Reino Unido

El juguete sexual que Lady Di usaba como «amuleto»

Uno de sus guardaespaldas, Ken Wharfe, asegura que lo llevaba siempre en su cartera

Diana de Gales, durante su viaje a Nepal en marzo de 1993
Diana de Gales, durante su viaje a Nepal en marzo de 1993larazon

Uno de sus guardaespaldas, Ken Wharfe, asegura que lo llevaba siempre en su cartera

A pesar de su imagen dulce y comedida, Diana de Gales escondía una personalidad «divertida y alocada». Así al menos la describe Ken Wharfe, su guardaespaldas durante casi quince años. En su libro «Diana: A closely guarded secret» («Diana: un secreto muy bien guardado»), el hombre de confianza de la princesa cuenta historias íntimas y desconocidas de Lady Di. Entre estos secretos, revela que tenía un «juguete sexual» que la acompañaba en todos sus viajes. Era tal su obsesión por el «vibrador», como lo define Wharfe, que llegó incluso a ponerle nombre: «Le Gadget». Pero no se trataba simplemente de un juguete, para la entonces mujer del Príncipe Carlos era un amuleto de la suerte.

Fue durante una visita oficial a Francia cuando la hermana de la princesa, Lady Sarah McCorquodale, que fue con ella en el viaje, lo escondió en el bolso de Lady Di sin que ésta se diera cuenta. «Lo compró en París, durante una noche “de fiesta salvaje”», confiesa el autor. Pero Diana no lo descubrió hasta que abrió su cartera de mano durante una visita oficial al presidente francés Jacques Chirac, a la que también había asistido Paul McCartney. Cuenta Wharfe que a Diana le encantaban las bromas y, «en lugar de ofenderse, pensó que era una anécdota divertida y desde ese momento se convirtió en su mascota secreta en todas los viajes oficiales al extranjero».

Supersticiosa

Durante uno a Nepal, en marzo de 1993, Diana de Gales confesó a su guardaespaldas la importancia que para ella tenía «Le Gadget», hasta el punto de haberse obsesionado y vuelto supersticiosa si viajaba sin él. En esa ocasión, Diana olvidó su amuleto en un cajón del Palacio de Buckingham. Cuando se percató de ello, le confesó a su hombre de confianza «todo irá mal sin él. Espero que traigamos a ‘‘Le Gadget”», y pidió que se lo llevaran en una valija diplomática a la embajada británica en Katmandú. Aterrizó en su destino, según relata en su libro, «en un paquete sellado, entregado en bandeja de plata por un ayudante o gurkha al rey de Nepal, durante una recepción de prensa en la residencia oficial del embajador». La princesa estaba preparada para atender a los medios de comunicación en los jardines cuando el paquete le fue dado al capitán Ed Muso, de la Marina Real, quien se tomó la libertad de abrir el paquete y guardarlo discretamente en su bolsillo, provocando el silencio de los dignatarios de la embajada, que, a pesar del asombro, no hicieron ningún comentario». «A continuación, la princesa, con su tímida sonrisa se acercó y dijo: ¡“oh, eso debe de ser para mí!”»

1,8 millones de euros por el silencio de la hermana de Camilla

Annabel Elliot, hermana de Camilla Parker Bowles, lleva once años trabajando para el príncipe Carlos y recibiendo anualmente casi 1,8 millones de euros que han servido, dicen, para mantener en secreto la relación entre Camilla y Carlos. La versión oficial es que ese dinero lo percibe por haber realizado proyectos para la Corona inglesa. El último, la reforma de un hotel-pub en el centro de la ciudad modelo creada hace 23 años por el príncipe a las afueras de Dorchester, en el condado de Dorset. Según «Daily Mail», las similitudes neoclásicas entre este edificio y el pub del hotel Ritz son numerosas, quizá porque este lugar alberga un especial recuerdo para el príncipe de Gales. Allí se fotografió por primera vez a Carlos y Camilla durante el 50º cumpleaños de Elliot, donde se presentó oficialmente a la duquesa de Cornualles como la pareja del heredero real. En 2014, Elliot fue reconocida como la quinta mujer más influyente de Reino Unido, algo lógico teniendo en cuenta que ocultó la relación de su hermana con el entonces marido de Lady Di.