Bádminton

Carolina Marín: «Fuera de la pista no suelo chillar, a no ser de alegría»

Ha sido la primera europea en coronar la cima del bádminton olímpico, una proeza lograda a fuerza de trabajo y tesón. Su próximo objetivo, el Mundial de Bádminton de Glasgow, que arranca el día 21

Carolina Marín
Carolina Marínlarazon

Ha sido la primera europea en coronar la cima del bádminton olímpico, una proeza lograda a fuerza de trabajo y tesón. Su próximo objetivo, el Mundial de Bádminton de Glasgow, que arranca el día 21.

Ha abierto camino en un deporte sin tradición en nuestro país, gracias a un oro europeo, un oro mundial y la ansiada medalla de Río. Una proeza lograda a fuerza de trabajo y tesón. La niña que creció entre faralaes y bulerías, y que «al principio era mala con avaricia», como recordaba entre risas su madre, es hoy toda una estrella en ciertos países orientales, donde tiene que salir escoltada para que no la atosiguen los fans. Pero el «efecto Carolina» también ha estimulado a nuestros jóvenes hasta el punto de incrementarse en un 53% las licencias desde los últimos Juegos Olímpicos. Incluso la Reina Letizia apuntó a sus hijas a este deporte después de ver a la onubense sobre la cancha. La «prima dona» del bádminton nos recibe en los escasos minutos que sus ocho horas de entrenamiento le permiten, mientras se prepara para su próximo objetivo: el Mundial de Bádminton de Glasgow, que arranca el día 21.

–Decían que no estaba del todo bien... ¿Ahora sí?

–Ahora sí. Tras los Juegos Olímpicos fue una época difícil. A veces se pasan baches pero ahora me encuentro mucho mejor.

–¿Para qué competición se prepara en estos momentos?

–Para el Campeonato del Mundo, que se disputa en Glasgow.

–Decía que los Juegos había que desdramatizarlos... ¿Ahí radica el éxito de sus triunfos?

–Para los Juegos tuvimos en cuenta muchos factores. Fue una preparación muy dura y todo el equipo sabía lo que queríamos conseguir. Todo deportista sueña con ganar unos Olímpicos, pero había que desdramatizarlos. Al fin y al cabo es un torneo más. Muy especial, pero uno más.

–Por cierto, ¿dónde guarda la medalla de Río?

–La tengo en la cajita que me dieron para la medalla y la guardo en el cajón de mi mesita de noche. Aún no la tengo colgada porque a veces me piden que la lleve a algunos eventos, aunque la verdad es que me encantaría colgarla ya.

–Sus grandes rivales son orientales y usted allí es una estrella. ¿En qué país oriental se siente más cómoda? ¿Dónde pasaría unas largas vacaciones?

–Donde más me siento acogida es en India y en Indonesia, sin duda. Pasaría unas buenas vacaciones en muchos países de la zona: en las islas de Indonesia, en Tailandia...

–¿Me cuenta cómo es eso de tener que ir escoltada por aquellos lares?

–(Risas) Pues la gente no se lo cree hasta que me acompañan a algún torneo y lo ven con sus propios ojos. Sobre todo, en estos dos países (Indonesia e India) tengo muchos seguidores y no puedo ir andando al pabellón porque si no nunca llegaría.

–Hay que gritar, para que vean que no te rindes. ¿En la vida también?

–Soy dos Carolinas diferentes: una es la que se mete en una pista de bádminton y la otra, la que está en su vida personal. Cuando entro en una pista estoy muy concentrada en los entrenamientos y en seguir mejorando. Fuera de ahí no suelo chillar, a no ser que sea de alegría.

–¿Cuánto le ha ayudado Campillo, también «coach» de Lopetegui?

–Hace un año y medio necesitaba un cambio mental y al conocer a Juan Carlos opté por empezar con él y ver qué tal me iba, porque todo cambio lleva su tiempo. Hoy estoy muy feliz de contar con él en mi equipo.

–¿Me lo recomienda para mi profesión? Yo soy muy insegura...

–¡Pues claro que te lo recomiendo! No solo sirve para el deporte, sino para la vida personal y profesional de cada uno.

–¿Por qué sopla al volante antes de cada saque?

–(Risas) No soplo al volante. Me soplo la mano para intentar enfriarla y secarla porque normalmente la tengo sudada.

–En la cancha desestabiliza a las orientales, pero, ¿cuánto se debe a la preparación y cuánto a que usted es así, fuerte y competitiva?

–Efectivamente, es mi mayor ambición, porque quiero ser la mejor. Podría decirse que la preparación es lo que más valoro porque es el camino que me lleva a conseguir cada uno de los títulos que he logrado en mi carrera. Sin ese camino no se puede ir a ningún lado. Hay que saber disfrutar de él.

–En alguna ocasión ha afirmado que entrena hasta la mirada. ¿Esa mirada le sirve comprando, convenciendo, ligando...?

