Ciencia y Tecnología

Las mayores vacaciones. Y viceversa

Christopher Bettinger ha presentado una batería que se puede tragar
Christopher Bettinger ha presentado una batería que se puede tragarlarazon

El aumento de población pondrá casi en la cúspide de la pirámide un sector que condicionará el tiempo libre. Tatuajes especiales permitirán medir los parámetros vitales.

De acuerdo con el Banco Mundial de Datos, en 1960, la población mundial de mayores de 65 años representaba un 5%, en 2015 casi se ha duplicado. Cifras de Eurostat señalan que, en 2045, un 50% de este sector de la población será dependiente. Ése será el año en el que, de acuerdo con las Naciones Unidos, uno de cada cinco habitantes del planeta tendrá más de 65 años. El momento clave será en 2020, cuando el descendente porcentaje entre los menores de cinco años y el ascendente de mayores de 65 se crucen. A partir de ese momento la especie dominante en nuestro planeta, por así decirlo, serán los mayores. Y serán generaciones que han crecido con las tecnologías como smartphones, aplicaciones médicas... y que, por ese motivo, no tendrán miedo a utilizarlas o modificarlas.

Ellos serán los que comiencen a cambiar nuestro concepto de ocio destinado a alargar la vida, sobre todo en vacaciones.Habrá restaurantes específicos cuyas cartas incluyan proteínas para detener el avance del alzhéimer (un hallazgo que esta misma semana ha realizado el Instituto Salk), los cuerpos de este sector de la población estarán adornados con tatuajes hechos con tintas inteligentes (como la desarrollada en conjunto por la Universidad de Stanford y la de Toronto) capaces de medir de forma constante los parámetros vitales de sus portadores y enviar señales para que pequeñas cápsulas liberen fármacos en caso de necesidad. Todo ello alimentado por baterías que se pueden tragar, ya que no son tóxicas, como la presentada, cinco días atrás por Christopher Bettinger, de la Universidad Carnegie Mellon.Los tan publicitados SPA (siglas que significan Salute per Aqua), con sus terapias de lodos, aguas y sales, desaparecerán para dejar paso a nuevos centros que serán conocidos como JPG (Juventud por Genes) en los cuales las técnicas de edición cambiarán no sólo la superficie de nuestro cuerpo, sino también su genoma para evitar o detener cualquier síntoma de vejez o las enfermedades asociadas, como trastornos neurológicos o enfermedades cardiovasculares.

Pero el cambio no sólo afectará a los humanos desde el área de medicina. La arquitectura, por ejemplo, también cambiará para adaptarse a los nuevos tiempos. Al igual que ocurre con los tejidos inteligentes, capaces de alterar su temperatura para responder a la del usuario, las pinturas llevarán incorporados sensores que aumenten o disminuyan la temperatura del hogar para adecuarse a sus habitantes.

Habrá cámaras para buscar objetos perdidos, pequeños robots que alertarán de cualquier problema (desde la salud, hasta terremotos o incendios) con alarmas sonoras y visuales y, a gran escala, se podrán crear microclimas que eviten los distantes traslados en busca de climas más benignos.