Pasarelas

Marisa Jara: «Estoy tan en contra de la anorexia como de la obesidad»

Acaba de publicar su primer libro, «La talla o la vida», donde cuenta cómo superó la bulimia antes de convertirse en una modelo «curvy».

Marisa Jara: «Estoy tan en contra de la anorexia como de la obesidad»
Marisa Jara: «Estoy tan en contra de la anorexia como de la obesidad»larazon

Acaba de publicar su primer libro, «La talla o la vida», donde cuenta cómo superó la bulimia antes de convertirse en una modelo «curvy».

Atrás quedaron aquellos años en los que Marisa Jara (Sevilla, 1980) acaparó titulares por ser pareja de Manu Tenorio, Joaquín Cortés y José María Cano. Hoy es noticia por ser una de las modelos «curvy» españolas más conocida fuera de nuestras fronteras. Pero para llegar hasta ahí tuvo que decir basta a las presiones de la industria de la moda, que la llevaron a sufrir un grave desorden alimenticio que casi le cuesta la vida. Una traumática experiencia que marcó un punto y aparte en su carrera y que narra en primera persona en «La talla o la vida» (Temas de hoy), libro que presentó ayer con el objetivo de concienciar sobre los estrictos cánones de belleza que imperan sobre las pasarelas.

–¿Qué es una modelo «curvy»?

–Una mujer con curvas, pero sobre todo una mujer con personalidad, que demuestra que para ser modelo no se necesita una talla 36. Las jóvenes deben saber que las chicas de portada a las que se quieren parecer no son reales, están muy retocadas. Recuerdo que cuando era modelo convencional hice en Nueva York una sesión fotográfica con el grupo británico Duran Duran y cuando vi las imágenes publicadas no me reconocía.

–El libro que presenta se titula «La talla o la vida». ¿Ser modelo de tallas grandes es elegir la vida?

–El título se refiere a mi decisión de abandonar las pautas de extrema delgadez que rigen el mundo de la moda tras sufrir bulimia nerviosa. Decidí seguir siendo modelo, pero de manera saludable.

–¿Pero en el mundo «curvy» todo es de color de rosa?

–En el año y medio que llevo trabajando en él no he recibido ningún tipo de presión ni exigencia fuera de lo normal. No es un camino de rosas, ni mucho menos, pero se trabaja de manera más sana y relajada que en la moda convencional.

–¿Cuál suele ser su menú diario?

–Como muy variado: desde zumos naturales hasta tostadas, café y cereales, y sobre todo mucha verdura. En mi caso hago lo que llamo un «80-20»: 80 por ciento de comida saludable y 20 de caprichos.

–Hay quienes identifican la moda «curvy» con la comida basura...

–Para nada. Estoy tan en contra de la anorexia como de la obesidad. Existe mucha confusión: a las modelos de tallas grandes también nos exigen unas medidas, normalmente estar entre la talla 40 y la 52. Nos cuidamos y vamos al gimnasio, pero sin llegar a obsesionarnos.

–No es la primera que denuncia las presiones de la industria de la moda sobre el peso de las modelos. ¿Por qué sigue existiendo impunidad al respecto?

–No lo entiendo. En mi caso, puedo decir que cuando trabajaba como modelo convencional la delgadez nunca era suficiente, siempre pedían más y más.

–En el libro cuenta que incluso llegaban a revisarle la bolsa de la compra...

–Sí. Me ocurrió en Japón durante mi primer contrato a los 16 años. Los representantes de la agencia vivían en la misma residencia que yo y el resto de modelos. Un día volvía de la compra y uno de ellos me abrió la bolsa para quitarme las chucherías y el pan. Sólo me dejó las verduras. Además, todos los días me medían y pesaban.

–¿Y entre las modelos no hablaban de esa situación?

–No. Cada una llevaba lo suyo en secreto. Era difícil que alguna reconociese sus problemas. Fue mi caso, porque entonces tampoco quise hablar ni pedir ayuda al respecto.

–¿Qué repercusión cree que tendrá su libro?

–Confío en que por lo menos sirva de ayuda a las chicas que estén pasando o hayan pasado por lo mismo que yo. Muchas no se atreven a desvelar que tienen anorexia o bulimia, es aún un tema tabú.

–¿Qué echa de menos de su época como modelo convencional?

–Nada. Sigo viajando y trabajando igual, y mantengo mis amistades.

–Hay quienes dirán que, pese a que hace una crítica del mundo de la moda, continúa en él...

–En realidad no lo critico. Sólo doy a conocer mi historia para intentar que las cosas cambien. Para mí la moda es un estilo de vida.

–Salió con Joaquín Cortés, Manu Tenorio y José María Cano. ¿Cómo fue vivir su trastorno alimenticio con parejas conocidas?

–Por entonces mis problemas con la comida aún eran muy puntuales, por lo que no trascendieron. Pero he de decir que ninguno de ellos jamás pronunció un comentario despectivo sobre mi físico.

–¿Y cómo está ahora su corazón?

–Llevo bastante tiempo sola, disfrutando de mi familia y de mi trabajo. Aunque soy muy complicada en el amor, nunca estoy cerrada a él.

–Ha dicho que quiere ser madre. Si por motivos profesionales se lo impidiesen, ¿recurriría a la gestación subrogada?

–Reconozco que soy bastante clásica y me encantaría ser madre una vez que me case, pero no lo descarto. Lo veo maravilloso y en España debería regularse ya.

–Y si su hijo le dijese: «Mamá, quiero ser modelo»?

–No se lo impediría, aunque tendría mil ojos.

–¿Quiénes son sus referentes como modelo?

–La principal, Laetitia Casta porque no esconde sus curvas. También, Monica Bellucci.

–¿Qué hara cuando se le acaben los contratos como modelo «curvy»?

–Seguir diseñando para mi marca de complementos. Llevo haciéndolo diez años.