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Josep Pedrerol: «Me repatean los pintamonas que quieren quedar bien con todos»

El periodista se considera un rebelde que va de frente y al que no le importa mojarse aunque tenga que pagar un peaje

Josep Pedrerol
Josep Pedrerollarazon

En los últimos tiempos es un trabajador estajanovista por propia voluntad: «Jugones», «El chiringuito de Jugones», el post partido de la «Champions» y las colaboraciones de él y su equipo en LA RAZÓN. Sin embargo, parece relajado. Josep Pedrerol es un animal televisivo que no duda en sacar el colmillo y lo sabe. Tampoco ignora que es de esos periodistas que gustan e irritan según el gusto del espectador de turno. La fama la lleva como si no fuese con él y sí, tiene vida más allá del fútbol, aunque se ocupa de que esté muy bien blindada.

–Sabe que es un periodista de filias y de fobias. ¿Lo mejor es no serle indiferente a nadie?

–Mire, el otro día me dijeron: «Eres un personaje». Pregunté por qué y me contestaron: «En el momento en que te imitan ya te conviertes en uno». Entiendo que a alguna gente le caiga mal. Yo tengo mi cuenta oficial de Twitter porque soy valiente, no como otros que tienen miedo a que les insulten y les digan lo malos que son. Es lo que pasa si uno se moja. A mí los pintamonas que quieren quedar bien con todo el mundo me repatean. Me acuerdo de que cuando desapareció «Punto Pelota», y antes de llegar, a Atresmedia, una señora me dijo: «En realidad no me gustábais, pero os echo de menos». Soy un mal necesario... ¡Ja,ja,ja!

–¿Por qué está tan politizado el fútbol?

–Siempre ha sido así. Me contaban que durante la dictadura, cuando no había libertad, celebrar un gol del Barça era en el fondo gritar ¡Visça Cataluña! Eso lo puedo entender. Los políticos siempre intentan vincularse a los éxitos de los equipos para sacar algún voto y sigue ocurriendo. En estos momentos me molesta que un presidente del Barça tenga que decir sí al referéndum soberanista. Este club es mucho más, como el Madrid. Muchos aficionados, sobre todo en el extranjero, no saben nada de independencia o si el Real Madrid es el club que representa a España o no. Son chavales que les siguen porque les gusta Ronaldo o Messi y lo demás les da igual.

–¿La política española necesita a un Mourinho?

–Sí. En el momento en que un político necesita tantos asesores es que algo falla. Necesitamos a gente que dé la cara aunque luego meta la pata. Mourinho no podría ser político nunca. Yo tampoco. Si vamos de frente, no podemos ejercer la política.

–¿Quién va romper el bipartidismo de la Liga entre el Madrid y el Barcelona?

–Es complicadísimo porque son dos de los mejores equipos del mundo. Puede que el Atlético de Madrid si no le pesa estar en tres competiciones... Simeone sería el Pablo Iglesias del fútbol porque ha conseguido aglutinar a los débiles frente a los poderosos. El entrenador argentino tiene carisma y lanza mensajes que calan entre los suyos. Por sí solo te levanta a un vestuario y a la afición. Transmite los valores del Atlético de Madrid.

–Acepto a medias la comparación porque Pablo Iglesias y Podemos tienen que demostrarlo.

–No sé adónde van a llegar, pero ha sido un soplo de aire fresco. De todas maneras yo quiero ver a los políticos en el poder para juzgarles. No estoy de acuerdo con los que dicen que es un partido nacido en la televisión. Fue creado y ha crecido electoralmente gracias a los políticos corruptos.

–Se dice que los periodistas deportivos son unos futbolistas frustrados. ¿Usted lo es?

–Era un futbolista horrible.

–¿Le hubiese gustado ser Guti?

–Seguro que habría sido tan rebelde como él. Yo le critiqué mucho durante su etapa como jugador y a veces me arrepiento. Creo que fue un gran incomprendido. Los futbolistas viven en sus burbujas pero sus familias no. Cuando viene algún tertuliano nuevo, lo primero que le digo es: «Vale, critica, pero lo que no quiero es que la madre de uno de ellos se vaya a la cama preocupada por algo que hayamos dicho». Somos sanos y no queremos hacer daño. Mire, a nosotros nos llegan con frecuencia fotos e informaciones de espectadores que han visto a un jugador divirtiéndose hasta las tantas de la madrugada y nunca las emitimos. Respetamos su vida privada. Dirán que «El chiringuito de jugones» es telebasura pero nosotros no vamos persiguiendo a jugadores por las discotecas.

–Nuestra generación ha visto jugar a Maradona, a Schuster, a Zidane y ahora a Messi y a Ronaldo. ¿Somos unos privilegiados?

–A la gente que va al campo y pita a Ronaldo ni la entiendo ni la disculpo. Es como ver a Messi; es una delicia porque juega como lo hacía de niño. Digamos que el argentino es un jugón que ha aprendido en la calle y Cristiano es producto de laboratorio, evoluciona y trabaja mucho para ser el mejor del mundo.

–Me ha dado mucha pena cómo se ha ido Casillas del Real Madrid.

–Fue una despedida fea. Llevaba dos años que no estaba al nivel ni para ser portero del Real Madrid ni de la Selección. El otro día me dijo un aficionado: «Tú has echado a Casillas del club». Perdón, yo no tengo tanto poder. Casillas merece el respeto de todos porque ha sido muy grande. Cuando se marchó al Oporto me dijo: «Volveré a ser el mejor». Le comenté: «Tú puedes».

–¿Cómo ve la revolución tecnológica que estamos viviendo?

–Vivimos en las redes sociales y valoramos poco lo que teníamos. Yo soy muy de barrio y veo cómo está desapareciendo ese mundo. Me gustaban mucho los cines que estaban cerca de casa, los quioscos... Todo eso está desapareciendo y me sabe mal, porque los jóvenes hacen buena parte de su vida en un centro comercial.

–Twitter, internet... ¿No habría que mirarse más a los ojos?

–Para algunas cosas ha sido una gran ventaja, porque familias que viven separadas pueden hablar gratis por Skype y WhatsApp, pero también es cierto que se da la paradoja de que acerca a los lejanos y aleja a los cercanos. Conozco un restaurante en el que, además de que no tiene cobertura, te obligan a dejar el móvil en una bolsa para que recuperemos la comunicación visual y no estemos pendiente de él. Me parece divertido. Creo que pronto habrá médicos especialistas en curar la adicción a los móviles.

El lector

«Me preocupa el futuro de los periódicos impresos. Creo que necesitan adecuarse. A mí no me interesa que me cuenten una noticia que sucedió el día antes, porque ya lo sé por internet. Necesito que vayan más allá, que me ofrezcan análisis, estadísticas, y opinión, que complementen lo que ya sé. Lo digo desde el cariño absoluto porque me gusta mucho leer los periódicos impresos, pero no puedo evitar hacer esta observación que mucha gente comparte conmigo. Indudablemente siguen siendo una referencia, pero, insisto, tienen que adecuar sus contenidos al escenario tecnológico actual. También demando más columnistas que se impliquen de verdad sobre lo que opinan. Algunos son muy tibios».