Toros

Alejandro Talavante: «El miedo me genera ansiedad, pero acaba seduciéndome»

Es torero, audaz, ingenioso e imprevisible. Intuyes cómo comienza una frase, pero da un giro sorprendente al final. Ya lo dice él: «Soy más divertido de lo que parezco»

«Ramos y yo somos amigos de críos. Le admiro y a veces siento envidia sana»
«Ramos y yo somos amigos de críos. Le admiro y a veces siento envidia sana»larazon

Es difícil de encasillar, cuando crees que anda en un parámetro pega la media vuelta. Esa capacidad para lo imprevisible le ha hecho ganar un buen puñado de adeptos en el ruedo. Alejandro Talavante fue el último que con un triunfo, y eso que no cortó trofeos, logró colocarse en la cima y codearse con las figuras. Ahora vive allí «enganchado» al toro y al toreo desde hace años, a pesar de sus 27. Hay que dejarle hablar, después de los silencios, aparece el verdadero Talavante. No lo cuenta todo, pero a esas alturas ya se ha picado el anzuelo.

–¿Los toros son de derechas, de izquierdas, de centro...?

–Los toros los pobrecitos no saben de qué son. El toreo es interplanetario por mucho que quieran poner etiquetas. Mira, José Bergamín era comunista.

–¿Qué hubiera sido Alejandro Talavante de no ser torero?

–Ni idea. Yo era un niño inquieto y curioso. Todo me llamaba la atención. Me decidí por una profesión de emociones fuertes y cuando pruebas esto la vida se ve desde otra perspectiva.

–¿Y engancha?

–Engancha cuando puedes controlar esa adrenalina; si no el pánico genera insatisfacción.

–Dicen que sois de otra pasta, ¿qué hay de verdad?

–Creo que si somos de otra pasta es por la educación que recibimos y que hace el milagro.

–¿No se le escapa el valor por las heridas?

–Depende de qué heridas. Hay cornadas que te marcan mucho y es cierto que igual que te puede quitar, también te puede dar si ha llegado en un momento en el que te estás sintiendo. Hay distintas maneras de caer herido.

–¿Quién ama más al toro un torero o un animalista?

–La madre de un animalista diría que su hijo y mi madre diría lo contrario. Pero lo que está claro es que no se puede promover el odio entre la gente. Y es lo tienen que frenar los políticos. El respeto se puede fomentar, pero si se incita a la violencia se acaba, como estamos, con insultos.

–¿A quién devolvería a los corrales?

–Prefiero no pensarlo, porque enviaría a más de uno.

–¿El éxito es tan maravilloso como uno sueña de chaval?

–No, el éxito es bastante sacrificado. Llega un momento en el que el sacrificio implica tanto que cuando el éxito llega es una recompensa. Pero es bastante distinto a como lo ves cuando eres niño.

–¿Qué es lo que le sigue manteniendo ahí?

–Lo único que no cambia: lo que uno siente al ponerse delante del toro. Si estás despierto, sientes lo mismo que soñabas de niño y entonces es cuando te das cuenta de que has tomado la decisión acertada.

–¿No tiene bastante con dos toros cada tarde que el 19 de agosto se encierra con seis en la Picassiana de Málaga?

–(Se ríe) Prefiero no pensarlo mucho. Antes tengo unas cuantas corridas y para llegar a Málaga bien es importante que rueden las cosas antes. A pesar de la incertidumbre me ilusiona mucho un compromiso así. La presión se multiplica, eres el centro de atención y todo el espectáculo recae sobre ti, pero también me hace ilusión estar solo y no tener que esperar a que toree otro.

–Ese día torea un toro de Adolfo Martín, ¿palabras mayores?

–No, todos los toros son palabras mayores. Una de mis mejores faenas en Madrid fue con un toro de Adolfo.

–¿Qué le asusta de un toro?

–Cuando me quiere coger y cuando veo que me va a a coger.

–Y cuando le ha cogido...

–Ya no hay nada que hacer más que entregarse al lío que él quiera hacer contigo.

–¿Qué le asusta más de un político?

–Que sea tramposete. El populismo es dañino a largo plazo.

–¿El toro habla, le dice cosas?

–El toro no habla, pero sí tiene mucha expresión que hay que saber intuirla y tener esa sensibilidad para poder entenderte.

–¿Sólo manda uno en el ruedo?

–Sí. A veces ocurre que el toro está limitado físicamente y entonces no manda nadie. Bueno de hecho el único que manda siempre es Dios.

–¿Se torea por dinero?

–No hombre no, desde luego que no. Si las cosas salen bien uno quiere que eso se vea ratificado, es la categoría, pero no el motor.

–¿A quién admira?

–Es una evolución. Ahora por ejemplo con la corrida de Málaga que es un homenaje a Picasso, vas indangando y quiero que sea un homenaje de verdad no algo gratuito y sin sentido que se quede en la estética. Le admiro.

–¿Es tan valiente fuera del ruedo como dentro?

–Es distinto, como decía Belmonte, «al que lidia hombres y bestias, el que sabe parar domina».

–¿Es un tipo con suerte?

–En unas cosas sí y en otras no. Depende de la perspectiva, pero las cosas hay que aceptarlas.

–¿En qué no tiene suerte?

–No es que sea muy guapo...

–¿Le pasa factura el miedo?

–Sí, pierdo peso y me genera ansiedad y no es fácil llevarlo, pero termina seduciéndome.

–¿Le cambia el carácter?

–Sí, pero cuando es así intento quitarme del medio para que nadie tenga que aguantarme.

–Con todo lo que se sufre, ¿con qué se divierte?

–Con algunos comentarios que hay en la plaza; soy más divertido de lo que parezco y una plaza está llena de vida donde se dan escenas surrealistas.

–Un día hasta se animó a cantar.

–Si lo tuviera que repetir sería incapaz, me daría vergüenza.

–¿Cuándo fue la última borrachera, si se puede contar?

–(Ríe) Es que no se puede contar.

–¿Le pega al balón?

–Soy de los que se amargan por no jugar un poco mejor.

–¿Lleva balón en el coche cuadrillas?

–Mejor que eso. En algunos sitios donde toreo, con tiempo, organizamos la tarde antes un partido con algún equipo de veteranos. Me gusta jugar con gente que no conozco.

–¿Tiene un equipo en el corazón?

–Soy del Madrid, pero me gusta mucho el fútbol.

–¿Muy del Madrid o muy de Ramos?

–Sergio y yo somos amigos de críos y luego hemos tenido la suerte de que las cosas nos han ido bien. Le admiro mucho. A veces siento envidia sana.

–¿Un triunfo o que su equipo gane una final?

–Que sea lo que Dios quiera.

–¿A quién iría a ver en concierto?

–A muchos, creo que haría un festival. Me encanta el flamenco, pero también Leiva, Sabina, Calamaro, Bruno Mars o Red Hot Chili Peppers. No hay que ser cerrado en los gustos.

–Además de la profesión de riesgo, ¿alguna otra actividad?

–¡El fútbol! Todo el mundo me dice que cuidado con las lesiones, y es verdad, pero el miedo limita mucho toda la diversión que puede haber en un día.