Papel

Caco Senante: «Compuse 'mojo picón' convencido de que sería un desastre»

Superados ya sus desvelos judiciales, una vez que fue archivada la causa que contra él pesaba por posible apropiación indebida de la SGAE, no descarta la posibilidad de hacer un disco en directo

Caco Senante: «Compuse 'mojo picón' convencido de que sería un desastre»
Caco Senante: «Compuse 'mojo picón' convencido de que sería un desastre»larazon

Superados ya sus desvelos judiciales, una vez que fue archivada la causa que contra él pesaba por posible apropiación indebida de la SGAE, no descarta la posibilidad de hacer un disco en directo.

Caco Senante (1949), hombre renacentista, canario en Madrid, salsero de Santa Cruz, actor, locutor y, sobre todo, músico, ha compartido escenario con Celia Cruz, Tito Puente y Óscar D’León y compuesto junto a Rubén Blades, Pablo Milanés y Joaquín Sabina. Sobre todo ha publicado los discos esenciales para entender el ritmo de ida y vuelta que alienta nuestros mejores cantes. Leyenda viva de la salsa y la canción canaria, está de vuelta con mil y una aventuras.

–«Lo mejor de los mejores», ¿dónde encontrarlo?

–Es un espectáculo que comencé en 2005 y sigue vigente. Con él me he recorrido toda la geografía nacional y países como Gran Bretaña, Polonia, Jordania, Líbano, Argelia, México, Colombia, Panamá y Puerto Rico, me lo siguen reclamando y lo sigo haciendo.

–¿Qué tuvo Bambino que a algunos nos vuelve locos? ¿Y para cuándo grabar un disco, en estudio o directo, con su homenaje?

–Bambino fue el inventor de una actitud y un comportamiento artístico en el escenario. Una gestualidad determinada a la hora de interpretar. Un estilo del que hemos bebido muchos artistas. Yo no soy flamenco, pero sí rumbero. Ahí es donde nos encontramos. Grabar un disco hoy en día se puede convertir en una aventura descorazonadora. Pero no descarto la posibilidad porque hacer uno en directo me pone.

–¿Es cierto que a usted le descubrió Torrebruno?

–Digamos que fue el primero que me ofreció grabar un disco al escucharme cantar en Lanzarote, en 1975.

–¿Cómo se sobrevive a una caza de brujas sabiéndose inocente?

–Teniendo la conciencia tranquila y mirando a la gente a los ojos. Controlando tu indignación y tu ira. García Márquez decía: «Qué fácil es recordar para el que tiene memoria. Y qué difícil olvidar para el que tiene sentimientos». Yo tengo las dos cosas...

–¿España odia a sus artistas? Y si así lo cree, ¿a qué achaca el trastorno?

–No los odia, pero ni los valora ni los mima. No hemos sido un país que haya mirado por la cultura y por ello se ha desaprovechado mucho talento. Es una pena.

–Desplome de la industria discográfica y una caída del 40% en las ventas de libros en menos de diez años...

–Ya lo ha dicho usted todo. Si un chaval hoy le dice que tiene claro que quiere ser escritor, músico o actor, ¿trataría de quitárselo de la cabeza?

–Por supuesto. Le diría que tratara de hacerse «hacker».

–En la sociedad actual está más valorada la delincuencia que el arte.

–¿Mantiene el contacto con Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y Rubén Blades?

–A Pablo lo conocí en 1976 y desde entonces somos como hermanos. Cada vez que viene a España, en cuanto llega me suele llamar para compartir aventuras gastronómicas y risas acompañados de nuestras familias. Es una relación muy bonita de la que he aprendido mucho. Recientemente ha estado de gira por nuestro país y le he visto. Con Silvio, el contacto comenzó un año después. Viene menos, pero también es una relación auténtica. Ha dormido en mi casa. La última vez que estuvo en Madrid pasamos una tarde entera dando un repaso a nuestras vidas y recordando un montón de anécdotas. Nos partíamos de risa. A Rubén lo veo menos, pero me envía mensajes desde el escenario. Me nombra y me dedica canciones. Me siento orgulloso de contar con la amistad de los tres.

–Creo que fue Silvio el que le aconsejó el nombre artístico...

–Sí. Yo me anunciaba con mi nombre de pila, Juan Carlos Senante, pero mi familia y amigos me han llamado siempre Caco. Un día fuimos juntos a un programa de radio y él se dio cuenta de que el entrevistador me llamaba Caco y me dijo que eso podía crear confusión en el oyente. Le hice caso y a partir del siguiente disco, me anuncié como Caco Senante.

–¿Y Sabina?

–Fuimos muy amigos. Él ha reconocido públicamente que un día decidió cambiar su círculo de amistades. Era libre de hacerlo, pero esas cosas chocan con mi forma de ser. Tengo un gran sentido de la amistad. Parafraseando a Ernesto Cardenal: «Tú pierdes más que yo, porque yo seré amigo de otros como lo era de ti, pero de ti nadie será tan amigo como lo era yo».

