Investigación científica

¿Es malo para la salud orinarse en una piscina?

Mar Muerto es el nombre de la piscina más grande del mundo que está en China. Puede acoger hasta 10.000 bañistas
Mar Muerto es el nombre de la piscina más grande del mundo que está en China. Puede acoger hasta 10.000 bañistaslarazon

Lo de ser divulgador científico tiene estas cosas, hay que hablar de todo, al menos de todo aquello que sea relevante, curioso y que además lleve el sello de alguna institución científica seria, una investigación rigurosa, una sociedad de expertos prestigiosos. En este caso el tema, no me negarán, curioso es, y de interés general también entre los muchos usuarios de la sana práctica de nadar en la piscina. Para colmo, lo que les voy a relatar viene avalado por la celebérrima Sociedad Americana de Química. Así que vamos a ello. Orinar en la piscina no sólo es una horrorosa muestra de falta de urbanidad sino que perjudica seriamente la salud.

Las aguas de estos centros públicos suelen estar tratadas con productos químicos muy bien estudiados para mantener alejado el riesgo de colonización de bacterias como la «Salmonella» o la «E.Coli». Pero estos desinfectantes, en ocasiones, interactúan con los fluidos corporales humanos, con la suciedad o el sudor.

Por supuesto también lo hacen con la orina.

Cuando dos sustancias interactúan, por ejemplo, orina y desinfectante para piscinas, pueden producir una tercera sustancia, un subproducto de la reacción química inicial. Cuando el cloro de las piscinas reacciona con elementos muy ricos en nitrógeno genera cloraminas. Un elemento muy rico en nitrógeno es la orina humana. Otro, el sudor.

En una piscina cubierta, muy concurrida y con hábitos de higiene manifiestamente mejorables de los bañistas, las cloraminas son muy habituales. De hecho son las causantes del característico «olor a piscina».

Una de esas sustancias, la tricloramina, causa irritación en los ojos y en la piel y, absorbida en exceso, puede provocar problemas respiratorios.

Análisis realizados en los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos han demostrado que muchas de las tricloraminas encontradas en las piscinas públicas son el resultado del contacto del cloro con sudor y orina. Además, cuantas más cloraminas hay, menos densidad de cloro tiene la piscina y más fácil es que sea colonizada por microorganismos patógenos

Así que, aunque suene duro decirlo, cuando salga la próxima vez de su baño relajante con los ojos enrojecidos piense de dónde habrán salido la tricloraminas que provocaron la irritación. O mejor no, no lo piense.