Andalucía

Anticapitalistas neoliberales

La Razón
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Antonio Castellano, empleado despedido por el grupo parlamentario de Podemos en la cámara regional, deberá ser readmitido en su puesto por mandato judicial después de cobrar más de 6.000 euros como indemnización por daños morales. La única razón por la que Teresa Rodríguez lo apartó de su puesto fue su alineación con el sector crítico, crítico con ella, en las primarias del partido. «Vae victis», reza el adagio latino que el comunismo de toda época aplica inmisericordemente en sus purgas, desde los procesos de Moscú hasta Semprún y Claudín, quienes para La Pasionaria eran «intelectuales con cabeza de chorlito». Habló la cómplice de los genocidios (en plural) estalinistas. Debe irse, pues, el vencido para al menos salvar la vida pero, sobre todo, Rodríguez y su hedionda corte del botellín-borroka han de aprender a distinguir entre el ámbito partidario y la esfera profesional: la desafección ideológica no justifica la vulneración de los derechos laborales, por más que estos revolucionarios de taberna todavía confundan el culo de la obediencia ciega con las témporas del trabajo bien hecho. Lo más paradójico, encima, es que los jerarcas podemitas usaron para fulminar a Castellano la flexibilización de las condiciones de despido prescrita por la reforma laboral de Rajoy cuya derogación piden con aspaventera histeria: dos diítas de paga por lustro trabajado y a correr. Pues se hacen llamar «corriente anticapitalista», los tíos, pero no veas con qué entusiasmo se aplican las ventajas del neoliberalismo. Se les está complicando el tránsito entre el vaporoso mundo de las ideas y la dura realidad. Al camarada Kichi le encanta, por lo visto, que la Armada venda material bélico a Arabia Saudita siempre que los artilugios mortíferos dejen jornales en Cádiz.