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Carme Chaparro: «En las consultas médicas deberían recetar un ratito de soledad»

Está cosechando el éxito con su primera aventura literaria, «No soy un monstruo», un thriller digno de ser llevado al cine, como le aconsejó Maribel Verdú nada más leerlo, que le ha quitado horas de sueño. No obstante saca tiempo para sus series favoritas, que las tiene

Carme Chaparro
Carme Chaparrolarazon

Está cosechando el éxito con su primera aventura literaria, «No soy un monstruo», un thriller digno de ser llevado al cine, como le aconsejó Maribel Verdú nada más leerlo, que le ha quitado horas de sueño. No obstante saca tiempo para sus series favoritas, que las tiene.

Si compran «No soy un monstruo» (Espasa-Calpe), no se les ocurra espiar la página 327 ni permitan que nadie les adelante el final. Dejen que la trama policial sobre la desaparición de unos pequeños en un centro comercial les arrastre, como lo hizo con el jurado del Premio Primavera de Novela (Espasa). Ríndanse ante el suspense que ha creado la periodista y presentadora del informativo de mediodía de Cuatro. Con una amabilísima Carme Chaparro pasamos un estupendo rato en la redacción.

–¿En qué momento surge la idea de escribir una novela tan dolorosa como la desaparición de un niño?

–En el momento en que se me ocurre un final tan contundente como el de «No soy un monstruo». Y, créame, la realidad es peor.

–Y qué final...

–Ya. Me lo dicen los lectores.

–Después de esto, ¿puede acudir a un centro comercial como si nada?

–Lo he hecho, pero no sin miedo (risas).

–Además, empezó la casa por el tejado. ¿Es cierto que escribió el final primero?

–Por mucha tentación que tenga, nunca voy al final hasta que no he recorrido todo el camino de la novela. La belleza es apreciar el recorrido.

–Seguro que le habrán dicho que le ha quedado un relato muy cinematográfico...

–Supongo que eso tiene que ver porque soy periodista. Nosotros tenemos que condensar las cosas, presentarlas y que se entiendan bien, conseguir darles ritmo, enganchar al espectador. En cuanto a lo del cine no sé, pero le envié el libro a mi amiga, la actriz Maribel Verdú, que es una lectora voraz, y me llamó como loca: «Tenemos que hacer la peli. Yo soy Ana (la inspectora a cargo de este caso)». Ya se verá.

–¿Tiene pesadillas?

–Mi pesadilla recurrente es que me caigo por las escaleras, pero porque me he caído de verdad y tengo una lesión de rodilla para toda la vida.

–Entremos en su faceta como periodista. ¿Por qué desde una redacción se decide dar más visibilidad a la desaparición de Diana Quer que a la de cualquier otro niño?

–Nunca es una sola causa. Chicas jóvenes y niños suelen tener más cobertura mediática. También la tienen casos en los que el entorno genera titulares.

–¿Ha pasado miedo escribiendo la novela? (y eso que usted sabía lo que iba a pasar)

–Hubo un momento en el que sí, en el que me angustié y tuve que parar un par de semanas.

–Realmente piensa que ¿todos somos Slenderman?

–Todos llevamos un monstruo dentro. Algunos más a flor de piel que otros. ¿Qué lo hará salir a la superficie? Cada persona tiene un límite emocional.

–Usted, ¿se considera más víctima o verdugo?

–Creo que podríamos decir que víctima, aunque espero no serlo, pero verdugo la verdad que no creo que lo fuera.

–¿Cuántos monstruos se suele encontrar diariamente con piel de cordero?

–La vida te da magníficas sorpresas con algunas personas, pero también tremendas decepciones con otras.

–Se es monstruo por acción. ¿También por omisión? Es decir, hacer daño por algo que hemos dejado de hacer.

–A veces ayudar es tan sencillo como sonreírle a alguien o ser amable. No hacen falta grandes gestas. Si cambiáramos de actitud en nuestros pequeños gestos, haríamos sentir mejor a muchas personas.

–Y en las redes sociales, ¿cuántos monstruos tiene?

–Algunos, pero lo mejor es no hacerles caso. Hay que pensar : «¿A esta persona le haría caso en la vida real?, ¿me tomaría un café con ella?...» Pues tampoco en la virtualidad. Hay que tener paciencia.

–Le he visto retuitear: «Nuestras garras pasaron de las manos al cerebro. Es lo que nos distingue de los animales...» Uffff. ¿Me lo puede explicar?

–El poder de la inteligencia, de hacer las cosas sin llegar a las manos.

–Corín Tellado decía que podía narrar de cien formas distintas un beso. ¿A usted qué le sale más fluido a la hora de escribir?

–Las emociones, creo. Describir emocionalmente una situación o un lugar.

–¿Trump es un monstruo, un sociópata o simplemente un «tonto a las tres»?

–Trump es un presidente elegido de manera democrática por los ciudadanos de Estados Unidos.