–Fuera de la pista está la otra versión de Carolina. Soy algo despistada y no suelo ir pendiente de casi nada porque es el único momento de desconexión que tengo. Alguna vez se puede usar, pero no es lo normal.

–¿A los chicos les da miedo una mujer tan fuerte?

–Pues imagino que no. Al menos por lo que he vivido, porque de lo contrario no estaría con mi chico ahora mismo (risas).

–¿Con quién jugaría un partido amistoso?

–Con Rada Nadal, sin duda.

–¿En alguna ocasión le ha dado rabia elegir un deporte tan «particular» y no uno más mediático?

–Nunca lo he pensado. Elegí el que me apasionaba y que me hace feliz. Me siento orgullosa de lo que elegí y no lo cambiaría por nada.

–Entrena seis días a la semana... ¿qué hace en el tiempo libre?

–Intento descansar al máximo, física y mentalmente. Me gusta sacar a mis perros, ir de compras, al cine, estar con mis amigos...

–Bailaba flamenco, ¿lo sigue haciendo?

–Desgraciadamente no tengo tiempo, pero cuando hago reuniones familiares solemos bailotear algo.

–Debe de tener alguna debilidad que no sepamos. (¡Deme un titular que llevarme a la pluma!).

–Pues podría ser que me gusta mucho comer y, sobre todo, cuando bajo a casa no puedo perderme mi plato de gambas y mi jamoncito.

–¿A qué ha tenido que renunciar?

–Podría decir que con 14 años, cuando me marché de casa, tuve que renunciar a estar con mi familia, porque fue como empezar una nueva vida, en todos los aspectos. Pero era lo que quería hacer.

–¿Qué experiencia le gustaría compartir con quien nos lee?

–Cuando yo empecé a jugar a bádminton era muy mala, era imposible decir que de ahí podría salir una futura campeona. Disfrutaba con lo que hacía e iba aprendiendo poco a poco. Lo empecé a tener más claro cuando vine a Madrid. Recuerdo una conversación con mi entrenador en el que me preguntaba qué quería llegar a ser como jugadora de bádminton y mi respuesta fue que ser la mejor en todo. Está claro que desde pequeña soñaba en grande y a día de hoy todos mis sueños se han hecho realidad, pero me sigue quedando uno: ser la mejor de la historia del bádminton.

–¿Cómo compagina el deporte con sus estudios?

–A día de hoy estoy estudiando en la UCAM y voy muy despacio. Empecé con ellos hace un año, pero antes estuve tres años sin estudiar porque preferí centrarme en el deporte. Me ha salido bastante bien por los éxitos que he obtenido, pero no he querido dejar los estudios.

–¿Qué tal se le da la cocina?

–Me gusta mucho, aunque no tengo tiempo para dedicarle. Ya he hecho algún plato laborioso, que conste.

–Pasó la medalla por el manto de la Virgen del Rocío. ¿Cómo fue ese momento?

–Nunca lo podré olvidar. Fue algo muy especial que poca gente puede hacer.

–Dice que, junto a su preparación física y mental, influye en sus éxitos su fe rociera...

–Para competir siempre llevo un colgante con la Virgen del Rocío y mi inicial. Me la regalaron mis padres.

–¿Tiene algún referente o alguna persona que le sirva de especial apoyo en los peores momentos?

–Para superar esas situaciones tienes que rodearte de la gente adecuada. Sé que tengo el apoyo de mi equipo, sobre todo, de mi entrenador Fernando.

–¿Dónde se escaparía para un plan romántico?

–Tengo muchos lugares en mente donde me gustaría ir.

–Asegura que la desigualdad de género en el deporte cada vez es menor.

–Y lo repito, aunque sigue haciendo falta más concienciación. Pero, sin duda, las mujeres de hoy en día somos un referente del deporte español.

–«Desde pequeña tuve claro que quería ser la mejor en todo»... ¡qué estrés!

–¡Estrés ninguno! (risas) He tenido claros mis objetivos y he luchado para conseguirlos.

–Le voy a sacar de su zona de confort: ¿en qué no es buena para nada?

–Cortando jamón (risas).

–¿Cómo sería su día perfecto?

–Relajada en mis playas de Huelva con mi familia.

–¿A qué serie está enganchada?

–Ahora estoy viendo «Homeland» y también sigo «Juego de Tronos», aunque estoy esperando a que salga la última temporada entera.

–Cuando no entrena ni estudia...

–¡Descanso!

–¿Qué música le emociona?

–La de Manuel Carrasco.

–¿Y el tipo de literatura que le atrapa?

–Me gustan los libros de motivación o de aventuras.

–¿Está muy enganchada a las redes?

–Un poco sí (risas). Lo confieso. Intento leer los comentarios que me ponen mis seguidores.

–Pablo Alborán me decía que en la vida había que tener un plan B. ¿Cuál es el suyo para cuando abandone la competición?

–Ahora mismo no pienso en eso, ya se verá lo que depara el futuro. Estoy estudiando fisioterapia, pero nunca se sabe.