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«Black-ish»: Y el color llegó a la televisión americana

«Black-ish»: Y el color llegó a la televisión americana
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Si por algo se ha caracterizado la temporada 2014-2015, es por la definitiva llegada a la ficción televisiva de la diversidad racial que tanto necesitaba el medio y reclamaban las organizaciones para la defensa de los derechos de los afroamericanos y los inmigrantes. Uno de los responsables de este desembarco, que ha acercado a los espectadores realidades existentes en su país pero que la televisión apenas reflejaba, se encuentra en Kenya Barris. Este afroamericano nacido en Los Ángeles en 1974 es el creador de la comedia de la ABC «Black-ish», que en España se emite en Neox, una de las sorpresas de la última temporada.

El planteamiento de la producción no es muy novedoso: la historia de una familia de clase media alta de Los Ángeles, con el padre como narrador y principal protagonista de la serie. El interés, y la novedad, está en el color de la familia; ya que los Johnson son negros, presumen de ello y hablan de ello. André, el padre, lucha por inculcar a sus hijos los valores afroamericanos, pero Zoey, André Jr. y los mellizos Jack y Diane no perciben las diferencias de raza que vivió su padre o sufrió su abuelo. Por fortuna, Rainbow, la paciente esposa de André y madre de sus cuatro hijos, está junto a ellos para ayudarlos a encontrar lo mejor de sí mismos.

La principal virtud de «Black-ish», que en el lenguaje coloquial se utiliza para referirse a los afroamericanos que no se ciñen a los estereotipos, es su capacidad para plasmar esta realidad sin tapujos ni remilgos. Si hay que decir «negro» se dice y si hay que comentar su relación con la comunidad latina y cómo se refieren a ellos, se hace. Por muy incorrecto que sea.

Así llegan a la pantalla, por fin, las realidades de los afroamericanos acomodados, que hasta ahora eran prácticamente invisibles para la ficción televisiva. Y se establecen pautas interesantes para llevar a la pantalla las relaciones interraciales o la asimilación cultural, que se percibe especialmente en las generaciones más jóvenes.

Anthony Anderson, que interpreta al alocado y amoroso André, logró hace unos días su primera nominación a los premios Emmy, en la categoría de mejor actor de comedia, gracias a su trabajo en la serie. Pero Tracee Ellis Ross, como Rainbow, y sus vástagos en la ficción también merecían su reconocimiento, ya que para la serie es tan importante su desvergüenza como la confraternización que demuestra la familia Johnson. Los padres chocan habitualmente, creando situaciones alocadas, mientras los más pequeños tienen su personalidad propia, comiéndose la pantalla en los primeros episodios, y los adolescentes se mantienen como foco de interés sin molestar. Cosa que, desafortunadamente, se da poco en las series de televisión. Este simpático grupo gana enteros después de que Barris confesase en una entrevista que para crear a los Johnson, se inspiró en su propia familia.

Junto a «Fresh Of the Boat», centrada en la comunidad asiática, y «Jane The Virgin», en la latina, «Black-ish» se ha convertido en un soplo de aire fresco en la comedia estadounidense, planteando desde el humor temas muy relevantes en la sociedad y las grandes minorías. Unos temas que, ya fuese por falta de interés o por ignorancia, hasta ahora se habían mantenido lejos de la ficción televisiva.