Cibeles Fashion Week

Ana Locking le declara la guerra a Cibeles

En su pasarela predominó el estampado militar: «He tratado de organizar el caos», explicó la diseñadora, en un día en que también desfilaron Dolores Cortés y Francis Montesinos, entre otros.

Lucía Dominguín, de 20 años y hermana pequeña de Bimba Bosé –se llevan 21–, debutó como modelo en la MBFWMadrid en el desfile de para Francis Montesinos.
Lucía Dominguín, de 20 años y hermana pequeña de Bimba Bosé –se llevan 21–, debutó como modelo en la MBFWMadrid en el desfile de para Francis Montesinos.larazon

En su pasarela predominó el estampado militar: «He tratado de organizar el caos», explicó la diseñadora, en un día en que también desfilaron Dolores Cortés y Francis Montesinos, entre otros.

Para la próxima primavera-verano no eres nadie sin un chubasquero, un pijama y un batín. Aún es pronto para conocer la previsión meteorológica a un año vista y si para entonces seguiremos durmiendo con Gobierno en funciones. De momento, por los desfiles madrileños no ha pasado nada más que Cifuentes, presidenta de la Comunidad, porque Ana Botella, al estar retirada, no computa. Se anunció que acudiría la alcaldesa Manuela Carmena, pero llegaron en cambio Belén Esteban y su hija, Andrea. «Es la segunda vez que vengo y la primera con mi hija, nos gusta mucho la moda y nosotras somos de Dolores Cortés», comentó. Y precisamente los trajes de baño galácticos de la valenciana, que antes que diseñadora fue médico –y eso se nota en su preocupación por hacer una línea para mujeres con masectomías–, abrieron la segunda jornada de la MBFWMadrid. Cortés presentó una colección diseñada en 3D con «culottes» altos y sujetadores de copa a modo de conchas acolchadas: «Hago referencia a los movimientos Op Art y Cinético», explicó, pero desde la tribuna no se apreciaba tanto Op Art como un trabajo creativo admirable con unas cintas y medio metro de tela, lo que se necesita para crear un traje de baño.

Cortés compartía pasarela con Ulises Mérida, que no olvidaba la camisa Bettina que Givenchy inventó en 1972, y que básicamente es corta, recogida por detrás y tiene manga tres cuartos. «Es mi colección más diferente. De pronto me siento inseguro de haberme arriesgado demasiado. Estoy influido por la luz, de ahí mi referencia a Sorolla y a las mujeres que pasean por el Lido en “Muerte en Venecia”». Blanco, azul y gris han sido las paletas de colores de Ulises para unos trajes que no marcan la cintura y que están construidos a base de piezas geométricas.

Homenaje a las fallas

Francis Montesinos estuvo levantando su falla-desfile desde el día anterior. Un equipo de 30 personas montó en el escenario una plantá que costó más de 10.000 euros en flores naturales para la mascletá que fue su «show», porque lo del valenciano siempre es un espectáculo, desde el himno de Valencia al baile en directo con un cuerpo de flamenco de Las Minas. Su ropa iba llena de mensajitos reivindicativos con un objetivo: «Fallas Patrimonio de la Humanidad». Sacó, como es su costumbre, de todo. Punto a mano, el estampado con los colosos que salpican las calles de su ciudad en Fallas –«es un homenaje a los artistas falleros», dijo–, las faldas para los hombres, los volantes, los bordados, las mezclas de tejidos y piezas superpuestas. Montesinos en esencia cien por cien, porque esta colección ha sido diseñada en su totalidad por él en su casa-huerta y debajo de un limonero. Por cierto, se encargará del vestuario del próximo lanzamiento discográfico de Rosario Flores, que saldrá en breve.

Y llegamos a las 35 propuestas de Juanjo Oliva, de las que El Corte Inglés escogerá 25 para producirlas. «Ahora, a mis 44 años, lo que quiero es hacer una ropa bonita y no vivir la asfixia de la moda. Es una colección muy personal por bastantes motivos, porque me ha llegado la crisis tardía de los 40. Y es muy feliz y romántica porque la enfermedad de David Delfín me ha movido mucho por dentro y me ha hecho pensar en lo que realmente importa», explicó ayer. De tres semanas que pasó en Nueva York se trajo los bocetos de una colección vaporosa en la que predominan la gasa, los trajes largos con capa desde los hombros y que acaban en cola, la silueta marcada a la cintura, los escotes pronunciados y largas aberturas en las faldas que dejan las piernas al descubierto. Las joyas las puso Anton Heunis.

Si Oliva era un remanso de paz, lo de Ana Locking, que es una curranta de base, fue un conflicto bélico: «Estoy muy peleona. Me he basado en la gente con pensamiento independiente y que arriesga. Mi colección es una oda a pensar. He tratado de ordenar el caos y, por eso, primero he rasgado las telas para luego construirlas». Predomina el estampado militar, el «voile» de algodón y la originalidad. Ojalá a Locking la viniese a ver un inversor generoso.

Hannibal Laguna contaba que le hizo el traje de boda a Rociito Carrasco sin que ella lo viese y que las medidas las tomó con sólo palparla. Por su parte, Duyos montó un jardín botánico con joyas de Folli Follie: «Siempre que viajo visito los mercados y los jardines», decía. La botánica a la búsqueda de la belleza es su lema; flores bordadas, capullos de guipur y volúmenes como corolas de flores. Para el final, el vestido botella Mar de Frades, que han estado cosiendo cuatro bordadoras durante dos semanas. Mientras, Ion Fiz se sube a un crucero de Pullmantur por aguas del Báltico y crea una colección marinera con piezas unisex, con red de pescadores de Fuenterrabia, algodón encerado y una novia con doble corsé para retrasar la noche de bodas.