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El bautizo de Carlota, un homenaje a Diana

Primer plano de la princesa Carlota en el cochecito de bebé clásico
Primer plano de la princesa Carlota en el cochecito de bebé clásicolarazon

Los duques de Cambridge, en una ceremonia, a la que asistieron 21 personas, eligieron la misma capilla donde la madre de Guillermo recibió el primer sacramento en 1961

Los británicos ya tienen a su nueva princesa del pueblo. Los duques de Cambridge bautizaron ayer a su hija, la pequeña Carlota. Y el recuerdo de Diana de Gales estuvo presente en cada detalle. Empezando por el lugar elegido, la capilla de Santa María Magdalena en Sandringham, donde Lady Di recibió el mismo sacramento en 1961. La ermita, en la que la familia real celebra la Navidad, está muy cerca de Anmer Hall, la villa a la que se trasladaron en mayo Guillermo y Catalina para poder criar al príncipe Jorge y su hermana pequeña con la máxima privacidad. El matrimonio es muy celoso de su intimidad. Sin embargo, la pareja permitió ayer a los vecinos acercarse hasta la capilla y no pusieron reparos en que hicieran fotografías con sus teléfonos para inmortalizar un momento histórico en la Casa de Windsor.

No en vano, fue la primera vez que se pudo ver juntos a los duques de Cambridge con sus dos hijos, la protagonista del día, que lleva por nombres Carlota, Isabel, Diana, y su hermano Jorge, que el próximo 22 de julio cumplirá dos años. La familia llegó caminando a la iglesia. Para la ocasión, la pequeña, cuarta en la línea de sucesión, utilizó el mismo cochecito de bebé clásico que, en su día, fue usado para llevar a dos de los hijos de la soberana Isabel II, de 89 años, quien ayer lució un abrigo y sombrero, ambos de color rosa, diseñados por Angela Nelly.

Por su parte, Catalina volvió a dar una clase de estilo con un traje de color marfil de la firma de Alexander McQueen –responsable de su traje de novia– y un sombrero a juego de Jane Taylor. La duquesa de Cambridge jugó sobre seguro con vestido-abrigo en color crema por debajo de la rodilla con escote de pico y solapas. Los accesorios fueron discretros: un collar a juego con unos discretos pendientes de la firma de joyería Mappin & Webb. En cuanto al maquillaje apostó por los tonos naturales

Humanizar la monarquía

La proximidad y naturalidad con la que los duques de Cambridge se mostraron con la gente fue interpretada como otro gesto más en recuerdo de Lady Di, quien nunca cesó en su empeño a la hora de humanizar y modernizar la monarquía británica. La niña sólo pudo ser vista un instante, justo cuando su madre levantó la capota del cochecito cuando estaban a punto de entrar en el templo. La princesa había empezado a llorar y su progenitora la cogió en brazos para calmarla. El servicio religioso fue presidido por el arzobispo de Canterbury y primado de la Iglesia de Inglaterra, Justin Welby, y duró apenas 45 minutos. Solo 21 personas estaban invitadas a la ceremonia. Entre ellas, Laura Fellowes, prima de Guillermo e hija de la hermana mayor de Diana, quien se convirtió en una de las madrinas de la pequeña. Otro guiño más a la desaparecida Lady Di.

Los Middleton estuvieron al completo. Al igual que Catalina, su madre y su hermana llevaban vestidos en tono crema y tampoco faltaron el príncipe Carlos y su esposa Camila, que protagonizó una de las anécdotas de la jornada cuando el viento levantó su falda. Inmediatamente recurrió a su bolso para no protagonizar un momento a lo Marilyn Monroe.

El gran ausente fue el príncipe Enrique, quien se encuentra en África para trabajar durante los próximos tres meses en proyectos medioambientales y humanitarios.

Agua del río Jordán

La princesa Carlota, vestida con un faldón de encaje y satén –réplica del que portó la princesa real Victoria, hija de la reina Victoria, cuando fue bautizada en 1841–, recibió el agua sagrada del río Jordán sobre la llamada «Pila bautismal de Lis». Se trata de una obra de orfebrería elaborada por los joyeros EJ. y W. Barnard en 1840 a petición de la reina Victoria para el citado bautizo. La base de la histórica pila, un recipiente de plata de 10 kilos de peso y 43 centímetros de altura, está decorada con querubines tocando arpas y con nenúfares y hiedra, mientras que el cuenco representa una flor de lis.

El palacio de Kensington, residencia oficial de los duques, explicó que la «Pila de Lis», que forma parte de la colección permanente de las «Joyas de la Corona» que se guardan en la Torre de Londres, representa «la pureza y la nueva vida». Desde 1841, todos los bebés reales han sido bautizados en ella, excepto la princesa Eugenia. La cuenta de Twitter oficial de Kensington estuvo todo el día de ayer muy activa. Además de ofrecer instantáneas del bautizo también recogió otros momentos familiares, como el primer sacramento de la reina Isabel II, el de Carlos de Inglaterra y el de Guillermo, entre otros.

Las fotografías estuvieron a cargo del peruano Mario Testino –en Inglaterra se afirma que Kensington Palace las distribuirá a la Prensa a partir del próximo miércoles– quien fue el fotógrafo favorito de la madre de Guillermo y Enrique, el mismo que tomó sus últimos retratos oficiales poco antes de que muriera en París en 1997. Sin duda, nada quedó al azar. Y aunque Diana siempre será el mito, su nieta le cogió ayer el testigo como la nueva princesa del pueblo.

Cinco padrinos

Como sucedió con Jorge, los padres han elegido con mimo a los padrinos de Carlota. La más significativa es Laura Fellowes, prima de Guillermo e hija de una de las hermanas de Diana de Gales. Junto a ella, la pareja real a Adam Middleton –primo de Catalina, Thomas van Straubenzee –amigo de la infancia de Guillermo–, James Meade y Sophie Carter, una de las amigas íntimas de la madre. Destacó que, por segunda vez, Pippa Middleton no fuese seleccionada.