–Hábleme de cuando usted le envió a Joaquín un tarjetón con versos de Rafael de León.

–Después de su problema de salud, cuando ya la relación acusaba síntomas de enfriamiento, me invitó a un concierto suyo y me sorprendió diciendo desde el escenario que... «hay días que me gustaría ir a El Corte Inglés, subirme a la primera planta y comprarme una voz como la de Caco Senante». A la mañana siguiente le mandé un ramo de flores con una tarjeta que decía: «No debía de quererte... no debía de quererte... y, sin embargo, te quiero».

–¿Qué haría «Por Canarias»?

–Todo. Yo me he sentido muy orgulloso de ser siempre el cantante canario Caco Senante. Ahora estoy con un proyecto con ese título. Un disco donde reviso mi primera época con canciones dedicadas a mi tierra. Incluyo las últimas cosas que he compuesto relacionadas con las islas, entre ellas, «Una carta de amor», que es una de las mejores canciones que he escrito. Lo presentaré ahora en septiembre.

–Hablemos de la Unión Deportiva Las Palmas...

–(Risas). Sé por qué lo dices. Hace unos meses de pronto me vi con un estribillo buenísimo. Era para una canción que estaba haciendo dedicada a la ciudad de Las Palmas. Se lo enseñé a un amigo y me dijo: «Te estás equivocando, ese estribillo es para una melodía dedicada al equipo de fútbol de la Unión Deportiva». Se lo hice escuchar a otro compañero y me dijo lo mismo. Entonces contacté con el presidente del club, Miguel Ángel Ramírez, y se lo canté. Aparte de que me trató con una calidez y educación exquisita, me dijo que le gustaba y me animó a terminarla. Así hice. Creo que he compuesto una buena canción dedicada a la Unión Deportiva Las Palmas, con un estribillo que es un directo al corazón. Aunque ya la presenté y existen videoclips con el tema que han hecho espontáneamente algunos aficionados, quiero volver a grabarlo utilizando en el coro componentes de diferentes peñas de Las Palmas, especialmente, la Germán Dévora. Quiero que el coro, en vez de sonar a estudio, suene a estadio.

–¿«Mojo Picón» la compuso en diez minutos? Lo digo con asombro.

–Sí, tiene una historia. La hice para que no gustara. Yo ya tenía un álbum concebido que se iba a llamar «Mojo picón-salsa canaria». Pocos días antes de entrar en el estudio a grabar, el director del sello discográfico me insistía en que sería bueno que compusiera con ese título. A mí no me hacía muy feliz aquello, pues implicaba dejar fuera una de las canciones que yo tenía elegida. Al final me metí con una guitarra en una habitación y salí a los diez minutos con una canción con la rima en «on» y convencido de que había hecho un desastre. Se la interpreté al director y me dijo: «Maravilloso, esto era lo que buscábamos».

–¿Qué hacía «Una gaviota en Madrid»?

–Siempre he dicho que prefiero vivir deseando volver a mi tierra, que vivir allí con mi mente pensando en salir. Vivir fuera me ha provisto de una visión de mi tierra más objetiva y real. No es nada apasionada, sin embargo le das un valor a determinadas cosas que para los que están allí, el día a día las va desvalorizando. «Una gaviota en Madrid» es un homenaje a aquellos que tienen lazos fuertes con el mar y la vida les aparta de él. Es mi caso y el de muchos canarios.

–Llegará el día en el que los taurinos pasen a la clandestinidad.

–No hará falta, pues desaparecerán y ya está. No sería factible sostener la Fiesta desde pequeños focos. Gran parte de culpa la tienen los propios taurinos, ya que no han sido capaces de ser un colectivo donde todos los estamentos estén unidos. El año pasado después de hacer una gran manifestación reivindicativa en Valencia contra la agresión que estaba sufriendo el mundo del toro, nadie se ha puesto de acuerdo para repetir la experiencia en Madrid y Sevilla, que son los dos focos más importantes de la Fiesta. Así nos va. No se preocupan de modificar el espectáculo y hacerlo atractivo y dinámico para la gente joven. Te sigues sentando en una piedra para verlo. En la primera plaza del mundo, en 2017, no hay tornos para el acceso ni lectores de código de barras para las entradas. Te las sigue cortando un señor a mano. No se hace uso de la megafonía. No se informa al espectador, que ha pagado una entrada, de cosas que suceden que inciden en el espectáculo. Es todo un poco cutre y trasnochado.

–Su amor por el buen comer le viene de familia, ¿verdad?

–Mi madre fue una gran cocinera. Aprendí mucho de ella. Llegué a tener un restaurante en Madrid durante 13 años, La Bodeguita del Caco.

–Hábleme de sus planes de futuro. ¿Habrá pronto nuevo disco?

–Acabo de hacer una web, que se llama www.venatenerife.com, que me tiene muy ilusionado. Ahí enseño y recomiendo Tenerife. El Cabildo me ha nombrado embajador de los vinos de Tenerife y el disco «Por Canarias» saldrá ya, en septiembre.