–¿Molesta la coletilla: pe-rio-dis-ta-de-é-xi-to-que-se-me-te-a-no-ve-lis-ta?

–Creo que «No soy un monstruo» ya ha demostrado que no es así y que la novela se defiende sola de manera extraordinaria.

–Quiere no marcar la diferencia entre escritores y escritoras, pero asegura que la novela negra escrita por mujeres sorprende porque «somos más malas y no tenemos piedad».

–¿He dicho yo eso? Al contrario, yo diría que las mujeres introducimos en la novela negra un elemento emocional que los hombres no suelen manejar en sus textos. Como en el periodismo de guerra.

–¿Por qué afirma que lo que escriben los hombres nos interesa a todos, aunque escriban de su próstata, pero si las mujeres escribimos de nuestros ovarios es un tema solo femenino?

–Porque si un hombre escribe de su próstata se convierte en un tema de interés general, pero si una mujer escribe de sus ovarios es un tema femenino.

–Con la mano en el corazón, ¿hay motivos en 2017 para seguir siendo feminista?

–¿Y me pregunta usted eso? No hace falta poner la mano en el corazón, únicamente mirar a nuestro alrededor.

–¿De cuántos micromachismos es usted objeto al cabo del día?

–Yo soy afortunada. Por mi posición, por mi trabajo y porque tengo la suerte de poder hablar con voz muy alta.

–¿De dónde saca tiempo para escribir un libro y sobrevivir al día a día?

–Del sueño, básicamente. De las horas de descanso. Del ocio. Del tiempo para sentarse a comer en una mesa con cuchillo y tenedor.

–Usted ante la cámara, ¿cuántas veces se le han atragantado las palabras?

–Más a menudo de lo que parece. Creo que el peor día fue el de la muerte de nuestro amigo José Couso en Irak. Me enteré cinco minutos antes de entrar en directo al plató. Mi marido, Bernabé Domínguez, había estado con él hasta el día de antes. Se echaron a cara o cruz quién se quedaba y quién se volvía a Madrid. Y mi marido volvió y él se quedó. No sé cómo hice ese informativo.

–¿Alguna vez le ha entrado un ataque de risa en pleno directo y ha tenido que tomar el relevo su compañero?

–Hasta ese extremo, no. Me clavo las uñas en la palma de la mano y sigo adelante.

–Ahora que volvemos a tener Filosofía en Bachillerato, ¿no debería volver a ser obligatorio el latín y así este país hablaría un poco mejor?

–¡Deberían ser obligatorias tantas cosas! Pero no caigamos en la tentación fácil de culpar a la escuela. La familia tiene mucho que ver en la educación de los niños. ¿Leen los padres? ¿De qué temas se habla en casa? ¿Llevan a los niños a los museos, o a explorar, o a descubrir el mundo?

–¿Es de las que ve el fútbol, Eurovisión o cualquier otro evento con twitter en la mano?

–¡Claro, es más divertido!

–Las «reinas» de las mañanas: María Teresa Campos, Ana Rosa, Concha García Campoy cuando vivía, hacían una comida mensual para ponerse al día. ¿Los «reyes del telediario» también lo hacen?

–¿Y las reinas de los informativos? ¿O es que solo hay reyes?

–En confianza, ¿le dio respeto visitar el plató de Iker Jiménez?

–Me dio muchísimo respeto sentarme junto a un grandísimo profesional como es Iker.

–¿Qué opinión tiene de la primera dama francesa, la señora Brigitte Macron?

–Todo mi respeto.

–¿Hasta cuándo se ve presentando un informativo?

–Hasta que la audiencia y mis jefes lo decidan.

–¿Con qué político no le importaría quedar a cenar?

–Las cenas son para los amigos y la familia.

–Hay gente que mira debajo de la cama, otros tienen miedo a la oscuridad... ¿Algún terror confesable?

–Lo que más, que sufra la gente a la que quiero.

–Todos estamos enganchados a alguna serie... ¿Cuál está viendo usted, ahora?

–«Fargo» y «The Handsmaid’s Tale».

–¿Realmente cree que la soledad es el nuevo lujo femenino?, tal y como sostienen las publicaciones femeninas)

–La soledad, o un ratito de soledad de vez en cuando, debería recetarse en las consultas médicas. Para ambos sexos.

–¿Es más de sofá, manta y rescatar «Sexo en Nueva York» o los suyo es el gimnasio, la cocina y la meditación? (tengo para mí que usted es muy poco frívola)

–Lo mío es aprovechar cualquier tiempo libre para jugar y reírme con mis hijas, mi marido y la gente a la que quiero. Estar con los míos al fin y al cabo.

–¿Pasa muchas horas al día en las redes?

–Me estoy quitando (risas).

–¿Hacia dónde va la situación política?

–Hacia el verano.

–Carme Chaparro, dígame algo que no le haya confesado a nadie. Soy de fiar, créame.

–Si se lo digo, tendría que matarle.