Gastronomía

José Mercé: Guiso gitano para quitar el «sentío»

Cantaor. A sus sesenta años este jerezano sigue siendo una fuente de alegría, positividad y buen rollo

José Mercé: Guiso gitano para quitar el «sentío»
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Cantaor. A sus sesenta años este jerezano sigue siendo una fuente de alegría, positividad y buen rollo

Su Selfierreceta: Guiso de rabo de toro

Ingredientes:

-Ajo

-Cebolla

-Pimiento verde

-Pimiento rojo

-Zanahoria

-Tomate natural

-Caldo de carne

-Bovril

-Orégano

-Vino tinto

-Rabo de toro

Elaboración:

Poner a cocer 50 minutos. Cuando está hecho el rabo, se espesa la salsa un poco y listo para servir.

Cuando habla sentencia. Y si José Mercé dice que el salmorejo cordobés es el mejor del mundo y el más auténtico habrá que apuntarlo. En un descanso de la grabación del nuevo disco, que prepara con colaboraciones muy importantes «pero de las que no puede adelantarnos nada», el artista nos relata sus gustos culinarios veraniegos.

Como buen andaluz, lo suyo es el salmorejo «muy fresquito» y los boquerones. Tampoco dice que no a una buena corvina salvaje o a un atún. «Yo soy muy de carne, y por ejemplo un corderito lechal me vuelve loco; pero, claro, ahora no hay quien lo cate con estos calores», afirma Mercé, quien aprovecha la primera de cambio para reivindicar el buen hacer de los gitanos entre fogones. «En las casas gitanas se cocina de maravilla. A mi madre le encantaba preparar berza jerezana a la olla. Eso era un manjar de dioses. Habrá quien diga que es un plato muy fácil de hacer, pero se equivoca, prepararlo bien tiene su aquel», asegura el gaditano.

En la cocina, su mujer le dice que es «un estorbo», así que cuando está ella en casa no pisa por esta estancia; eso sí, cuando está solo le gusta hacer de las suyas. «Me lo paso muy bien con las barbacoas y los guisos, y también cazuelas de fideos con marisco, cigalas, pimiento rojo seco... Es algo que quita ‘‘el sentío’’», comenta. No puede evitar pronunciar los nombres de las mujeres de su vida cuando habla de gastronomía. De su suegra, de la que se deshace en elogios, asegura que se levantaba a las ocho de la mañana y se pasaba cocinando hasta las tres de la tarde. Su plato estrella: el cocido madrileño. «Le salía para chuparse los dedos, le ponía mucha dedicación», confiesa con nostalgia. Su mujer tomó buena nota de su madre, y parece que tampoco va desencaminada en las artes culinarias. Tampoco es baladí el éxito de su mujer entre fogones. «Claro, así me tiene, ‘‘enamorao’’», afirma el cantaor flamenco.

El éxito de la felicidad

Desde que apareció en el programa «La voz», en el que todo el país pudo comprobar la naturalidad y profesionalidad de este jerezano, no han parado de lloverle ofertas de productoras, que está estudiando. Ahora se prepara los conciertos de verano, por ejemplo, el 16 de agosto estará en Málaga, por lo que le espera un verano bastante agitado. Y es que lo bueno de artistas como Mercé es que, a pesar de su éxito indudable y reconocido por todos, él no pierde su cercanía y sencillez. Es más, en cuanto a la gastronomía se refiere, esta máxima también se cumple. «Soy feliz con un huevo frito con patatas», así, sin más, «pero sobre todo, los que hacía mi madre», añade. «No piensen que freír un huevo bien es fácil. Para nada... Hay que tener tablas. Además, si se utilizan las patatas andaluzas sabe mucho mejor, no sé qué tienen, pero es algo especial», dice el cantaor, que apunta maneras de embajador de su tierra. Su apetito profesional no se sacia. A sus sesenta años está más activo que nunca y dispuesto a «seguir dando guerra durante muchos en años». A esta energía frenética puede que le ayude su buena alimentación y es que «no me privo de nada. Como todo lo que me echen, y sólo paro cuando ya me he hartado», bromea. Lo que nunca hartará será la positividad y alegría que transmite a todo el que se cruza en su camino. Salud, maestro.

Mi restaurante favorito

«Mi hermano y yo, en Pozuelo de Alarcón, en Madrid. Joaquín y Raúl hacen que te sientas como en casa, además guisan los mejores callos de Madrid. Son arte».