto quiere apuntalar su mito pisando el acelerador de su libertad.

En fin, que resulta difícil relacionarse en un mundo con tan poca educación y maneras, donde prima lo zafio y el mal gusto, desde el vocabulario a la manera de vestirse. Menos mal que siempre nos quedarán Cary Grant, Eva Marie Saint y James Mason en su maravillosa película «Con la muerte en los talones», derroche de elegancia y estilo en un momento en que sí importaban las formas, y que ha quedado para nuestro deleite cada vez que contemplamos sus imágenes.

Llegué ayer a Sevilla para asistir a la Feria del Caballo de pura raza española. Una maravilla que no me pierdo desde hace 12 años y éste con el plus de tener el honor de recibir un premio a la elegancia otorgado por el Gremio de Sastres y Modistas de Sevilla.