Moda

En Francia ya no hay gallinas

Ni hablar de política

En la imagen, Ana Botella en el desfile de Roberto Torretta en la Pasarela Cibeles de la MBFWM2016 apoyando la moda
En la imagen, Ana Botella en el desfile de Roberto Torretta en la Pasarela Cibeles de la MBFWM2016 apoyando la modalarazon

Ayer a mediodía, a la hora de haber soltado en la tribuna de oradores el diputado de Podemos, Pablo Iglesias, durante el debate de investidura en el Parlamento español, la barbaridad que bramó sobre Felipe González y que no pienso repetir en este escrito, me encontraba con su esposa Mar García Vaquero en las puertas de la Embajada Francesa y aún con el susto en el cuerpo (y también, indignación), ella, como señora que es, no quiso hacer ningún comentario sobre ese diputado con coleta. Eso sí, constatamos que las redes sociales se habían incendiado respondiendo a la barbaridad, algo es algo.

Menos mal que las propuestas de Costura de Marta Rota y su firma Tot-Hom nos hicieron cambiar las tornas con algo bello. Un desfile de una colección que podría ser «crucero» porque es la propuesta de Alta Costura para esta primavera y verano fuera de calendarios de moda. En los salones de la soberbia residencia del Embajador Francés, Yves Saint-Geours, un espacio libre ya de gallinas y plantaciones de maíz, pudimos ver todo tipo de propuestas para cualquier hora del día y de la noche en las que abundan las telas troqueladas, los pantalones rectos, los pesqueros, los trajes con silueta años 70 e incluso, el regreso de los vestidos sueltos con un par de volantes. Abriguitos cortos para pasar el entretiempo en la cornisa Cantábrica y zapatos con suela de goma entre bota y zapatilla de deporte con cordones.

Muy atentas, en una primera fila muy artística, no paraban de hacer fotos y vídeo; Mabel Lozano, que tampoco para de recibir premios por sus películas en las que da visibilidad al gravísimo problema de la trata de blancas, a su lado Rossy de Palma, divina y muy bien interpretada con sus estilismos propios y Celia Forner, valenciana que fue la mejor modelo del mundo que compartió coche y conductor con la actriz mallorquina. Lo mismo que Ana Belén y Pastora Vega, que llegaron juntas y juntas de marcharon. Maribel Yébenes, desde aquí recomiendo ahorrar y darse uno de sus tratamientos de estética que son mucho mejor que peregrinar a Lourdes a pedir un milagro y para muestra, Isabel Preysler que, aunque haya lanzado su línea de cremas, sigue siendo fiel al salón de belleza de Yébenes, por algo será. Enfrente, Cari Lapique enfundada en un arriesgado traje amarillo que lucía feliz porque su marido ya está recuperado del susto cardiaco que les dio hace unas semanas, lo único malo (para él no para su salud) es que le han prohibido fumar y eso lo lleva mal, como Adela Penedo, otra ex fumadora y creadora de los adelgazantes bañadores A&V que llevan todas las famosas y que abrirá tienda en la madrileña Serrano, 25 la próxima semana.

En otro salón de la residencia francesa, estaba la parte política, la mujer del ex presidente, Felipe González, Mar García Vaquero y sus hermanas Carmen y Begoña, esta última, recién llegada, con un color estupendo, de Santo Domingo y las tres con joyas de ámbar diseñadas por el ex presidente del gobierno. Me gustó el colgante verde de Mar, era un ámbar lleno de hojas. Junto a ellas, la ex alcaldesa de Madrid, Ana Botella, con un chaleco blanco largo que se había comprado en Nueva York y una camisa de mangas abullonadas de Uterque.

Fue preguntarle su opinión sobre el Debate de Investidura y ponerse la mano en la boca para no caer en la tentación de decir algo y salir pitando. Eso sí, antes nos había comentado que estaba feliz fuera de la política. Fue terminar el desfile de las propuestas de Tot-Hom y formarse corrillos de invitados para ver la foto del beso en la boca del diputado, Pablo Iglesias, con el también diputado y activista, Xavier Domènechs. A más de uno se le pasó por la cabeza que, ya que estábamos en suelo francés, quedarse ahí así que pasen cuatro años.